Lacarra y Murillo triunfan con su sueño de una noche de ballet en casa

El Auditorio del Kursaal acogió anoche de este lunes la materialización de un sueño: Lucía Lacarra e Iker Murillo aunaron fuerzas para convertir en realidad, el deseo largamente anhelado de juntar su arte y mostrarlo ante los suyos. Con el patio de butacas prácticamente lleno, la gala 'Gure Ametsa' supuso la mejor celebración posible del Día Internacional de la Danza, efeméride que se conmemoraba el lunes en recuerdo a la fecha del nacimiento de Jean-Georges Noverre, precursor de la modernización del ballet. Dividido en dos actos, el espectáculo tuvo una duración de dos horas y constó de once piezas, entre las que predominó el lenguaje neoclásico, firmado por creadores como Víctor Ullate o Eduardo Lao, amén de las cuatro obras del coreógrafo de cabecera de 'Gure Ametsa', Vitali Safronkine.

La sorpresa inicial vino con el 'Agurra' ofrecido por una veintena de alumnos del pasaitarra Studio24, con la intención de dar la bienvenida al numeroso público que copaba el Kursaal. La gala continuó con 'Reminescence', un bello trío que reunió sobre el escenario a la artista zumaiarra y al tándem Murillo-Safronkine. La exigente técnica Bournonville -escuela danesa del ballet- brilló gracias a las figuras del Teatro alla Scala de Milán, Vittoria Valerio y Claudio Coviello, en una impecable ejecución de 'El Festival de Flores en Genzano'. Procedentes del Víctor Ullate Ballet, Elena Diéguez y Óscar Comesaña bailaron el exótico dúo 'The Crossing', para dar paso a la complicidad de la pareja conformada por el intérprete pasaitarra y el bailarín ruso, en 'Continuo'. La imponente música de Enrique y Estrella Morente coaligó a la perfección con la coreografía de Víctor Ullate, en 'Quiebro', un visceral solo bailado con entrega por su hijo Josué Ullate. La primera parte finalizó con otra pieza del maestro zaragozano, 'Sola', en una conmovedora interpretación de Lacarra, que disfruta de una espléndida madurez artística. Le abstraía de su profunda soledad la intermitente compañía en escena de Cristian Oliveri.

Si la gala 'Gure Ametsa' había surgido por su deseo de encontrarse artísticamente, el goce de Lacarra y Murillo -y de los espectadores- fue máximo en 'Dans le même soufflé', una obra de gran lirismo en la que ambos lucen sus mejores cualidades interpretativas. Al igual que la pieza anterior, Safronkine es el responsable de 'Concerto for two', que trajo a escena a Diéguez y Oliveri. Un paso a dos extraído de 'Giselle' sirvió para deleitar nuevamente al público con la sutileza de matices obra referencial del repertorio clásico, interpretada con maestría por Coviello y Valerio. Con 'Burka' de Eduardo Lao, Lucía Lacarra explotó una faceta diferente a su característica cualidad etérea, contando como partenaire con Josué Ullate. El broche de oro de la gala 'Gure Ametsa' vino de la mano de Iker Murillo y Vitali Safronkine con una sólida interpretación de 'Matching Thoughts', un dúo firmado por el coreógrafo ruso, que requiere de una profunda compenetración artística y confianza entre los bailarines para que la ejecución sea tan sincronizada, equilibrada y bella como la noche del lunes. El sueño de una noche de ballet de cinco estrellas se convirtió en realidad para Lacarra, Murillo y Safronkine -junto al resto del elenco participante-, quienes recibieron una calurosa ovación de siete minutos de aplausos.