Lienzo con nabos

Crítica danza

Con un doble programa de corte neoclásico-contemporáneo, la cuarta compañía de ballet más antigua del mundo -fundada en 1773- deslumbró gracias a dos piezas de sendos coreógrafos actuales: el talentoso Christian Spuck y el consagrado Mats Ek. El creador alemán Spuck se inspira en la superficialidad del rococó para su obra 'Le tableau perdu' (2007) -'El lienzo perdido'-, tomando como punto de partida un imaginario cuadro que bien podía haber sido compuesto por Antoine Watteau, padre del género pictórico denominado 'fiestas galantes'. Una sobria escenografía con tres lienzos en blanco suspendidos viste el espacio escénico, en el que una veintena de bailarines -ellas con tutús y puntas para crear la ilusión del ballet- recobra la vida en una sucesión de escenas de galanteo, bailadas al son de la partitura de Mendelssohn. A nivel coreográfico, Spuck bebe de todos los elementos compositivos del lenguaje clásico a los que les dota de una nueva dimensión con sutiles toques contemporáneos. Lo liviano de la temática y la buena factura de los intérpretes gustaron al público. La segunda obra de la noche fue realizada por el también sueco Mats Ek. Con la musicalidad con único elemento regidor de la pieza, la pieza carece de argumento y de personajes. 'Rättika' (2008) -Nabo en sueco- es un compendio del personal vocabulario coreográfico de Ek con su conocido sentido del humor. Haciendo honor al título, el momento más surrealista de la obra lo constituye la imagen de varios nabos flotando sobre el escenario. Con una duración total de hora y media, el programa equilibró bien dos facetas del veterano Ballet de la Ópera Real de Suecia. La versatilidad era la premisa de la noche y, en ese sentido, la actuación satisfizo las expectativas. El gran lienzo coreográfico construido con nabos volantes por la compañía nórdica consiguió cinco minutos de aplausos y bravos.