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Diario Vasco
Tokia
Ordizia
Mota
Albistea
Data
2011/09/20
Lotura
Diario Vasco
En marzo del 2007, Maider Bartolomé abría en Lukusin
plaza lo que para entonces era un novedoso taller de educación corporal
al que puso por nombre, Zazpi Arte. Una iniciativa que afrontaba tras su
paso por la Escuela de Teatro de Getxo, de donde dio el salto a la
Escuela Superior de Artes Escénicas de Madrid, en la que cursó los tres
años académicos establecidos.
Formación que en la capital castellana, completó a lo
largo de los tres años siguientes con actividades complementarias como:
doblaje, expresión corporal, danza, clown, etcétera, que combinó con
opciones laborales de lo más variopintas.
De regreso, definitivamente, a casa, se fijaba como meta
convertir en realidad un veterano sueño, abrir un taller de teatro, no
con la intención de poner en marcha lo que podría considerarse no una
escuela de actores sino, fundamentalmente, como un centro en el que
trabajar, principalmente, la relajación y la expresión corporal.
Auténtica primicia
Echa ahora a andar un nuevo curso y la inquietud no sólo
por estar al día sino por incorporar, en este ámbito, aquellas novedades
que, entiende, están brindando interesantes resultados, le lleva a
ofrecer, como primicia, el curso de 'Biodanza', que, como tal, se va a
impartir, por primera vez, en la comarca.
«Ya al final del pasado año académico, sería mayo
-explica Maider Bartolomé- cuando, siguiendo este planteamiento,
incorporé dos nuevas opciones, Pilates (Fitball) y Funky hip hop, baile
moderno y muy expresivo, toda una interesante forma de mover el cuerpo,
de mejorar la coordinación y el sentido del ritmo. Para mi sorpresa, yo
que esperaba a gente muy joven, el primer grupo que se formó de funky
fue de gente adulta, de entre 25 y 30 años, eran personas que buscaban
eliminar tensiones, problemas, a través de unos minutos de desconexión.
Luego se completaron los demás».
Y en esta línea de trabajo llega la Biodanza, «que
personalmente considero, es una maravilla. Hubo una demostración en el
polideportivo Majori y acudí. Además, personalmente, me pilló en un
momento en el que necesitaba hacer algo para mi, conectar conmigo,
valorarme», explica.
Título de profesora
«Las pasadas navidades empecé un curso intensivo de
profesora de Biodanza, que, posteriormente, en fines de semana, me llevó
por Bilbao y Madrid para acabar en Murcia y el resultado ha sido
fantástico. Me siento super vital, con ilusión, con ganas de vivir la
vida», subraya.
La Biodanza o 'danza de la vida' es una técnica corporal
que te pone en buena forma física, y además te proporciona bienestar,
mejora tu capacidad de expresión e integración (las piezas musicales
están seleccionadas para provocar emociones) y te descubre a través del
movimiento, como es tu manera de comportarte y sentir en el mundo.
En cualquier caso, cada vez se oye más sobre esta
novedosa propuesta. A lo largo de estos días, en Vitoria, por ejemplo,
se está celebrando la Semana de la Biodanza.
La Biodanza activa los potenciales de cada persona, a
través de la danza, del gesto, de la voz y de la propia armonía del
movimiento. Es una forma poética, artística y vivencial de entrar en
conexión con uno mismo, con los demás y con la realidad que nos rodea,
expresando nuestra auténtica naturaleza. «Podría decirse que somos, lo
que somos en movimiento», asegura.
Facilita la conexión cuerpo, mente y emociones, que
cuando no se da, nos lleva a pensar una cosa, sentir otra y a hacer
finalmente lo contrario, dice.
Pertenecemos a una cultura que aparta las emociones, que
las deja dentro y si sigues guardando y guardando esta agobiante
situación te lleva a explotar. «No hay que llorar, se nos repite, pero
si tu cuerpo lo necesita, ¿por qué no vas a llorar?», destaca.
Pues bien, la Biodanza propone sesiones, normalmente de
hora y media, guiadas pero no marcadas, en las que a través del
movimiento se trabaja la vitalidad, la creatividad, la afectividad, la
sexualidad y la trascendencia, lo que permiten que el cuerpo fluya y que
no se la mente la que mande.
Búsqueda del ser natural
De lo que se trata, en definitiva, es de que cada uno
encuentre el niño que lleva dentro, su ser natural. «Al hacer aflorar lo
inconsciente y al hacerlo consciente sabes lo que te falta», enfatiza.
La Biodanza entronca con el tai chi, con el yoga, y con
la filosofía oriental. Y reclama en primer lugar respeto para uno mismo,
y a continuación, para los demás, y hacia la naturaleza. «Soy
consciente de que contado así más de una persona puede pasar aquello, de
otra fantasmada que me quieren vender. Por eso he organizado dos
demostraciones (www.zazpiarte.com), la segunda hoy martes, a las 20.20
horas, en el local y estoy muy ilusionada».
Maider Bartolomé, profesora de Biodanza en el taller Zazpi Arte. :: MARÍN