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Lucía Lacarra bailará con el "alma" para "abrir la mente y el espíritu" del público

La gala está diseñada específicamente para el Teatro Victoria Eugenia. Actúa hoy y mañana acompañada, entre otros, de su 'partenaire', Cyril Pierre, y el bailaor Antonio Márquez

Egilea
Ruth Pérez de Anucita
Komunikabidea
Noticias de Gipuzkoa
Tokia
Donostia
Mota
Albistea
Data
2007/11/17

Es la cuarta vez que Lacarra ofrece una exhibición en el teatro donostiarra -donde debutó como profesional en 1993 con la compañía de Víctor Ullate-, aunque es la primera ocasión en la que lo visita tras la restauración.

Para presentar un programa "muy variado" que permita "abrir la mente y el espíritu" del público, Lacarra estará acompañada de otros seis bailarines de talla internacional.

De las diez coreografías que, divididas en dos actos, componen el espectáculo, Lacarra ejecutará cuatro con su partenaire y pareja en la vida real, Cyril Pierre. Con él bailará Adagio for strings del coreógrafo francés Gerard Bohbot, una pieza "con mucho valor sentimental" para la bailarina, Light rain de Gerald Arpino, "una música más exótica", la célebre La dama de las camelias y elCharlot dances avec nous de su maestro Roland Petit.

Además, la pareja de la Scala de Milán Beatrice Carbone y Andrea Volpintesta abordarán un "repertorio clásico tradicional" con La Bayadera . Y Antonio Márquez, "el mejor bailarín de flamenco que existe en el mundo", se enfrentará a un Zapateado con música de Pablo Sarasate.

Su forma de entender la danza se resume en el título del espectáculo, "hecho para el gozo del público", Sentir la danza y bailar con el alma . "Cuando eres una artista, no puedes simplemente bailar con tu cuerpo, tienes que bailar con todo; si quieres sentir y trasmitir lo que estás haciendo, tiene que venir de tu corazón y, sobre todo, de tu alma, para que el público pueda sentir las mismas emociones que tú", explicó ayer.

"La danza no es sólo un trabajo físico, aunque sea una disciplina muy dura, que exige mucho sacrificio". Pero, para Lacarra, sobre todo "es un arte, y arte sin emociones no existe, por lo que debe surgir de algo más profundo".

La versatilidad de la propuesta no es casual. "El programa mezcla estilos y bailarines de países y compañías diferentes, porque es necesario abrir la mente y el espíritu del público", indicó. En esta ocasión distinguirá rostros conocidos. "Es muy importante y muy especial para mí, que he estado tantos años lejos de casa", confesó.

Lacarra, que agotó el aforo de las dos funciones en la primera semana en la que se pusieron a la venta las entradas, lamentó que la gira que hará con Duke Ellington Ballet en España no recalará probablemente en Donostia, "porque actué hace dos años en la Quincena y ahora en el Victoria Eugenia, y quizá es demasiado Lucía Lacarra", bromeó. "Depende de la organización de la Quincena".

En cualquier caso, el compromiso entre la danza y el Victoria Eugenia se extenderá a febrero, cuando lo visite la hondarribiarra Itziar Mendizabal y el Ballet de Leipzig, del que es solista. También está en conversaciones la visita del Ballet de Stuttgart, cuya bailarina principal es la donostiarra Alicia Amatriain. Y antes de todo eso, el próximo mes el Ballet Biarritz representará Cascanueces . Esta compañía estrenará, además, en mayo otra pieza.

bailarina nómada A sus 30 años, Lacarra ha alcanzado varias de las cimas posibles del mundo de la danza, como los premios Prix Nijinsky -el Oscar de la danza-, en 2002, el Benois de la Danse del Teatro Bolshoi de Moscú, en 2003, o el Premio Nacional de Danza, en 2005. Además, la Orquesta Filarmónica de Viene y el Ballet de la Ópera de la capital austríaca le invitaron a participar en el famososísimo Concierto de Año Nuevo, dirigido el pasado 1 de enero por Zubin Mehta. Pero, para ello, ha invertido dos décadas de trabajo y esfuerzo.

Empezó a dar clases en su localidad natal a los 10 años. A los 13, Mentxu Medel, su profesora en la Academia de Donostia, vislumbró su potencial y la orientó a Madrid, donde, en 1990, obtuvo su primer contrato en la compañía de Víctor Ullate como primera bailarina en el Ballet de la Comunidad de Madrid.

En 1994 de desplazó a Marsella, al Ballet Nacional de Roland Petit, otra figura de importancia indiscutible en su trayectoria. En ese periodo fue la estrella invitada de compañías tan prestigiosas como la Ópera de París, la Scala de Milán o el Bolshoi de Moscú.

El carácter nómada de las bailarinas le condujo a Estados Unidos, donde se integró en el San Francisco Ballet como primera bailarina. Un lustro después, se trasladó a Munich, donde permanece como bailarina estelar.

La bailarina zumaiarra Lucía Lacarra, durante una actuación de danza .Foto: cedida

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