La plaza, hábitat natural de la danza

EL murmullo (o la algarabía) constante, el ruido de las obras en la acera, el claxon de coches impacientes, ladridos, alaridos, gente corriendo de un lado a otro y/o absorta en las pantallas de sus teléfonos móviles… La danza urbana es frenética y a veces un tanto desquiciante. Pese a ello, la compañía de danza Kukai ha apostado por la calle para desarrollar su nuevo espectáculo, Gelajauziak. Su elección no es casual ni obedece a un capricho. "La coreografía se basa en parte en las danzas populares vascas, así que hemos querido mantener el hábitat natural de éstas: la plaza", explica el bailarín y director de la compañía Kukai, Jon Maya (Errenteria, 1977). "Uno de los valores más significativos de las danzas vascas es su carácter social, esto es, su capacidad de unir a la sociedad en torno al baile y crear lazos", añade.

El bailarín valora la relación "directa e instantánea" que se produce entre el público y los intérpretes. "Disfruto mucho bailando en la calle, es intenso pero a la vez muy bonito", asegura, al tiempo que no oculta los inconvenientes: "La vida sigue en la calle: los perros, los coches, los teléfonos móviles"; ese tipo de distracciones, reconoce, son inevitables. Las condiciones acústicas tampoco tienen nada que ver en un teatro o al aire libre. Con todo, la compañía de Errenteria lleva un tiempo compaginando ambos escenarios, por lo que esas trabas urbanas no entrañan un mayor problema a la hora de ejecutar Gelajauziak, diseñada por el prestigioso coreógrafo catalán Cesc Gelabert. "Trabajar con él ha sido una escuela constante -destaca Jon Maya-; además de un excelente artista con más de 40 años de experiencia, es una persona de gran talla y sabiduría".

El director de Kukai valora asimismo que Gelabert haya mantenido la esencia de las danzas populares vascas, a la vez que en el plano formal ha aportado "un plus".

La música también alcanza el equilibrio entre lo tradicional y lo contemporáneo. Los artífices de esa "rica armonía" entre dos mundos son Sabin Bikandi y Xabier Erkizia. El primero ha establecido la base musical, con ritmos y estructuras de la música popular; mientras que el segundo se ha encargado de "dar ambiente" con su repertorio de efectos y sonidos electroacústicos. "No ha sido un encargo al uso, sino que hemos compuesto la música mientras los bailarines ensayaban la coreografía con Cesc; a veces, nuestra música guiaba a los intérpretes, otras, eran ellos quienes nos marcaban el camino", señala Sabin Bikandi, quien asegura que su grupo de música y danza Aiko guarda parentesco con Kukai: "Somos primos-hermanos -bromea-, hemos trabajado juntos varias veces".

Otro de los colaboradores destacables en esta nueva empresa de Kukai es el artista Nestor Basterretxea. "En un momento de la pieza, bailamos alrededor de su escultura Akelarre. Además, ha diseñado un par de elementos del atrezzo", desvela Maya, quien realza la aportación de la diseñadora Iraia Oiartzabal.

Estreno en Leioa Los intérpretes de Gelajauziak, a saber, Alain Maya, Eneko Gil, Ibon Huarte, Urko Mitxelena y el propio Jon Maya, estrenarán este espectáculo el próximo 16 de mayo, en el marco de la Umore Azoka de Leioa. Gracias al programa de artistas en residencia Aterpean que promueve Dantza Hirian, Kukai ya ha presentado una primera y breve versión de esta pieza, en plazas como Donostia o Bogotá. La compañía acaba de regresar de su gira por la capital colombiana, donde ha participado, por primera vez, en el Festival Iberoamericano de Teatro (FITB). Allí han realizado diez actuaciones, y además de un adelanto de su último trabajo, también deleitaron al público con otras coreografías como Sorbatza. "El feedback ha sido impresionante, la respuesta del público y de la crítica nos ha emocionado", se congratula el bailarín.

Tras el estreno en Leioa, la compañía tiene ya cerradas varias citas en otras plazas, algo que a juicio de Maya contribuye a "mejorar la autoconfianza", apunta risueño.

Día de la danza En vísperas del Día Internacional de la Danza (el martes 29), Jon Maya lanza una sola reivindicación: "Normalidad". No atribuye demasiada importancia a esta efeméride -"¿qué hay del resto del año?", ironiza-, si bien se dirige a las "alarmas rojas" de la profesión: "Se ha perdido bastante público en las artes escénicas en general. En un sector débil como el nuestro, cualquier toque -léase crisis-, te tumba", advierte. También alerta de las carencias a nivel educacional, "en la danza tradicional esa alarma roja lleva encendida bastante tiempo". Sabin Bikandi conviene con Maya, pero opta por ver el vaso medio lleno: "¡Que nunca perdamos las ganas de bailar!", anima.