En el marco del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz, Proyecto Larrua estrenará la próxima semana una nueva pieza, Shot the target, en la que los fundadores de la compañía alavesa de danza contemporánea Aritz López y Jordi Vilaseca vuelven a estar solos y juntos en escena, después de no pocas producciones en las que han contado con otros intérpretes. Antes del estreno, la formación está pudiendo trabajar en las instalaciones del Conservatorio Municipal José Uruñuela, una ocasión que el centro no ha querido desaprovechar de cara a su propio alumnado.
Aprender de quienes ya cuentan con experiencia y trayectoria. Transmitir a quienes tienen el futuro en sus manos. Parece sencillo de decir, pero no siempre es fácil de llevar a cabo. Por eso, encontrar foros de este tipo, máxime en una disciplina artística, se antoja imprescindible. Es lo que sucedió ayer con estudiantes de 1º, 2º, 3º y 4º de Enseñanzas Profesionales. Es lo que pasará hoy con el alumnado de 5º y 6º, justo con esas personas que están a punto de terminar su periplo en el Uruñuela.
“Es también una oportunidad para nosotros”, sonríe López, quien conoce bien las paredes del conservatorio pues también se formó entre ellas. Tanto él como Vilaseca mostraron ayer diferentes vídeos sobre las coreografías que Proyecto Larrua ha ido desarrollando a lo largo de su ya consolidada trayectoria, producciones como Idi Begi y La casa vacía, testimonios de un sello propio y una forma de hacer y entender el movimiento y la escena.
Ante la escena profesional
Hoy se redondearán estos encuentros con el alumnado de más edad, que podrá compartir un ensayo de la compañía alavesa, una de las últimas sesiones para preparar el estreno de Shot the target dentro de la sección Off Lokal del Festival Internacional de Teatro. Después, habrá tiempo para mantener una charla con quienes están ya en ese momento en el que la profesionalización empieza a tomar forma.
De hecho, uno de los objetivos primordiales para el centro en esta cita de hoy es que tanto López como Vilaseca puedan realizar una labor de asesoramiento sobre las salidas del mercado laboral. En parte, también ayer por la tarde se trataron estas cuestiones, partiendo de la experiencia de cada uno de manera individual y también de la vivida juntos dentro de la compañía ejerciendo el papel de gestores, mediadores, intérpretes y coreógrafos.
Especial mirada a los chicos
Además, en el José Uruñuela están aprovechando la ocasión para que los componentes de Proyecto Larrua tengan un momento específico con los bailarines que están estudiando en el conservatorio dependiente del Ayuntamiento de Vitoria. Puede parecer mentira a estas alturas, pero se siguen produciendo situaciones muy desagradables fuera de estas paredes por el hecho de que un chico se forme en danza.
“Yo no tuve que pasar por algunas cosas, pero Jordi, por desgracia, vivió otra experiencia. Nos parece importante poder estar con ellos de manera específica”, apunta López. Se trata de acompañar, de compartir vivencias y emociones, y de, en la medida de lo posible, ofrecer herramientas para afrontar el acoso que se sigue sufriendo.
Son tres los bailarines que tomaron parte ayer en esta propuesta y serán otros tres los que hoy compartan con los fundadores de Proyecto Larrua sus inquietudes en este sentido, también con la mirada puesta en el futuro y en sus caminos de profesionalización, si es que deciden seguir en el camino de la danza.
Un lugar para trabajar
Este encuentro especial, este foro singular en el que compartir durante dos jornadas la experiencia vital y profesional de Proyecto Larrua con el Conservatorio José Uruñuela es posible también por el hecho de que el centro facilite a la compañía sus instalaciones con el objetivo de ensayar y preparar su próxima propuesta. “No podemos estar más que agradecidos, porque siempre en este espacio están atentos en este sentido”, apunta López.
Son, de hecho, muchos los bailarines profesionales que salieron de estas paredes que, cuando vuelven a Vitoria de vacaciones o a estar unos días, encuentran en el Uruñuela una puerta abierta para poder practicar. También este lugar ha posibilitado que se realicen ensayos para espectáculos como el que la Banda Municipal de Música de Vitoria estrenó el pasado septiembre.
“No existen en Vitoria unas instalaciones para poder ensayar. Es una auténtica pena. Es algo que la ciudad le falta. Pero ahí está el conservatorio, que nos hace el favor de acogernos”, subraya López, quien tiene claro que el encuentro de estos días con el alumnado es también “un compromiso por nuestra parte con la ciudad y los futuros bailarines”.