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"Llevar la Kutxa es para mí un gran honor y una responsabilidad, pero lo estoy disfrutando mucho"

Egilea
Pilar Toro
Komunikabidea
Noticias de Gipuzkoa
Tokia
Hondarribia
Mota
Elkarrizketa
Data
2009/07/12

¿Cómo fue el momento en que le pidieron llevar la Kutxa el día de Santiago? ¿Se lo esperaba?

Bueno, la verdad es que me lo olía. Pensaba que un año u otro podía caer, por la edad y por el aita, como es arrantzale... Tenía la ilusión de que podía ser este año. Me llamó Norberto Emazabel, el abad mayor de la cofradía, el día de San Pedro por la mañana. Yo estaba dormida porque había salido por Irun el día anterior, porque eran fiestas.

Me preguntó si quería llevar este año la Kutxa y le dije encantada que sí. Llamé enseguida a una amiga mía porque se lo había prometido. Nos pusimos todos muy contentos y estamos disfrutando un montón. El último en enterarse fue el aita, que estaba celebrando el día de San Pedro.

¿Cómo viven esta fiesta en su casa, es algo muy especial, no?

En mi casa se ha vivido siempre el día de Santiago como un día grande, un día muy especial. Además, una hermana y una prima del aita ya fueron portadoras de la Kutxa en su momento. Todos los años vemos la fiesta desde el mismo arco de la Hermandad de Pescadores.

¿Qué supone llevar la Kutxa?

De entrada, es algo que me da mucho respeto, una gran responsabilidad, porque dentro de esa caja van los libros de cuentas de la Cofradía y es una tradición muy antigua. Además, representa la costera que se haga este año, así que es un honor para mí.

¿Cómo lleva los ensayos? ¿Ha hecho pruebas de dar vueltas con la Kutxa en la cabeza, como tendrá que hacer al final del día de Santiago?

Estoy bastante contenta porque va mejor de lo que pensaba. El día 2 de julio ya tenía la caja y empecé a ensayar, al principio llevándola vacía. Dar vueltas con ella es fácil, porque lo haces muy despacio al ritmo de la música. Poco a poco le he ido metiendo algo de peso y terminaré con más kilos de los que soportaré el día de Santiago, que son 17 kilos en total. Todos los días ensayo por el barrio, me pongo la música en un radiocasete y mi familia y mis amigos, que suelen estar allí, me van animando. La portadora del año pasado, Mari Carmen Arribillaga, me aconsejó que subiera y bajara escaleras, para que no me lleve sorpresas al llegar a la iglesia, y que practique en cuestas. Y en eso estoy estos días.

¿Le asusta llevar tanto peso?

No es para tanto. Al principio se me cargaba un poco el cuello y los hombros, pero con algo de pomada y masaje se me ha pasado. Y no he tenido ni agujetas. Lo que me da más respeto son los adoquines de la Calle Mayor. Ese tramo voy a intentar ensayarlo con la caja.

¿Tiene ya el resto de cosas, como el vestido y el mantón?

Realmente, no hay mucho que preparar. Ha sido muy fácil. El mantón me lo ha prestado un familiar y el vestido lo elegí enseguida, tenía una idea clara de lo que quería, así que no me costó nada decidirme.

¿Más que el peso, le infunde más respeto el pensar que el día de Santiago habrá muchas personas pendientes de usted?

Sí, pero estoy tranquila. Es la ama la que más nerviosa está. De momento lo llevo muy bien porque me está ayudando mucho todo el mundo y por eso estoy tan contenta. Además estaré arropada por el aita, que irá en la comitiva y por mi hermano, que espero pueda ir con un remo. Y mi familia y mis amigas estarán en primera fila para apoyarme.

¿Qué momento será especial?

Yo toda la vida he visto la Kutxa Entrega en la Hermandad, junto al arco, así que va a ser todo nuevo para mí. Tanto el recorrido, como el acto en el interior de la Iglesia. Tengo muchas ganas de conocerlo.

¿Espera superar las 101 vueltas que dio el año pasado su antecesora?

Voy a hacer lo que pueda. No me planteo ningún reto de superar nada, no es ése el objetivo. La gente me dice que gire hasta que yo quiera parar y así lo haré. Es algo que tengo muy claro desde el principio. No quiero estar pendiente de cuántas vueltas llevo. Cuando me canse pararé y listo.

¿Cómo tiene pensado saludar al público y a los amigos?

Algunos me lo han pedido ya, que a ver si les saludo. Tendré que hacerles un guiño o una sonrisa, porque las manos, con la Kutxa en la cabeza, no las puedo soltar.

Iraia Bandrés, junto al arco de la Hermandad de Pescadores, donde hará girar la Kutxa sobre su cabeza.Foto: P.T.

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