La nueva Escuela de Danza sigue paralizada y con una demanda de la constructora

En la Escuela de Música se ha habilitado el salón de actos para poder impartir euskal dantza, ante la imposibilidad del traslado a la nueva sede

 La zona aparece vallada en la plaza Blas de Otero, en Atocha, muy cerca de la Torre y de la entrada al pasadizo. Pero las obras están paralizadas y no se sabe durante cuánto tiempo. La nueva Escuela de Danza sigue sin actividad desde que se descubrieran unas vigas de 70 centímetros adosadas a la losa inferior del aparcamiento. El informe oficial fue claro: la aparición de estas vigas tendrá como primera consecuencia la modificación y encarecimiento del proyecto entre un 15% y un 30%. Supondrá, además, la rescisión del contrato a la empresa adjudicataria, a Amenabar. La convocatoria de un nuevo concurso retrasaría los trabajos.

Otra consecuencia de la que se habló menos en este pasado octubre, cuando surge la noticia, es la necesidad de que el alumnado de euskal dantza que por primera vez se cursa este año, tuviera que acomodarse con el resto del alumnado con un acondicionamiento del salón de actos de la actual escuela.

Porque las obras se iniciaron a principios de septiembre con visos de concluir para que, tras las vacaciones de navidad, todo el alumnado de danza pudiera trasladarse al nuevo centro. Esto posibilitaba sumar las clases de euskal dantza para adultos y niños a las ya existentes de danza clásica y contemporánea. Quienes aprenden música se quedarían con el edificio actual de la plaza campo de Atocha, con más capacidad para dar salida a la amplia demanda existente, y los de danza tendrían su propio espacio en el nuevo espacio bajo la plaza de Blas de Otero.

En aquel momento y ante el enfado de la oposición, se habló de una comparecencia este mismo mes, pero en el consejo rector del centro, celebrado esta misma semana, no se incluyó ninguna explicación en el orden del día sobre la cuestión. Ante las preguntas de la oposición, la concejala de Cultura, Naiara Sampedro dijo no poder avanzar ninguna información, afirmó que se intenta llegar a un acuerdo con Amenabar y emplazó a los miembros del consejo rector a una reunión a la que se convocará también a los técnicos municipales.

93.765 euros

No se conoce en qué términos podría llevarse a cabo ese supuesto acuerdo con Amenabar una vez de que se rescindió el contrato a la empresa constructora.

Sí se sabe, sin embargo, que a través de sus abogados, la empresa ha presentado alegaciones en las que, entre otras cosas, pide que se proceda a la liquidación del contrato con una indemnización de 93.765 euros.

La cantidad, en realidad, supone el 6% de las obras que el Ayuntamiento decidió que no se ejecutasen tras la aparición de la viga, pero también aquellas que sí se llevaron a cabo. La constructora declina de cualquier responsabilidad por la aparición de las vigas que el proyecto licitado no contemplaba.