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La gran estudiosa del traje vasco

Este jueves se presenta el trabajo etnográfico que realizó Elena Tuduri y que ha sido editado por iniciativa de su nieto

El importante trabajo sobre el traje vasco que realizó Elena Tuduri (Tolosa, 1893-San Sebastián de los Reyes, 1979), sale ahora a la luz gracias al empeño y esfuerzo de su nieto, Emilio Latorre, que vio en este documento escrito por su abuela un «trabajo etnográfico riguroso de relevancia, el testimonio directo de una época, principios del siglo XX, de la que escasean datos referidos a la vestimenta de los vascos de la época».
Egilea
Juanma Goñi
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
Tolosa
Mota
Albistea
Data
2017/09/03
Lotura
Diario Vasco

Según nos cuenta Emilio, entre las muchas conclusiones que se pueden extraer de este trabajo destacaríamos especialmente dos. En primer lugar, está el hecho de que no podamos hablar de un solo traje vasco que haya perdurado hasta el momento, aunque sí de algunos elementos que lo caracterizan y diferencian del resto. En segundo lugar, el importante trabajo empírico llevado a cabo por la autora -una mujer adelantada a su tiempo-, nos permite concluir que la sociedad vasca de principios del siglo XX era pobre, «lejos de la idílica visión que algunos quisieron transmitirnos del mundo rural como esencia de lo vasco», y que Elena Tuduri trata de una forma aséptica y objetiva.

Elena Tuduri nació en Tolosa en 1893, es decir, hace ahora 124 años. Cuando finalizó sus primeros estudios, se trasladó a Madrid y allí se matriculó en la Escuela Superior del Magisterio. Tras aprobar las preceptivas oposiciones, fue catedrática de Escuelas Normales hasta su jubilación, ejerciendo como tal en las de Las Palmas de Gran Canaria, Vitoria-Gasteiz y, tras la guerra civil, en las de Toledo y Guadalajara. 

En cuanto a su labor etnográfica, se especializó en el ámbito textil. Participó durante sus años de estudiante en la fundación de la Sociedad de Estudios Vacos-Eusko Ikaskuntza, y en el I Congreso de la misma celebrado en Oñati en 1918. En sus años de profesora de la Escuela Normal de Vitoria-Gasteiz, impartió conferencias y publicó alguno de sus trabajos en la revista de Eusko Folklore, fundada por José Miguel de Barandiarán. Tras la guerra se trasladó a vivir a Madrid. Los últimos años de su vida padeció una enfermedad degenerativa, falleciendo en 1979 en su casa de Fuente del Fresno (Elena-Enea) en San Sebastián de Los Reyes (Madrid) pocos días antes de cumplir 86 años. Sus restos reposan en Tolosa.

Testimonio de una época

El trabajo, que hasta la fecha no se había publicado, lleva por título 'El traje y otros asuntos de etnografía vasca (1920)'. En realidad, se trata de la exhaustiva memoria que presentó la joven Elena Tuduri como trabajo de fin de carrera. Inicialmente concebido como un estudio sobre el traje popular vasco, se amplió también a otras cuestiones etnográficas.

El estudio se puede dividir en dos partes. La primera hace referencia al traje vasco y estudia los elementos que pervivieron hasta la época en la que se realizó la tesis (entre 1918 y 1920), haciendo un recorrido por su historia, con el fin de definir si existe o no un traje vasco, con unas características específicas y diferentes de las de otras vestimentas de pueblos limítrofes. Todo el estudio se apoya, por otra parte, en numerosas fotografías y dibujos de la propia autora, patrones de las piezas, etc.

