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Los Ballets Rusos, homenajeados por sus herederos

Egilea
Iratxe de Arantzibia
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
San Sebastián
Mota
Albistea
Data
2010/08/30
 
El centenario del nacimiento de los Ballets Rusos (1909-1929) ha constituido el motor de las programaciones de danza en todo el mundo durante la presente temporada. Sumando este hecho a la música rusa, eje motriz de la 71 edición de Quincena Musical, la presencia de los Ballets de Monte-Carlo era predecible. Considerada la heredera natural de la compañía de Sergéi Diaghilev, la actual formación monegasca fue reestablecida en 1985, tras el período intermitente de altibajos de los Ballets Rusos del Coronel Basil (1932-1963), creados por ex componentes de los míticos Ballets Rusos. Y al frente de este legado y responsabilidad, Jean-Christophe Maillot (Tours, 1960), coreógrafo y director de la compañía monegasca, que actúa hoy y mañana, a las 20.00 horas, en el Auditorio del Kursaal. «Se puede explicar mi relación con los Ballets Rusos como la de un padre con un hijo: los amo y los respeto, pero, a veces, quiero hacer cosas para disgustarlos o para destruirlos y lograr escapar de la gran sombra que proyectan», asegura Maillot.
Para homenajear a los Ballets Rusos, el coreógrafo francés ha seleccionado dos piezas emblemáticas de su repertorio: 'La consagración de la primavera' (1913) y 'Shéhérazade' (2009), basada en el original de Michel Fokine (1910). El estreno de la primera de ellas, en el Teatro de los Campos Elíseos de París, fue un escándalo, terminando en una acalorada batalla campal. Coreógrafo y bailarín de su obra, Vaslav Nijinsky se vio obligado a contar los compases para bailar. Por su parte, el director Pierre Monteux tenía la orden de continuar dirigiendo contra viento y marea. La pieza narra el rito de la adoración de la Tierra y el sacrificio de una virgen para restaurar el equilibrio. «Quizá el aspecto más polémico de 'La consagración de la primavera' fue la música de Stravinsky, pero, por supuesto, el aspecto coreográfico también supuso una ruptura total. Fue una propuesta sin un bailarín principal, en la que se bailó por el suelo por primera vez, en la que la coreografía fue como un lienzo en el que el grupo de bailarines traza imágenes», revela el director de los Ballets de Monte-Carlo, quien ha contado con los arqueólogos de la danza Millicent Hodson y Kenneth Archer en la reconstrucción de esta obra.
El propio Jean-Christophe Maillot es el autor de 'Shéhérazade', inspirada en la obra primigenia, considerada como la primera pieza netamente de los Ballets Rusos. La sensualidad del movimiento de sus protagonistas -Zobeida y el esclavo de oro- provocó airadas críticas de los puritanos espectadores de su tiempo. «Hemos construido sobre el trabajo de Fokine. Está claro que es imposible saber cómo fue la coreografía original, pero hemos tratado de recrear todo el espíritu de la obra con la música, la recreación del trabajo de Fokine con los brazos, por ejemplo, e incluso utilizaremos el vestuario original del estreno de la obra», añade Maillot.
A principios del siglo XX, el mundo escénico de la danza estaba habitado por una pléyade de hadas, sílfides y princesas, cuando aparecieron los Ballets Rusos con un planteamiento transversal. El empresario Diaghilev reunió a músicos (Stravinsky), pintores (Picasso, Matisse, Bakst) y modistas (Chanel) para crear las complejas puestas en escena de su compañía, que también innovó en realizar giras mundiales -actuando, por ejemplo, en el Victoria Eugenia, en 1916- . Maillot explica así las razones del fenómeno: «Los Ballets Rusos fueron la primera compañía creada para hacer de la danza un arte en sí mismo, capaces de representar tres ballets con diferentes coreografías en la misma tarde. Los Ballets Rusos unieron en la misma representación artística pintura, música y danza en una experiencia completa y esto supuso efectivamente una revolución. No obstante, algo así sería imposible hoy en día. Así como en su día los Ballets Rusos eran una compañía única, hoy en día, existen un montón de compañías que trabajan en la innovación, pero el trabajo de todas tiene su origen en los Ballets Rusos».
