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Más que baile para un aniversario

El más veterano de los tres grupos de danzas de Estella, Larraiza, sube al escenario con su casi centenar de integrantes en un montaje preámbulo de sus bodas de oro.
Egilea
M.P.A.M
Komunikabidea
Diario de Navarra
Tokia
Lizarra
Mota
Albistea
Data
2015/09/29
Lotura
Diario de Navarra
Larraiza, el más veterano de los tres grupos de danzas de Estella, inicia un nuevo curso volcado en los preparativos de su 50 aniversario. A esa fecha redonda le falta que el calendario cambie de año y de paso al 2016, pero este otoño previo llega ya para ellos con preámbulo. El grupo moviliza al conjunto de sus integrantes - y suman casi el centenar entre adultos y niños- para subir justo dentro de cuatro semanas al escenario de la mayor de la sala del cine Los Llanos.

A lo largo de dos jornadas -el viernes 23 y el sábado 24 de octubre- representarán el montaje Nora ezean, la historia -como indica la traducción de su título- del viaje 'sin rumbo fijo' de una familia en los años 50 en busca de un trabajo y una vida mejor. Un periplo que arranca en Vizcaya para terminar en Navarra, en la propia Estella, y lleva hasta el escenario las danzas típicas de cada punto del recorrido. Larraiza va de la mano del grupo Kilkarrak, implicado también en el proyecto principalmente a través de su cabeza visible, Pedro Echávarri. A él se ha encargado la dirección de escena de un proyecto coordinado por Edurne Flores Martínez, guionista e impulsora de la idea acogida luego por todo su grupo.

Adolfo Ilzarbe Musitu, uno de los veteranos de Larraiza, explica que se actuará en los Golem a las 20.30 cada jornada y con un precio popular de cinco euros. “En el escenario contaremos con otros colectivos para ofrecer una combinación de música y danza con cabida también para el teatro y el soporte audiovisual”, añade ante la que será uno de las ofertas destacadas de la programación cultural de la ciudad este otoño.

EN UN BUEN MOMENTO

Para Larraiza, Nora ezean supone el preámbulo del programa conmemorativo de las bodas de oro que desgranará a lo largo del próximo año. “Creo que el espectáculo va a sorprender. Se ha pensado para todas las edades y tenido en cuenta a ese público familiar formado por padres con niños”, indica. Y avanza, sin estropear el factor sorpresa que quieren mantener hasta el estreno, cómo se pondrá el broche, tras mostrar el folclore típico que se ha recopilado de otros lugares, con una última pieza de Estella.

El grupo llega a esta fecha -cuenta Adolfo Ilzarbe- en un buen momento. “Hemos pasado unos años más complicados en cuanto a la entrada de nuevos danzaris, pero ahora vamos en la buena dirección”, señala respecto al relevo generacional. De cara al año que viene se preparará -añade- un día central con Larraiza, así como una convocatoria a la que se invitará a los antiguos integrantes.

A esa familia que ya es Larraiza pertenecen desde veteranos en la cuarentena hasta niños pequeños de cinco años que se incorporan de forma progresiva a unos ensayos con los locales de la casa de juventud María Vicuña como eje. La última hora de la tarde de este viernes el grupo convocó allí a todos los participantes en el montaje a un ensayo general. “Habitualmente paramos en agosto, pero este año no hemos interrumpido”, apunta.

A TRAVÉS DE 5 DÉCADAS

La andadura que Larraiza conmemora no tiene en realidad su kilómetro cero hasta septiembre de 1966. A esa fecha llega el entonces grupo municipal de danzas en horas bajas, con actuaciones reducidas sólo a las fiestas patronales y, se recuerda así desde el actual Larraiza, un cierto cansancio en la dirección. A esa circunstancia se contrapone el interés del Club Montañero Estella por hacerse cargo de un grupo que se integra en sus filas y deja de depender del Ayuntamiento, aunque mantiene -y así ha seguido a lo largo del tiempo- compromisos para actuar en las festividades locales.

El repaso por su historia tiene otros hitos. Desde los primeros ensayos dirigidos por Javier Sádaba hasta 1968, cuando se hace cargo de la dirección Tomás Sánchez. Desde los sesenta hasta ahora, cinco décadas y generaciones distintas como las que ese fin de semana de octubre subirán al escenario. Danzari de pequeña y de nuevo de adulta tras un parón intermedio, Edurne Flores tiene en sus manos la coordinación del montaje. Profesora de la ikastola San Fermín, a ella pertenece además el guión de la obra y su redacción en castellano. De la traducción al euskera se encargó Xabier Iaben Solchaga.

Unas 90 personas saldrán al escenario en bailes distintos y en la coordinación de tanta gente ha residido -relata- la parte más complicada del proyecto. “Reunirnos para los ensayos conjuntos ha resultado lo más difícil, pero esa era la idea, contar con todos”, dice. Una idea que se nutre de las danzas más típicas de los lugares que Larraiza ha recorrido y hasta donde ha llevado la Era de Estella. Ahora, las ha aprendido para compartirlas con su público de siempre. “Fue al comentar el tema con Pedro Echávarri cuando nos propuso hacer algo más literario y de ahí surgió el guión y una historia inventada”, indica.

Echávarri asume la dirección de escena y Amaia del Campo, también de Kilkarrak, pone la voz en off de la función. Edurne Flores destaca la preparación del vestuario, del que se ha encargado Ana Arana, como otra de las partes importantes del trabajo puesto que se han confeccionado los trajes típicos de cada lugar. Desde los vizcaínos Matelota y Zinta dantza con los que arranca el viaje hasta un final con danzas navarras que van desde La Balsa de Torralba hasta el paloteado de Cortes y otros pasos que sonarán muy cercanos al espectador local.

Más que baile para un aniversario

Otro momento del ensayo en la casa de juventud María Vicuña. montxo a,g, Montxo A.G.

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