Dokumentuaren akzioak
La Kutxa giró, giró y giró
En el día grande de los arrantzales hondarribitarras, Elena Arbelaiz revivió una tradición centenaria y, a juzgar por los giros que dio a la Kutxa, garantizó una excelente pesca
Y no con poco esfuerzo precisamente: la kutxa, antiguo arcón de la
Cofradía, pesa 11 kilos, pero ayer en su interior guardaba una cruz, un
cáliz, una patera y una vinajera, así como varias reliquias de San
Pedro y María Magdalena y las actas de la Cofradía, que reflejan las
cifras de la temporada de pesca. En total, 18 kilos con los que la
hondarribiarra cargó en la celeración de Kutxa Entrega que tuvo lugar
ayer en Hondarribia. Un homenaje a los pescadores, en el que se repasa
la marcha de las capturas del año en una lectura oficial incluida entre
actos tradicionales.
La fiesta fue un éxito, y ya antes de
comenzar, centenares de personas se arremolinaban ante el Arco de la
Hermandad de Pescadores de Hondarribia a la espera de la salida de la
comitiva que, como cada año desde hace ni más ni menos que
cuatrocientos, recorre las calles del pueblo costero en el Día Grande
de los Pescadores. El tembloroso cielo encapotado no mermó los ánimos
de mayores y jóvenes, de hondarribiarras y turistas que, expectantes,
con la curiosidad como bandera unos, y la nostalgia otros, aguardaban
el comienzo del tradicional festejo.
Al poco de dar las seis,
partió la comitiva desde la Hermandad de Pescadores hasta la Parroquia
de la Asunción y del Manzano. «La ilusión por este momento es algo que
llevas dentro desde que eres pequeño», comentaban unas jóvenes que
aguardaban nerviosas la apertura de la marcha. Más tranquilo, pero con
una emoción apenas contenida, un veterano arrantzale confesaba que «no
se perdía un año este festejo», y que le gustaba seguir el recorrido
«en soledad y en silencio a pesar del júbilo reinante».
Y por
fin, fue la Banda de Música Ciudad de Hondarribia la que dio los
primeros acordes de la tradicional marcha Okendori, y tras ella partió
el desfile compuesto por doce jóvenes txotxuas o grumetes con un remo
cada uno, los patrones de la flota local, las autoridades municipales y
la propia portadora de la ku-txa, Elena Arbelaiz. Con el arcón sobre su
cabeza, la reina indiscutible de la marcha, y de todo Hondarribia
durante este día, arrancaba a aplausos a su paso, mientras, elegante y
sonriente, enfilaba por las calles de la localidad hasta la Iglesia.
Allí
el grupo se adentró en la Sacristía entre el jolgorio de las decenas de
hondarribiarras que la habían acompañado y que detuvieron la algarabía
para guardar un solemne silencio ante la apertura de la Kutxa, retirada
con delicadeza de la cabeza de la joven Elena. De ella extrajeron las
actas de la temporada de pesca 2005-2006, y las demás reliquias, que
fueron colocadas sobre la mesa.
Después, la comitiva volvió al
Arco de la Hermandad, donde Elena comenzó a girar al son de la música
portando la Kutxa sobre su cabeza. Superó las marcas de años
anteriores, más de cien giros, pero sonriente y sin síntomas de mareo
aseguró que «lo volvería a repetir, no estoy cansada».
Dokumentuaren akzioak