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Magnífica magia

Egilea
Iratxe de Arantzibia
Komunikabidea
Diario Vasco
Mota
Kritika
Data
2009/12/13

El niño, Thierry Malandain, se convirtió en adulto y fue bailarín y coreógrafo. Como un Peter Pan en su viaje al país de Nunca Jamás, el creador francés propone una aventura en la que reúne las tres piezas clave e iconos del clasicismo en ballet -'La Bella Durmiente' (1890), 'El Cascanueces' (1892) y 'El lago de los cisnes' (1895)- y las reelabora según su vocabulario coreográfico, sobre las suites musicales de Tchaikovsky, a modo de breve resumen. Con una hora y media de duración, Malandain se siente libre para exponer el máximo de su imaginario sin el corsé de los guiones de cuentos de hadas de estas conocidísimas obras maestras. Comienza el espectáculo con la evocación a 'La Bella Durmiente' y se suceden pinceladas que sugieren conexiones con la princesa Aurora, dormida hasta que vuelva a la vida, gracias a un beso de amor. Le sucede la visita a 'El lago de los cisnes', con su alternancia entre los majestuosos actos de corte y los etéreos actos de 'ballet blanco' en el lago propiamente dicho. Si un afinado sentido de la musicalidad es constante de todo 'Magifique', en este caso, se le suman algunos guiños de ironía y parodia a inmortales pasajes del ballet como el paso de los cuatro pequeños cisnes, absolutamente humorístico, o la conversión del paso a dos del 'Cisne Blanco' en un multitudinario sexteto. Malandain finaliza esta expedición sobre sus recuerdos infantiles asociados a los clásicos con 'El Cascanueces', al que ya le dedicó una lectura completa en 1997. En la triada de piezas de repertorio seleccionadas, el creador galo demuestra su predilección por las llamadas 'danzas de carácter'-rusos, polacos, chinos, etcétera-, pertenecientes a la parte de divertimento de sus correspondientes obras. Con 'Magifique', Thierry Malandain da un paso más, demostrando madurez y asentamiento en sus ejes coreográficos, que beben del clasicismo, pero que gustan de toques de contemporaneidad. El hecho de que se trate de música muy conocida de Tchaikovsky facilita el acercamiento al espectáculo. Por otra parte, la escenografía de Jorge Gallardo, compuesta por nueve grandes espejos móviles, dota de muchas posibilidades al espacio escénico, creando diferentes atmósferas: desde la localización del ósculo a Aurora, el lago del ánade Odette o el Reino de los Dulces del Cascanueces. Cinco minutos de aplausos y subida de telón fueron el equivalente al final feliz de cuento, con sus consabidas perdices. Esta tarde, a las 20.00 horas, segunda oportunidad de disfrutar del estreno absoluto de 'Magifique', en el Victoria Eugenia. Sin duda, una bella experiencia para los amantes del ballet con mayúsculas, a medio camino entre la magia de este arte y lo magnífico de un trío de cuentos de hadas, estupendamente bailado por el Malandain Ballet Biarritz.

Magnífica magia

Un momento de la suite de 'La Bella Durmiente', primer clásico evocado en 'Magifique', según la visión de Thierry Malandain. :: LUSA

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