Los vecinos de Irurita se vuelcan con entusiasmo y alegría en su Dantzari Eguna

En las refiestas del pueblo bailaron un centenar de vecinos con edades desde los tres hasta más de 50 años

El festejo, que anda por la veintena de años en su etapa actual, reunió a 78 dantzaris de 3 a 15 años de edad a los que enseñan las vecinas Maribel Sanjosé, Pili Urrutia e Isabel Elizainzin, y alrededor de dos docenas de mayores que atiende Kristobal Zelaieta. En Irurita, igual que se forman pelotaris en el juego de laxoa (guante), la dantza y el folklore euskaldun es una asignatura que se estudia y aprueba generación tras generación, y Dantzari Eguna es el reflejo de los resultados.

Lo de los txikis que dan sus primeros pasos en los típicos bailes y despiertan los aplausos más cariñosos es uno de los aspectos más entrañables de la jornada. Y todo es de casa en la fiesta, las y los txistularis Kristina, Maki y Xabi Urtasun, Xabi Ripa y Nuria Garate, Txomin y Miren Altxu, Nahia Baylon con la pandereta y los gaitariak Amadeo Arretxea, Iñigo Moreno y Tomás Laborra, gente involucrada y comprometida con el folklore en el valle de Baztan.

El centenar de dantzaris saludaron al pueblo y a la bandera local en la entrada a la plaza, y luego se sucedieron los típicos Xoxodantza, Txakarrankua, Zintadantza, Makildantza y Arkudantza, alegres y vistosas, y los veteranos un Paloteado y Ezpatadantza briosos y espectaculares. Finalmente, como se coincidía con las refiestas, hubo aperitivo y refrescos para los txikis, y una comida popular para dantzaris, músicos y los vecinos que quisieron sumarse al jolgorio.

En la pequeña-gran historia de la localidad, se recuerda que fue en los años siguientes a la Guerra Civil cuando un soldado vizcaíno que servía en los acuartelamientos que se ubicaban en el paraje de Meaka fue el que enseñó varias de las dantzas que se interpretan en esta jornada, que se unieron a las que ya se conocían en Baztan. El caso es que unas y otras forman parte de un programa que se repite cada año en un día grande del calendario local.

Los más txikis, desde los tres años, son la alegría entrañable de la fiesta en la plaza. (ONDIKOL)