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Los momotxorros reinan en las calles de Alsasua
El carnaval rural transformó ayer la villa en una catarsis colectiva que volvió a ser multitudinaria, con cientos de personajes procedentes de un pasado ligado a la tierra
En el mundo al revés que representa el carnaval, el momotxorro es el protagonista indiscutible de las celebraciones de Alsasua. Simbiosis de humano y bovino, su aspecto no deja indiferente a nadie. Oculta su rostro con crines de caballo que asoman de un cesto adornado con un ipuruko, coronado de grandes cuernos. A la espalda lleva un narru o piel de oveja, colgando de la cintura varios cencerros. Impregnado el rostro, brazos y ropa de sangre, en sus manos muestra una amenazadora sarda o tridente, su principal arma. Según algunos, este totémico personaje aúna los principales elementos simbólicos del carnaval. Así, los cencerros ahuyentan a los malos espíritus y despiertan a la naturaleza dormida, mientras que los golpes con la sarda están ligados a la fertilidad y las crines tienen un sentido purificador. Asimismo, la sangre simbolizaría su decidida defensa de la comunidad.
Pero el carnaval de Alsasua es mucho más que momotxorros. Están las maskaritas, su contrapunto femenino, que se cubren con una sobrecama adamascada, fruncida encima de la cabeza y acordonada en el cuello y la cintura, ocultando su rostro con una puntilla. También los mullidos juantranposos, personaje parecido a Ziripot relleno de hojas de maíz que llevan un mechón de lana simulando una cola de cerdo y que simbolizaría la metamorfosis. Asimismo, una multitud de brujas se agrupa en torno al akerra, un impresionante macho cabrío que porta grandes dumbas; los matxingaiztos y escenas como la siembra, la boda o el akelarre, además de personajes inclasificables que tienen en común elementos de un pasado ligado a la tierra.
La anárquica comitiva recorrió las principales calles de la villa, con parada en la plaza Zumalakarregi, donde hubo un akelarre y otra en el barrio Santa Cruz, con una boda y aperitivo nupcial. De la música se encargaron la txaranga Txorongo, las fanfarres de la Escuela de Música y Haize Berriak, Txistularis de Alsasua, Xapiru Trikitixa Eskola, Etxarriko Gaiteroak y la Burrumba de Aoiz. La llegada a la plaza fue hacia las 21.00 horas. Era el momento de bailar la Momotxorroen dantza hasta las 21.30, momento en el que las campanas de la iglesia anunciaron el fin de esta catarsis colectiva. Había llegado el momento de quitarse la máscara.
Pero los alsasuarras todavía no han despedido sus celebraciones en honor a Don Carnal. Continuarán este próximo sábado, ya iniciada la Cuaresma, con el carnaval piñata, la cara urbana de esta fiesta.
CARNAVAL TXIKI Para que los txikis puedan disfrutar del carnaval rural al tiempo que se alargan las celebraciones de la tarde, los niños y niñas tuvieron su propia comitiva unas horas antes, eso sí, con todos los elementos de los mayores. A golpe de cencerro, encabezaron la kalejira los joaldunak de Irurtzun. También les acompañaron los muñecos mitológicos de Orritz, que aportaron más magia al carnaval.
Una manada de momotxorros de todos los tamaños encabezaron la comitiva del carnaval. Fotos: N.M.
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