"Las integrantes de Verdini Dantza Taldea transmiten valores que nosotros hemos perdido hace tiempo"

Isabel Verdini, Verdini Dantza Taldea

A punto de recibir la medalla, ¿tiene todo listo?

Sí. Vamos a hacer algo durante la entrega que no puedo adelantar. Prefiero que la gente lo vea.

Habrá, entonces, representación de las bailarinas.

Sí. Van seis bailarinas de la compañía; Jesús Murua, mi marido y productor; mi hermana Agurtzane, que me ayuda y la pedagoga. Y alumnas mías, que también me ayudan en el trabajo con las integrantes de Verdini Dantza Taldea.

¿Un trocito de medalla para cada uno?

La gente dice que es mía. Cambié toda mi vida por una promesa. Le dije a mi hermana: tú hija bailará y conseguí que bailara a pesar de su discapacidad y a raíz de ello, montar una compañía. La medalla es para todos. Dicen que soy modesta, pero el conjunto que tenemos es importante. Estoy ahí, pero también hay gente que cuando he pensado en dejarlo me ha ayudado a seguir adelante.

Hábleme de las niñas. ¿Parten con desventaja por estar afectadas por el síndrome de Down?

Son maravillosas. Hay que valorar que ellas son bailarinas, ni mejores ni peores que otras. Tienen una calidad artística y una técnica lo mismo que otro bailarín. Trabajo con niñas que tienen una discapacidad, pero a veces llevo mejor una clase con personas con síndrome de Down que cualquier otra.

¿Hasta dónde quiere llegar?

A la categoría del ballet de Biarritz o la compañía de Nacho Duato, ¿por qué no? El trabajo constante y la ilusión y capacidad de superación que tienen no las tiene todo el mundo. Si ellas no existiesen, la sociedad no sería la misma. Transmiten unos valores que nosotros hemos perdido hace tiempo. No tienen malicia.

Hablamos en femenino. ¿La danza es cosa de ellas?

Cada vez entran más chicos. Se está olvidando el tabú de que ellos no pueden bailar. De hecho, yo tengo a cuatro chicos aprendiendo. El tabú que hay que superar es el de la persona con síndrome de Down que baila. Cuesta ver que pueden bailar y participar de la vida lo mismo que todos a pesar de su discapacidad.

¿Qué valor le da a la medalla?

Es importante, porque nos reconoce en nuestra tierra el trabajo que hacemos. Todavía no nos lo creemos, porque nos ha costado mucho llegar hasta donde estamos. Esto no va a ser el final. Será el principio de una ilusión. Hemos tenido problemas, hemos tenido que pelear y llamar a puertas.

¿Han conseguido abrirlas?

Poco a poco, por suerte. Hay un desconocimiento acerca del síndrome de Down y de cualquier otra discapacidad. He tenido que oír argumentos que me han dolido.

'Argira' es su último montaje. ¿Han visto la luz después de años de trabajo?

El trabajo con estos niños es lento. Argira existe porque antes estuvo Ilunpetik que a su vez nació porque hubo un Bihotzetik II . El proyecto de Verdini es ir paso a paso. Argira es importante pero el trabajo que se ve no se da de un día para otro, ni en un mes. Responde al proyecto de Verdini Dantza Taldea. Es integración y desarrollo, es el trabajo individualizado que se hace. Cada persona tiene unas necesidades distintas. Argira es el fruto de un trabajo previo de años.

Hay personas que no tienen síndrome de Down que apoyan a las bailarinas en el montaje. ¿Son necesarias?

No lo es tanto. Las niñas nos apoyan a nosotros y viceversa. Nos enriquecemos de estar con ellas y bailamos con ellas. El apoyo que necesitan es de solidaridad, oír que pueden hacerlo lo mismo que tú. Y acariciarlas y que te acaricien. Hay una complicidad, pero ellas son autosuficientes. Es un enriquecimiento mutuo.

¿Están emocionadas las niñas con la entrega?

Claro. Cuando supieron que había que bailar dijeron: Pero yo quería ir guapa . Y tienen razón. Hemos preparado algo alegre y van a dar las gracias de la manera que mejor saben hacerlo, bailando. Es la ilusión que tienen, porque ellas se sienten bailarinas.

Ellas van a bailar, ¿y usted, va a decir algo?

Leeré una chuleta, pero las niñas también hablarán.

Ustedes trabajan la danza contemporánea. ¿Se animarán a otro estilo?

A las niñas les gusta el jazz y en fin de curso, les hago una coreografía. Pero no para los montajes. La danza contemporánea sirve para expresar mejor sus sentimientos. Ellas tienen un vocabulario reducido y expresan más bailando que a través de palabras.