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Los carnavales alaveses serán el primer patrimonio inmaterial vasco catalogado
Fruto de una experiencia piloto, los 126 carnavales rurales que se organizan en distintas localidades de Araba serán la primera manifestación cultural inmaterial registrada y catalogada por el Ejecutivo de Lakua.
En esta catalogación se detallan las características de las 126 manifestaciones de carnaval rural, entre las que destacan los que se celebran en municipios como Zalduondo, Asparrena (Ilarduia, Andoin y Egino), Kuartango, Kanpezu y Saratsu. Algunos de ellos han mantenido a lo largo de la historia sus peculiaridades, como apuntan los expertos –es el caso de los de Zalduondo, Kanpezu, Saratsu y Okariz– y otros se han recuperado con el tiempo como lo que ha sucedido en Kuartango y los pueblos de Egino, Andoin e Ilurdia, pertenecientes al municipio de Asparrena.
El objetivo es catalogar este y otro tipo de actos para incluirlos como Patrimonio Cultural Inmaterial, tal y como están promoviendo estamentos internacionales oficiales, y en especial la Unesco. Para ello se quiere crear una base de datos que aúne todos los datos sobre lo que la Unesco califica de «usos sociales, rituales y actos festivos» para su posterior gestión y promoción.
El Departamento autonómico de Cultura explicó que optó por el estudio de los carnavales rurales de Araba por ser «una riqueza patrimonial que cuenta con un asociacionismo estructurado y con una notable variedad de manifestaciones y particularidades».
Una de las características del carnaval rural es la participación de toda la comunidad, al contrario que el urbano –que se localiza en Agurain, Gasteiz, Laudio y Oion– donde se forman cuadrillas y comparsas. Entre los aspectos que lo hacen especial, está la existencia de un personaje, un muñeco de paja previamente confeccionado, al que termina por quemarse, generalmente ese «sacrificio» se produce el martes.
Ese muñeco recibe un nombre, y ahí está el famoso Markitos de Zalduondo, Porretero en Saratsu, Toribio en Kanpezu y otros muchos, hasta setenta, según los etnógrafos. No todos acaban en el «fuego purificador», citan los expertos, como es el caso de Saratsu, donde le tiran de un tejado, o en Kanpezu, donde lo arrojaban de la fuente hasta que se ahogara. En Pobes, lo enterraban en una huerta.
Tras esta experiencia piloto, en la que han participado las asociaciones locales donde se organizan dichos carnavales, la Dirección de Patrimonio Cultural tiene previsto catalogar otro patrimonio inmaterial: las danzas tradicionales de la CAV.
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