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La unión hace la fuerza
"La verdad es que estoy bastante nerviosa porque en las anteriores ediciones del certamen se concedía la subvención a ocho grupos y estos eran los que directamente participaban en la gira, pero ahora hay una segunda selección y mucha más presión". Estas palabras de Natalia Monge, una de las coreógrafas seleccionadas en la sexta edición del Certamen de Coreógrafos Vascos, indican la novedad del evento en la presente edición. Anteriormente se elegían ocho piezas que se ofrecían en un espectáculo conjunto. Los coreógrafos, abatidos ante la costosa preparación de los diferentes escenarios, pidieron que se redujera el número de coreografías, mientras que el Departamento de Cultura, consciente de que ocho coreografías seguidas podría resultar excesivo para la mayoría de los espectadores, cambió la estructura del certamen, presentando doce coreografías de las que se eligen sólo cinco.
Difícil elección
El proceso de selección se llevó a cabo en el Teatro Ibañez de Matauko del Centro Cívico Hegoalde, en Gasteiz con un jurado dividido en tres grupos. El primero de ellos fue la Comisión responsable de la selección integrada por José Antonio Arbelaitz, Marga Arroyo, Luque Tagua, Iñaki Landa, José Lainez, Lide Arana y Laura Etxebarria, cuyo voto influyó en un 40% del total.
Varios críticos de prensa y programadores integraron el segundo participante en las votaciones: Fernando Piñeiro, Marian Gerrikabeitia, Iratxe de Arantzibia, Agus Pérez, así como Iñaki Larrañaga y Carlos Gil, presidente y director de la revista ARTEZ, respectivamente. Su aportación influyó un treinta por ciento sobre la puntuación final, lo mismo que el del tercer grupo del jurado, integrado por Damián Muñoz, Idoia Zabaleta, Eguzki Zubia, Blanca Arrieta, Ion Mundate y A deshoras danza.
Escenario "inapropiado"
Igor Calonge, uno de los creadores participantes, se quejaba del escenario porque, en su opinión, no era el apropiado para presentar coreografías.
"Cuando vi el teatro me negué a presentar mi pieza porque no era el lugar apropiado. Al final me convencieron, pero no pudimos utilizar el sistema de iluminación con el que habíamos estado trabajando durante dos meses. Los televisores que utilizamos se cuelgan desde el techo, algo que aquí ha sido imposible", se lamentó.
En cualquier caso, el certamen dio pie a presentar doce coreografías de jóvenes vascos que residen en Euskal Herria o en el extranjero. Los coreógrafos seleccionados participarán en una gira en común organizada por el Ejecutivo y que tendrá lugar el día 20 de abril en el Teatro Ibañez de Matauko de Gasteiz, el 26 en el Barakaldo Antzokia y el 30 en el Egia de Donostia. Todas las actuaciones se celebrarán a las ocho de la tarde.
La compañía gasteiztarra Ikutu se ha servido de diferentes fuentes para crear un viaje de tres personajes a través de los sentidos titulado Bostak S2. Inspirado en la literatura, imágenes, el cine y diversos objetos, el trío gasteiztarra crea una coreografía de improvisación con tan sólo dos minutos de coreografía preparada donde pretenden expresar los estímulos sensoriales a través del movimiento.
Los miembros de la compañía, Adriana, Jorge y Ruth, se muestran ilusionados con el reconocimiento de este certamen, si bien sus aspiraciones no se limitan a este encuentro. "Esta gira está muy bien, pero nosotros queremos mover la pieza fuera de Euskadi. El problema es que la subvención es muy pequeña y siempre tienes que estar pidiendo favores a tus amigos para montar las piezas", comentan.
Ida y vuelta a la infancia
La coreógrafa de Donibane-Lohizune Pantxika Telleria muestra en Firua los diferentes movimientos dancísticos por los que ha pasado en su carrera dancística: el Conservatorio Nacional de París, euskal dantzak y la danza contemporánea. Su trabajo, muestra a una bailarina que se mueve alrededor de una caja de música que representa su infancia. Telleria asegura que estar presente en este certamen ha sido muy enriquecedor para ella. "Es muy interesante para ver las diferentes formas de trabajar de Hegoalde e Iparralde, sus diferentes culturas"
. ...Y descuelga mi corazón sirve a la coreógrafa Mayda Zabala para contar la vida de una pareja en clave de humor. Narra los diferentes momentos de un joven matrimonio, desde su feliz y esperado casamiento hasta llegar a una intensa crisis marital. La creadora se muestra muy agradecida con esta convocatoria. "Si no existiera yo seguramente no habría hecho nada, pero creo que si te ponen estas facilidades hay que saber aprovecharlas", sentencia.
La coreógrafa residente en Amsterdam Saioa Ibañez se considera muy afortunada con el escrutinio. "Yo estoy estudiando fuera y me gustaría volver a Euskadi, así que me viene muy bien establecer contactos y ver también qué es lo que se está haciendo aquí", señala. Su trabajo, Ihez puntuak, pretende reflejar la contrariedad de las cosas, los polos opuestos. "He podido poner en práctica y expresar con mi cuerpo un montón de ideas que yo tenía en mente desde hace tiempo", comenta.
Unos con/contra otros
Tres personajes buscan una ilusión, cada uno la suya, pero el deseo de lograrla les une. Este es el planteamiento de la coreografía de Natalia Monge Mejor mal acompañado que solo. Muestra cómo las personas se utilizan mutuamente para conseguir sus fines y, cuando ya los han logrado dejan de lado a la otra persona. Esta es la tercera edición a la que se presenta Monge y en la que también ha sido seleccionada. "Tengo que reconocer que después de haber estado los años anteriores me sentiría frustrada si no nos hubieran seleccionado", se sincera.
Aparte de estas cinco coreografías, por el proceso de selección desfilaron Errantes de Gema Espinosa y la compañía Talangaka; Oz, Alicia en off, de Igor Calonge; Laket de Kontxi López; No me cuentes de Gabriel Ocina; Anónimas de Judit Ruiz y María Martín; Cuerpo y aire de Nerea Urbieta y Paisajerik gabeko jendea de Maitane Zalduegi.
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