Un siglo después de su aparición, los programas inspirados en la formación capitaneada por Diaghilev no han perdido su componente de modernidad. El coreógrafo francés disiente, tildándolos de «clásicos», subrayando que la gran innovación se resume en la máxima «me gusta que la audiencia vea la música y escuche la danza».
Durante la conversación telefónica, Maillot se mostró jovial, risueño y locuaz. Su enésima visita al Kursaal tiene una significación diferente. Mañana, el coreógrafo y director francés celebrará en Donostia su medio siglo. «Esta vez será más especial, porque el día 31 (mañana) es mi cincuenta cumpleaños», señala. Guarda una magnífica impresión de sus anteriores estancias, en las que presentó, entre otras, obras como 'Dov'è la luna' (1997),'La Cenicienta' (2001), 'Romeo y Julieta' (2003) o 'El sueño de una noche de verano' (2008). «El Kursaal me encanta, por dentro y también la arquitectura de fuera. Me encuentro muy cómodo en San Sebastián. Además, España es un país especial para nosotros; es el país extranjero en el que más actúan los Ballets de Monte-Carlo», añade. Maillot ha dedicado dieciocho años a la formación monegasca, que ha ido modelándola a su ser, mientras que, como coreógrafo, ha evolucionado estilísticamente. «La compañía ha cambiado mucho. Al principio, teníamos un repertorio más clásico, más convencional. Pero después hemos ido evolucionando y aportando toques más contemporáneos. Además, hay que tener en cuenta que, en la compañía, hay 45 bailarines de 25 nacionalidades diferentes, lo que supone un gran cambio de por sí».
Es la segunda ocasión en la que los Ballets de Monte-Carlo participan en la Quincena. Ya lo hicieron en la 64 edición, cuando presentaron la lectura de Maillot sobre 'Romeo y Julieta'. La presencia de la compañía es la única cita con la danza este año en el festival musical. En cambio, la pasada edición fueron dos las oportunidades de disfrutar de este arte escénico. Con una línea muy heterodoxa en cuanto a la programación de danza, Quincena Musical ha combinado grandes compañías como el Boston Balle, el Asami Maki Ballet , el Grigorovich Ballet), con estreno mundial como «El amor brujo» (Rafael Amargo, 2003), o galas de estrellas (1999 y 2001) en las que participaron destacados nombres, algunos de casa como Lacarra, San Martín o Aranburu.

LA CIFRA

25 nacionalidades diferentes. Los Ballets de Monte-Carlo son una especie de Torre de Babel. Los 45 componentes de la compañía monegasca reúnen 25 nacionalidades diferentes.

Los espectáculos

Programa: 'Homenaje a los Ballets Rusos'.

Obras: 'La consagración de la primavera' y 'Shéhérazade'.

Coreografías: Vaslav Nijinsky y Jean-Christophe Maillot, sobre el original de Michel Fokine.

Música: Stravinsky y Rimski-Kórsakov.

Compañía: Los Ballets de Monte-Carlo.

Evento: 71ª edición de Quincena Musical.

Lugar y fecha: Auditorio del Kursaal, hoy y mañana, a las 20.00 horas.

Entradas: 10- 23-28,80-36 y 45 euros

Los Ballets Rusos, homenajeados por sus herederos

'Shéhérezade'. Maillot ha intentado mantenerse fiel a la versión de Fokine de 1910 . :: B.M.

Los Ballets Rusos, homenajeados por sus herederos

Un momento de la coreografía de 'La consagración de la primavera'. :: B.M.

Los Ballets Rusos, homenajeados por sus herederos

Jean-Christophe Maillot, durante un ensayo. :: B.M.


 

 

 

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