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La Kutxa giró, giró y giró

En el día grande de los arrantzales hondarribitarras, Elena Arbelaiz revivió una tradición centenaria y, a juzgar por los giros que dio a la Kutxa, garantizó una excelente pesca

Egilea
Lide Aguirre
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
Hondarribia
Mota
Albistea
Data
2006/07/26

Y no con poco esfuerzo precisamente: la kutxa, antiguo arcón de la Cofradía, pesa 11 kilos, pero ayer en su interior guardaba una cruz, un cáliz, una patera y una vinajera, así como varias reliquias de San Pedro y María Magdalena y las actas de la Cofradía, que reflejan las cifras de la temporada de pesca. En total, 18 kilos con los que la hondarribiarra cargó en la celeración de Kutxa Entrega que tuvo lugar ayer en Hondarribia. Un homenaje a los pescadores, en el que se repasa la marcha de las capturas del año en una lectura oficial incluida entre actos tradicionales.

La fiesta fue un éxito, y ya antes de comenzar, centenares de personas se arremolinaban ante el Arco de la Hermandad de Pescadores de Hondarribia a la espera de la salida de la comitiva que, como cada año desde hace ni más ni menos que cuatrocientos, recorre las calles del pueblo costero en el Día Grande de los Pescadores. El tembloroso cielo encapotado no mermó los ánimos de mayores y jóvenes, de hondarribiarras y turistas que, expectantes, con la curiosidad como bandera unos, y la nostalgia otros, aguardaban el comienzo del tradicional festejo.

Al poco de dar las seis, partió la comitiva desde la Hermandad de Pescadores hasta la Parroquia de la Asunción y del Manzano. «La ilusión por este momento es algo que llevas dentro desde que eres pequeño», comentaban unas jóvenes que aguardaban nerviosas la apertura de la marcha. Más tranquilo, pero con una emoción apenas contenida, un veterano arrantzale confesaba que «no se perdía un año este festejo», y que le gustaba seguir el recorrido «en soledad y en silencio a pesar del júbilo reinante».

Y por fin, fue la Banda de Música Ciudad de Hondarribia la que dio los primeros acordes de la tradicional marcha Okendori, y tras ella partió el desfile compuesto por doce jóvenes txotxuas o grumetes con un remo cada uno, los patrones de la flota local, las autoridades municipales y la propia portadora de la ku-txa, Elena Arbelaiz. Con el arcón sobre su cabeza, la reina indiscutible de la marcha, y de todo Hondarribia durante este día, arrancaba a aplausos a su paso, mientras, elegante y sonriente, enfilaba por las calles de la localidad hasta la Iglesia.

Allí el grupo se adentró en la Sacristía entre el jolgorio de las decenas de hondarribiarras que la habían acompañado y que detuvieron la algarabía para guardar un solemne silencio ante la apertura de la Kutxa, retirada con delicadeza de la cabeza de la joven Elena. De ella extrajeron las actas de la temporada de pesca 2005-2006, y las demás reliquias, que fueron colocadas sobre la mesa.

Después, la comitiva volvió al Arco de la Hermandad, donde Elena comenzó a girar al son de la música portando la Kutxa sobre su cabeza. Superó las marcas de años anteriores, más de cien giros, pero sonriente y sin síntomas de mareo aseguró que «lo volvería a repetir, no estoy cansada».

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