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La vida contada por los bailes vascos
Pello Esnal estrena este viernes la película ‘Dantza’, un «universo mágico» con el que ha redescubierto al bailarín que fue SAN SEBASTIÁN. Después de una laboriosa y complicada elaboración a lo largo de cuatro años desde su primer golpe de claqueta, llega por fin este viernes a los cines ‘Dantza’, la película que ha dirigido Telmo Esnal, un relato del ciclo de la vida a través de los bailes vascos tradicionales presentados con una mirada cinematográfica y contemporánea. Telmo, cineasta con películas en su haber como ‘Urte berri on, amona!’ y ‘Aupa, Etxebeste!’ y ahora terminando ‘Agur, Etxebeste!’ junto a Asier Altuna, fue dantzari en su juventud. Y se debía ‘Dantza’, para empezar, a sí mismo. «He recuperado algo que creía que era parte del pasado, y me he dado cuenta de que uno es dantzari para siempre. He sido muy feliz haciendo la película», afirma. Incluso volvió a bailar en una escena de grupo en el filme.
Pero destaca Esnal que es un trabajo colaborativo en el que han sido fundamentales las enseñanzas y coreografías ofrecidas por Juan Antonio Urbeltz y Marian Arregi, y todo el diseño de producción que ha creado Koldobika Jauregi, además de destacados profesionales en los distintos departamentos, en un filme que se plantea como una experiencia artística multidisciplinar. «Sin todos ellos no hubiera podido hacer algo así», se reafirma Esnal.
Visitamos con Telmo Esnal y el primer dantzari del filme, Gari Otamendi, uno de los más llamativos escenarios que recorre la película, el torreón de Vista Alegre en Zarautz. «Conozco este lugar desde chaval y cuando bailaba ya hicimos aquí una foto de todo el grupo de baile», rememora Telmo Esnal (Zarautz, 1967). «Me parecía un sitio muy adecuado para las danzas de corte o branles, bailes del siglo XIX que son más o menos de la misma época que este lugar». Hubo problemas climatológicos «y lo que estaba pensado para cuatro días hubo que hacerlo en dos jornadas maratonianas», recuerda Telmo Esnal del rodaje de esas escenas, que implicaban a 24 dantzaris y tuvieron lugar hace un año.
Era una de las muchas fases en que se ha dividido a lo largo de cuatro años la película de Txintxua Films, que costó mucho sacar adelante por su concepto tan especial, que se desarrolla a lo largo de las cuatro estaciones, y por una producción que en algunas escenas como las que se desarrollan en Leitza, implicaban a 200 dantzaris y numerosos grupos de baile.
Gari Otamendi interpreta el papel del Capitán en el leve argumento narrativo de una película en la que «la protagonista es la danza. Pero los dantzaris tenemos unos roles, y a mí me tocó el del capitán, el que guía el pueblo». Otamendi también explica el trabajo de acoplamiento entre las diferentes disciplinas que integra el filme. «Algunas son coreografías creadas para el teatro, con otro tipo de narración, así que tuvimos que adaptarlas a otro lenguaje, y en función de los planos que quería Telmo», explica Otamendi. «La habanera, por ejemplo, es una adaptación de una escena de ‘Martín Zalakain’, el espectáculo que estamos haciendo ahora con Argia».
Los propios escenarios se llevan también buena parte del protagonismo de ‘Dantza’. No son simples decorados para enmarcar las coreografías y «los hemos escogido después de recorrer todo Euskadi». Y también las Bárdenas, donde comienza la película en un paraje desértico que a Gari Otamendi le im-
pactó especialmente: «En una secuencia me dejaron solo en un lugar que estaba a cientos de metros del emplazamiento de la cámara y el equipo. Tuve que esperar ahí un cuarto de hora a la luz adecuada del atardecer y fue un momento muy especial». Y en Belchite, Gari también se quedó impresionado «con los colores del paisaje», en el Planerón, un lugar en el que no se veía ningún vestigio de civilización. «Bailar ahí fue muy inspirador, algo increíble», recuerda Otamendi.
Generación contemporánea
«Me ha gustado que el proceso haya durado cuatro años, y me he sentido privilegiado de poder participar en algo así, creo que pertenezco a una generación que aunamos técnica y conocimiento de un modo que no se ve en muchos lugares, gracias a que hemos tenido la suerte de que Urbeltz y Arregi nos han transmitido muchísimas claves de la danza tradicional. Pero con la idea de que toda tradición debe renovarse constantemente, que es lo que transmite también la película», añade Otamendi.
Leitza fue el pueblo elegido para las escenas más colectivas, cuando el pueblo celebra rituales como el de la manzana y la sidra, «por su singularidad y por su estructura con caseríos sueltos alrededor de la plaza y con un frontón».
Para otra de las secuencias buscaban un claustro. «Pensamos en el Museo San Telmo, que hubiera quedado precioso, pero la sonoridad del suelo con hierba no valía para los dantzaris. Pensamos cubrir toda la hierba con planchas de hierro, pero era complicado. Así que finalmente optaron por Arantzazu, que además «tiene montaña y cuevas que encajaban muy bien con el resto de la película». Una serrería en Zerain o un lagar en Igartubeiti fueron otros de los espacios elegidos, «aunque yo decía que los escenarios eran muy importantes, pero solo hasta que empezaran a bailar los dantzaris».
‘Dantza’ se estrenó en el pasado Festival de Cine de San Sebastian, en la Sección Oficial fuera de concurso, y tuvo una buena acogida, pero ahora se enfrenta al público en general. «Espero que la gente se sorprenda y disfrute, que de alguna manera se sienta transportada por lo que ofrece la película y tenga ganas de transmitírselo a los demás. Yo creo que es más que una película, buscábamos un universodistinto con un punto mágico que tiene mucho que ver con el mundo de Urbeltz y el de Koldobika, y transciende la danza tradicional, creo que nadie la ha visto de esta manera».
No ha habido suerte en las nominaciones a los Goya. «Me hubiera encantado que hubieran nominado a medio equipo, pero es difícil que los académicos vean una película como esta cuando aún no se ha estrenado». Pero Esnal confía en que sea una película de largo recorrido, «y creo que fuera de aquí puede interesar mucho, porque a través del baile hay conexiones muy curiosas entre distintas culturas».
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