La dama Mari se alista para dejar Murumendi y dirigirse hacia Goierri. Ultima los preparativos para asistir al akelarre de este viernes y dar inicio a las tan esperadas fiestas de Beasain, conocidas como Loinatz Jaiak, después de resurgir entre las llamas. Una vez más, Mari encabezará el inicio de los días festivos en la villa goierritarra, manteniendo viva una tradición que celebra su trigésimo cuarto aniversario.
Anita Alonso (Beasain, 1977) y Elena Zubiria (Beasain, 1994) han sido las intérpretes de este personaje mitológico en los años recientes. En esta ocasión, una de ellas volverá a encarnar a Mari, emocionando tanto a los presentes en la Plaza San Martín de Loinaz como a quienes sigan el evento desde sus hogares o dispositivos móviles, ya que el inicio de las fiestas será transmitido en vivo a través del canal de Youtube del Ayuntamiento de Beasain.
Desde muy joven, el mundo de la interpretación ha cautivado a Anita Alonso. Después de un tiempo alejada de esta profunda pasión, retomó la actuación a los 26 años. Desde entonces, ha pasado 20 años inmersa en este mundo. Además de actuar, también comparte su experiencia enseñando a otros a hacerlo.
Mari es uno de sus personajes más queridos, aquel que más le hace sentir y emocionarse. “Solo con pensarlo se me pone la piel de gallina”, asegura. Tanto ella como Elena comienzan a ensayar el papel tras la Semana Santa. “Vamos al monte para empaparnos del ambiente”, cuenta. Se sumergen en el rol de brujas, practicando tanto el pregón como el característico irrintzi. Cabe destacar que la redacción del discurso siempre recae en algún joven escritor beasaindarra. Y es que la realización de Mari es fruto de la colaboración entre diversas personas y asociaciones locales. Por un lado, está Arrano Kultura, quien creó este mágico evento en el año 1990. Además, participan en su organización Aurtzaka Dantza Taldea, Loinatz Abesbatza y el Ayuntamiento de Beasain.
Menos participantes
Alonso ya siente como parte de sí misma el personaje de Mari: “Cuando veo acercarse a la plaza a las jóvenes brujas con las antorchas, siento que mis pequeñas ya están llegando”. Sin embargo, año tras año, más se han sumado a la celebración, lo que ha afectado al evento. Una de las que más sufre el exceso de gente y motivación es Mari misma, ya que, según explica Anita, hablar con tanto alboroto es complicado y desmotiva. Por ello, este año se han adoptado medidas para mejorar la calidad y seguridad del espectáculo. “Se ha limitado el número de dantzaris”, relata. “Quien realmente ame este evento respetará las nuevas normas”, añade. Además, enfatiza que estas medidas implican más trabajo para las personas encargadas de organizar el espectáculo, pero considera que vale la pena asumir esta responsabilidad para el beneficio del evento y de todos los beasaindarras.
Por ahora, parece que los jóvenes se han tomado en serio las medidas adoptadas, incluida la asistencia a los ensayos organizados por Aurtzaka. Y es que en el escenario, se permitirá la participación de 40 personas nacidas en 2007, mientras que en la plaza podrán bailar 300. Todos los dantzaris deberán llevar un pañuelo que está siendo distribuido durante los ensayos; ya que se han celebrado dos de los tres programados.
La leyenda
Según cuenta la leyenda, Mari se casó con un beasaindarra, con quien tuvo siete hijos. Mari no era católica, por lo que no los bautizó. Un día, su marido intentó llevarles, tanto a ella como a sus hijos, a misa, pero ella, entre fuego y llamas, huyó volando hasta Murumendi, donde se quedó para siempre. Sin embargo, una vez al año abandona su cueva para bajar al pueblo y dar inicio a las fiestas. Desciende volando y se consume en el fuego, pero año tras año resurge de entre las llamas.
Siempre se le caracteriza con una larga melena rubia y un vestido morado. Es bella y misteriosa. “Se trata de la personificación de la Madre Tierra. Posee un carácter y temperamento fuertes, siendo un modelo a seguir para todas nosotras. Además, nos brinda protección”, detalla Anita Alonso.