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Las banderas dejaron de ondear en el País del Bidasoa
El "banderari" Eduardo Almandoz ondea la bandera de Doneztebe el día del patrón, San Pedro Apóstol
las medidas por El Covid-19 impiden el tradicional 'baile' del Corpus Christi
Las banderas de Doneztebe, Sunbilla y Bortziriak (Bera, Arantza, Etxalar, Igantzi y Lesaka) no ondearo ayer como tradicionalmente se hace con motivo del Corpus Christi (Bestaberri, para los euskaldunes) a causa de las medidas de alejamiento social dictadas por la pandemia del covid-19. El llamado "baile de banderas" que, según testimonios vecinales, se celebraron incluso durante la Guerra Civil no pudo tener lugar al ser suspendidas las procesiones religiosas.
En el País del Bidasoa subsisten todavía con plena vigencia las típicas dantzas que acompañan determinados cortejos religiosos, de las que sin duda la más característica y espectacular es la denominada Ikurriña goratu (enarbolar la bandera). Al son del txistu y el tamboril, con distintas y solemnes melodías, las banderas de Doneztebe, Sunbilla y Bortziriak, se hacen ondear a los cuatro vientos por el banderari (abanderado) o el Síndico municipal, que solía ser un miembro de la Corporación, ondean y se humillan ante el Santísimo Sacramento en la procesión de Corpus Christi, ante la imagen de San Fermín, patrón de Lesaka, y en Doneztebe en la festividad del Corpus Christi, la del Sagrado Corazón de Jesús y en la del patrón, San Pedro Apóstol.
En Sunbilla se hace después de la procesión que recorre el pueblo, en los últimos años con el vecino Florentino Guelbenzu como abanderado. Y en Doneztebe, según confirma el párroco Juantxo Zabala, se hace en las tres fechas señaladas y en dos en los municipios restantes. Por el Corpus Christi y por el Sagrado Corazón de Jesús, se lleva a cabo en el frontón Bear Zana, frente al Casino de la Unión, y por San Pedro en la plazoleta frente a la iglesia parroquial. Una multitud de vecinos se arremolinan para presenciar el "baile de la bandera" que desde años interpreta Eduardo Almandoz y que, aunque apenas dura un minuto y medio, representa el momento más singular de las fiestas patronales.
En Lesaka por el Corpus Christi al Síndico abanderado le acompaña otro corporativo que lleva una alabarda, tocados ambos con un bicornio o sombrero de dos picos. Tras la misa, se inicia la ceremonia en el atrio de la iglesia, donde el Síndico entrega la bandera al alabardero, se descubre y, previa reverencia, se arrodilla e inclina ante el Sacramento. Vuelve a ponerse en pie, pide la bandera del alabardero, a quien entrega su bicornio, y la ondea describiendo circunferencias al compás de la melodía. De derecha a izquierda, luego de izquierda a derecha y termina como empezó, trazando un total de nueve circunferencias.
Un ceremonial parecido se sigue el día 7 de julio, San Fermín, cuando marcha la Corporación municipal acompañada de dantzaris y txistularis y, sobre uno de los puentecillos del río Onin, repite el Síndico la danza de la bandera, si bien suprimiendo esta vez el ceremonial de reverencias e inclinaciones. Y da paso a los ezpatadantzaris que bailan Makil gurutze dantza sobre los pretiles del río Onin para reintegrarse luego a la Casa Consistorial, donde lucirá el resto del día.
En Bera, con una melodía curiosísima de sabor guerrero, el ritual de ondear y bailar la bandera tiene lugar en la plaza de la Iglesia, a la salida de la procesión de Corpus Christi. Después se baila de nuevo frente a la casa Iriartea en el barrio de Alzate, se repite la dantza en la plaza de este barrio y también se hacía ante la casa del alcalde, en el caso de que esté ubicada en el trayecto procesional, con el banderari ataviado con una casa negra, pantalón del mismo color y una faja de color rojo, lo que en el caso de la fotografía hace el vecino Andoni Andueza.
En todos los pueblos las calles se engalanan con enramadas y guirnaldas de boj, altares en determinados lugares se hacía en Elizondo y aún se hace en Erratzu y Elbete y doblan las campanas parroquiales pero en Baztan sin que se recuerden "bailes de banderas". Y en todos los casos, el recorrido de la procesión, en la que participaban los niños y niñas que habían hecho su primera comunión, se alfombraba de hierba recién cortada y repujada con pétalos de flores, lo que este año no pudo ser.
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