Lindsay Kemp será la reina Elizabeth I esta noche y mañana en Baluarte

se trata de una "ópera danzada" basada en la vida de la soberana británica

"Esto empezó como un sueño y me ha costado cincuenta años convertirlo en realidad", dice Lindsay Kemp. Y, como en los sueños, en su nuevo montaje, Elizabeth I. El último baile , hay magia, embrujo, saltos en el tiempo, conversaciones cantadas, gestos bailados y fabulosos trajes envueltos en una caja de terciopelo negro. Así es este espectáculo que podrá verse esta tarde y mañana en el auditorio Baluarte.



La obra, para la que aún quedan entradas, supone el regreso de Kemp a los escenarios, después de cinco años inmerso en la creación y dirección de ópera. Precisamente, uno de sus últimos trabajos, Madame Butterfly, estuvo el año pasado en Pamplona, ciudad a la que Kemp está encantado de volver, tal y como expresó ayer recién llegado de Valencia, donde ha protagonizado varias funciones de esta propuesta que bebe de "todo lo que me ha dado el mundo de la ópera". Tanto es así, que el actor, director y coreógrafo la define como "una ópera danzada" que mezcla teatro, mimo, baile y música, puesta en escena por una serie de intérpretes "muy versátiles", que lo mismo son bailarines, que cantantes o actores.



Elizabeth I. El último baile se inspira en la vida de la conocida como Reina virgen , un personaje del que Lindsay Kemp dice estar enamorado desde que, con 5 años, su madre le llevó al cine a ver Las vidas privadas de Elizabeth t Essex . "Nada más llegar a casa me dediqué a interpretar la película en el salón, convencido de que yo era Errol Flynn, Bette Davis, la Reina Isabel, o cada uno de los tres", cuenta. Después vino el filme La Reina Virgen , de nuevo con la Davis, "y la extravagante figura de Elizabeth formó parte permanente de mi identidad".



Y es que, para Kemp, "la monarca más grande que ha tenido Inglaterra" es digna de admiración "por su pasión, por su amor a la música, a la belleza", en definitiva, por ser la artífice y centro de una "época dorada" para su país. "Fue una inspiración para la gente, para los artistas, no ha habido nadie como ella antes y no habrá nadie después", señala el actor, dejando patente su rechazo a la actual reina de Inglaterra. "Las monarquías son una pérdida de tiempo, pero me cae bien Camilla (Parker Bowles)", añade con humor.



últimos días Esta figura histórica ha acompañado a Lindsay Kemp durante su larga carrera hasta que, hace un año, leyó un texto acerca de las danzas de Elizabeth I. "Ella bailaba para prolongar su vida, para mantener a la muerte alejada; cuando era anciana, llamaba a sus músicos y danzaba. Y ahí nació la idea de escenificar el último baile de Elizabeth", un personaje cuya piel, cuyos trajes "me habían estado esperando cincuenta años".



El espectáculo, coproducido por el Palacio de Festivales de Santander -donde se estrenó en abril-, así como por el Arriaga de Bilbao y el Gran Teatro de Córdoba, parte de los últimos años de la monarca, cuando, después de 45 años de reinado, su salud empeora por momentos. No quiere comer ni dormir y pasa cada vez más tiempo mirando al vacío. Eso sí, de vez en cuando pide música, cuyo sonido reaviva la pasión por el baile de su juventud y le da fuerzas en para afrontar el fin que se acerca. Poco antes de su muerte, permanece de pie durante catorce horas, con un dedo en la boca, inmóvil, sin palabra, rodeada de cortesanos, quienes se confunden en su mente con otras caras, actores-fantasmagóricos del drama de su vida...Y vuelven los recuerdos.



Así, a base de diferentes flash-backs se va construyendo un montaje en el que la reina "visita los momentos más impresionistas de su vida". Y Lindsay Kemp hace realidad un sueño que ha dado muchas vueltas a lo largo de los años, "hasta dar con la idea que me ha llevado a subirme al escenario", junto a un equipo que califica de "maravilloso", citando en lugar preferente a su colaboradora habitual, la actriz Nuria Moreno, que da vida a María Estuardo; a Marco Berriel, transmutado en Robert Dudley para la ocasión, y a François Testory, que pone su "magnífica voz" al servicio del duque de Anjou.



En el apartado musical, Kemp ha vuelto a contar con el compositor Carlos Miranda y, en cuanto al vestuario, los fastuosos trajes han sido diseñados por Sandy Powell, a quien el actor conoció hace 24 años, cuando la figurinista daba sus primeros pasos en el mundo escénico, y que, hoy en día, atesora dos Oscar de la Academia de Hollywood, por Shakespeare in Love y El aviador , respectivamente. "Al principio pensé que probablemente no podría ocuparse del vestuario, ya que seguramente estaría ocupadísima en Hollywood y su trabajo sería inaccesible para nosotros, pero se prestó a participar y la verdad es que ha sido fantástico", destaca el director.



Embrujo Kemp quiere expresar su agradecimiento a todos los profesionales que le han ayudado a poner en pie este espectáculo, porque han contribuido a dar forma a un deseo largamente acariciado y aquí plasmado en un teatro "que no es del intelecto, sino de la pasión y los sueños". Esta afirmación es también reivindicación para Kemp, ya que lamenta la falta de magia, "ingrediente esencial del arte", de la escena actual. "Hoy el teatro ha perdido magia, dirección e, incluso, su propósito", de manera que con Elizabeth. El último baile , el actor y director quiere "embrujar" al público, encantarle con un montaje cuyo objetivo principal ha sido desde el principio "crear algo hermoso para llenar los corazones de la gente".



Así, 50 años después de conocer a Elizabeth Tudor, el actor se convierte en ella en un escenario desnudo, elegante, envuelto en terciopelo negro, en el que, como entonces, cuando tenía 5 años y jugaba a disfrazarse de la Reina con una crinolina casera realizada con tela y paraguas, defiende la vida de una mujer que, en un trono habitualmente ocupado por hombres, "luchó tanto por la paz" con las únicas armas del amor, la pasión y el arte. Como Kemp, porque, como dice, ella es él y él es ella cada día, cada noche, desde antaño.