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Luzaide-Valcarlos luce sus Bolantes
Al son de los acordeones, trompetas y clarinete
El tiempo dio una tregua y las cintas de colores de los Bolantes de Luzaide-Valcarlos ondearon al son de los acordeones, trompetas, trombón y clarinete -alrededor de un instrumento de percusión- y, al aire libre, celebraron uno de los días más grandes del pueblo.
La fiesta de losBolantes, declarada el año pasado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Navarra, es la fiesta de Luzaide-Valcarlos. La localidad que es puerta de entrada a Navarra de la ruta francesa del Camino de Santiago, el Domingo de Resurrección moviliza a más de un centenar de dantzaris, en un pueblo donde habitan poco más de 300 personas, en las danzas tradicionales en la plaza de Santiago (mañana) y en el frontón Arretxe (tarde).
Los participantes, vestidos de blanco, rojo y colores; turistas asiduos y algún músico observaban la claridad del día como un punto fuerte: "Quizá hacía cuatro años que no se podía bailar aquí -en la plaza Santiago-", se escuchaba de varias voces. Y es que Semana Santa y lluvia parecen ir de la mano, pero en el valle que presenció aquella batalla de Carlomagno en el 778, ya el día anterior en el momento del pasacalles en el que los vecinos danzaron con ropa de paisano (sábado a las 20.30 h.), el cielo escampó contra todo pronóstico.
emoción
Un día "especial" para los y las luzaidarras
En todas las casas del pueblo hay personas que bailan y en algunos casos coinciden entre las danzas el abuelo, el hijo y el nieto. Los mayores llevaban ensayando un mes, sobre todo para calentar y hacer pierna, ya que no dejan de ser horas seguidas de movimiento y ejercicio. Los más txikis, algo más: "Empiezan un mes y medio antes del Día", explica Edurne Valencia, una de las profes de dantzas de los más pequeños junto a Iñaki Oteiza y Gorka Valencia. Esta luzaidarra de 29 años lleva desde los 4 participando en el día, "como muchos", comentaba. En cuanto a la característica general de los que se estrenaron ayer en la plaza, unos diez pequeños con edades comprendidas entre los 3 y 4 años, Valencia subrayaba lo "emocionados y formales" que estaban todos. "Es un día especial", expresó Juan Antonio Sánchez Chico, vecino de 70 años que hizo las presentaciones tanto en la plaza como en el frontón en los tres idiomas que ayer se escuchaban más que nunca por las calles del pueblo, sobre todo, por la cantidad de turistas que se acercaron: euskera, castellano y francés.
las danzas
Personajes varios y adiós a malos espíritus
Los Bolantes, un año más, al hacer sonar sus cascabeles, ahuyentaron a los malos espíritus y protegieron a los presentes de las láminas de Artxurieta y de las brujas de Gañelcoleta, explicó Sánchez Chico. Ya en la misa que se celebró antes de los bailes, seis hombres danzaron en la iglesia. Después, un pasacalles vestido con los cuidados trajes -elaborados en su mayoría por las amatxos- anduvo y alegró varios barrios. Y a las doce, al fin, el cortejo llegó a la plaza.
Abriendo el camino, los zapurras (personajes barbudos, con mandarras blancas y portando hachas; no bailan y se cree que pueden emular la figura del carnicero del ejército de Napoleón -aunque, eso sí, parte de su vestimenta ayer eran oscuras gafas de sol, muy del año 1800). Después, los zaldikos (dos personas a caballo que no llegaron a entrar en la plaza porque uno de los animales se amedrentó con la cantidad de gente); además, las dos gigantillas; tras estas muñecas, los gorris (organizadores y de quienes dos portan banderas); siguiendo, las chicas (quienes saben bailar todas las danzas que se llevan a cabo pues las ensayan todos juntos, pero el día de Bolantes solo protagonizan algunas); detrás, los makilaris (los más aplaudidos por sus peripecias con las makilas) y, finalmente, los Bolantes. Ayer, segunda ocasión como Bien de Interés Cultural pero desde hace algo más como tradición, se anunció en el pregón "un buen momento" gracias a las "adornadas pecheras y cintas entrelazadas de colores". Y así, entre más razones, que se cumplió.
La plaza de Santiago de Luzaide-Valcarlos se llenó de color durante uno de los bailes de los Bolantes. (UNAI BEROIZ)
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