La Soka-dantza se cita con su pasado

Pero sin lugar a dudas, buena parte del protagonismo festivo recayó en la Soka-dantza interpretada, como todos los años, por Haritz Euskal Dantzari Taldea. De hecho, la cita de ayer tenía un significado muy especial ya que se conmemoraba el 75 aniversario desde que este baile se interpreta de manera ininterrumpida en las fiestas de San Bartolomé. Con ese fin, Haritz Euskal Dantzari Taldea apostó por reconocer el esfuerzo que este pueblo está realizando por la pervivencia de una danza que otras localidades están tratando de recuperar homenajeando a aquellos dantzaris que durante este tiempo han desempeñado los papeles de aurreko y atzeko en esta celebración.

Veinte antiguos dantzaris, además de los hermanos Lizarralde, que desempeñan estos papeles en la actualidad, así como representantes de la sociedad Baltasar y la Banda Municipal de Txistularis, estrechamente ligadas a esta cita festiva, acapararon el protagonismo de la celebración junto a los miembros de Haritz Euskal Dantzari Taldea y la Banda Municipal de Txistularis.

Tras la procesión y la misa de San Bartolomé, llegó el turno de la soka-dantza. El alcalde de Elgoibar, Alfredo Etxeberria, fue el encargado de abrir la celebración encabezando la cuerda formada por los dantzaris homenajeados y los miembros de Haritz, que dieron dos vueltas a la plaza de los Fueros entre los aplausos del público que llenaba la plaza.

A continuación, los miembros de Haritz se hicieron con el protagonismo festivo, interpretando con el genio que les caracteriza las diferentes piezas que componen la Soka-dantza. El punto final de esta emotiva celebración llegó con la entrega a los dantzaris homenajeados de sendas placas en reconocimiento al papel que han jugado en la pervivencia de este acto, antes de protagonizar un alegre pasacalle que puso a prueba las piernas de algunos de estos veteranos bailarines.

Tres veteranos

Vicente Zubiaurre, Iñaki Gorostiza e Ignacio Etxeberria representaron el papel de los dantzaris más veteranos en este acto. Los tres participaron en la representación de la Soka-dantza durante los primeros años de la década de los 50 y todos ellos vivieron la cita de ayer con una mezcla de envidia y emoción. «Los chicos y chicas de hoy en día tienen poco que ver con nosotros. Son unos chavales muy preparados que dedican muchas horas a los ensayos a lo largo del año, mientras que nosotros preparábamos la actuación de los Sanbartolomés una semana antes, ensayando en los locales que nos cedía la parroquia».

A diferencia de lo que sucede en la actualidad, la Soka-dantza solía tener lugar el día del Txiki, una jornada con una carga muy especial para los elgoibarreses, tanto en aquella época como en la actualidad, por su enorme carga de desmadre festivo, a la que no eran ajenos estos dantzaris, tal y como recordó Iñaki Gorostiza. «Antes bailar solíamos txikitear y después de hacerlo también. Pero hoy en día todo es más serio y tiene otro nivel».

Buena parte de la historia de la Soka-dantza de Elgoibar se dio cita en la plaza de los Fueros ayer por la mañana durante el día de San Bartolomé.