La viguesa Dores André, primera bailarina del Ballet de San Francisco

La artista llegó hace diez años a la prestigiosa compañía norteamericana, tras pasar por el cuerpo de baile y ser solista los últimos dos años

La joven comenzó tarde, pero aprovechó bien el tiempo. A los 11 años se apuntó a clases de ballet en la escuela de Esperanza Arrondo, en Vigo, donde creció, y cuando tenía 13 se trasladó a Zaragoza, donde entró en el estudio de María de Ávila, escuela otros de destacados bailarines. André es la única gallega que forma parte de reputada formación norteamericana, considerada una de las mejores del mundo. Antes, a los 17 años, se marchó a Florencia, donde estuvo en la compañía Maggio Florentino, y después a Londres, en el English National Ballet.

A Estados Unidos llegó con 19 años y a lo largo de su trayectoria en el ballet californiano ha interpretado papeles principales en obras como Giselle, El cascanueces, La bella durmiente, Romeo y Julieta o El lago de los cisnes. Aunque la formación suele salir fuera del país una vez al año y ha recorrido medio mundo, desde China hasta Islandia, todavía no ha actuado nunca en su tierra. Dores André reconoce que su ritmo de trabajo «es bastante intenso, es duro, pero es la profesión que he elegido y no todo el mundo tiene esa suerte», indica.

El repertorio del Ballet de San Francisco es básicamente clásico, aunque también hacen piezas neoclásicas y contemporáneas. La viguesa explica que no hay muchas formaciones capaces de combinar estas facetas. «Es una de las muchas razones por las que muchos bailarines quieren trabajar aquí», asegura.

La compañía fue la primera formación profesional de Estados Unidos y tiene escuela propia

El Ballet de San Francisco fue la primera compañía profesional que hubo en Estados Unidos. Se fundó en 1933 y hoy es una de las primeras formaciones de danza del mundo, que además posee una escuela propia en la que forma a su cantera de alumnos. Tiene más de 70 bailarines en plantilla, lo que además le convierte en uno de los más grandes del mundo.

Junto con el American Ballet Theatre y el Ballet de la Ciudad de Nueva York, el San Francisco Ballet, con sede en el War Memorial Opera House, forma parte del triunvirato de grandes compañías clásicas que definen el estilo americano en la escena contemporánea.

Bajo la dirección del coreógrafo islandés Helgi Tomasson desde 1985, la compañía ha logrado una reputación internacional como uno de los ballets más prominentes de Estados Unidos y en la actualidad ofrece al año cerca de un centenar de representaciones. A lo largo de los 30 años que lleva en el puesto, se le reconoce a Tomasson el gran mérito de haber transformado el ballet de una respetada formación a una de as mejores compañías de ballet clásico del mundo .

En los últimos años, el programa de giras se ha convertido cada vez más ambicioso. En particular, ha desarrollado fuertes lazos con diversos centros dedicados a las artes escénicas, como el John F. Kennedy de Washington, DC, el New York City Center o el Southern Californias Segerstrom Center for the Arts.