Los gigantes embelesan a 14.000 personas

Cerca de 14.000 personas vibraron ayer por la noche en la plaza de toros de Pamplona con el espectáculo Los hijos de Amorena, que sirvió para conmemorar los 150 años de los 8 gigantes de la Comparsa de la capital.

La buen a salud y el éxito de la comparsa, que organizó el espectáculo dirigido por Íñigo Castellano y Patxi Laborda, se vieron reflejados en las largas colas que se formaron desde mucho antes de que se abriesen las puertas de la plaza, y en el colapso circulatorio que se vivió en la ciudad desde las 8 de la tarde. Miles de personas, familias enteras con niños de todas las edades, acudieron deseosos de compartir un espectáculo que sorprendió, a pesar de las primeras dificultades técnicas de imagen. Diez minutos después de la hora prevista, sobre las 21.40 horas, se anunció por megafonía que el sistema de vídeo preparado estaba dando problemas. El espectáculo comenzó con la aparición de los kilikis entre el público sobre las 21.50 horas.

Un narrador comenzó a relatar la historia de Tadeo Amorena, el artista autor de los gigantes y leyó la carta que el artesano envió al consistorio en 1860 sugiriendo la construcción de los gigantes. Minutos después, la imagen del Rey europeo, precedida por un dantzari que le estaba enseñando a baila la mutildantza tuvo un caluroso recibimiento por parte de los asistentes. A partir de aquí, la plaza de toros se llenó de todo tipo de ritmos, jotas, acordeón, salsas, entre otros. Todos los gigantes se atrevieron con estas músicas y bailaron al compás de todos estos ritmos. Junto a la comparsa estuvieron los músicos de La Pamplonesa, Txistularis Municipales de Pamplona, Duguna Dantza y Oberena, María Cruz Corral, Auroros, Et Incarnatus, Izaskun Yaben, Josetxo Goia-Aribe y Kepa Junkera.

Durante el acto, uno de los momentos más emocionantes fue el recuerdo a Valentín Redín, ex jefe de protocolo del consistorio y hombre muy ligado a la cultura, al teatro pamplonés, que falleció en enero de este año. Otro de los momentos que recibió una fuerte ovación fue la jota que la reina europea bailó ante Mari Cruz Corral, jotera habitual de la procesión del 7 de julio y que acto seguido interpretó Que hizo a San Fermín llorar. Ambas se despidieron con un beso.

Los veteranos de la comparsa tuvieron también su protagonismo. Formando un corro, los gigantes bailaron junto a ellos y alguno todavía se atrevió a portar alguna de las figuras.

Cada una de las parejas de reyes bailó representando a su continente, con la nota divertida del merengue que se marcaron los americanos y que sacó las sonrisas de todos los asistentes.

El espectáculo concluyó a las 23.20 horas de la noche, entre fuegos artificiales y con la ovación unánime a la comparsa y a a todos los grupos participantes.Un momento de la actuación de gigantes y danzaris en el ruedo de la plaza de toros, ayer por la noche. JAVIER SESMA