En cuanto a la segunda parte del trabajo -'otros asuntos de etnografía vasca'-, nos cuenta Emilio, la propia investigación de campo, caserío por caserío, puso a su alcance otros elementos textiles, no propiamente vestimentas, que le sacaban de sus kutxas los baserritarras. «Ello le llevará a ampliar su trabajo a estas otras cuestiones. Estos otros lienzos estaban ligados al culto a los muertos o eran piezas del arreo de los recién casados, como 'hil-zapiak' (paños mortuorios), 'ohazalak' (fundas de edredón vasco) o 'zamauak '(paños para ofrendas). Y el estudio de las costumbres mortuorias, le conducirá a las argizaiolak, recogiendo muchas de ellas en imágenes y dibujos de las mismas.

Estamos, sin duda, ante un trabajo muy bien planificado, que sigue un guion predefinido de forma exhaustiva y rigurosa. Emilio Latorre opina que, para los profesionales de la etnografía, su importancia radica en el hecho de que se trate de un testimonio directo de una época, principios del siglo XX, de la que escasean datos referidos al traje vasco. Sin duda, supone una nueva fuente en la que poder investigar.

Pero, más allá de los especialistas en la materia, el gran público puede adentrarse con entusiasmo en este libro. Está escrito de una forma muy amena, y nos acerca a una época no tan lejana, «en la que las costumbres comenzaban a cambiar rápidamente, y en la que muchos se resistían a perder el contacto con formas de vida que habían perdurado a lo largo de siglos», explica Latorre. «Las guerras carlistas, el desarrollo de las comunicaciones con el ferrocarril como bandera y la creciente industrialización, estaban cambiando unas costumbres hasta entonces más ligadas al mundo rural, a un calendario marcado por los diferentes cultivos estacionales, en definitiva, una vida más ligada a la tierra y al entorno más cercano», añade.

Una mujer adelantada

Hay que subrayar la importancia que tiene el trabajo desde el punto de vista de la igualdad de género. Emilio valora la gran labor de su abuela y dice lo siguiente al respecto: «En una época en la que la vida de las mujeres estaba limitada a conseguir un buen matrimonio y a los trabajos de casa, es loable comprobar que hubo mujeres que lucharon desde sus posibilidades por un mundo más igualitario, y que con su actitud y sus vidas nos transmitieron a quienes les conocimos una visión más justa de las relaciones interpersonales, simplemente con su ejemplo».

Hay que tener en cuenta en la Tolosa de principios del siglo XX, los estudios universitarios estaban al alcance de muy pocas personas, pero no es menos cierto que en los casos en los que había posibilidades, se enviaba a la Universidad a los hombres, «relegando a las mujeres a un papel secundario, dándoles a lo sumo una formación musical, enfocada a que las buenas señoritas además de otras habilidades como cocinar o coser, fuesen capaces de amenizar una velada con su piano», explica con buen tino Emilio. Y por ello hay que reconocer a los padres de Elena, que fuesen capaces de permitir y apoyar a aquéllas de sus hijas que quisieron cursar estudios superiores.

Latorre ha tenido también causas emotivas y personales para lanzarse a recuperar y editar este trabajo, que ha sido posible gracias al departamento de Cultura de la Diputación, Museo San Telmo, Andia Kultur Elkartea y Ayuntamiento e Tolosa. «Mi amona padeció una enfermedad degenerativa en los últimos años y muchas veces nos queda una imagen de las personas a las que conocemos distorsionada por el paso del tiempo o la enfermedad, ignorando que fueron jóvenes con sus inquietudes e ilusiones y me parece injusto. Cuando falleció, yo tenía 18 años y aún pude conocerla en plenitud, pero por ejemplo para mis primos más pequeños no fue así», rememora Emilio.

La labor que ha llevado a cabo Latorre en la edición del trabajo, no ha consistido sólo en transcribir el original, sino que ha incluido numerosas notas que ayudan al lector a comprender aquellos aspectos que los casi 100 años transcurridos pudiesen hacerlos incomprensibles hoy día, como términos textiles, costumbres, personajes citados, etc... ampliando también algunos aspectos que creía merecían interés. Por otra parte, y al carecer el trabajo original de una bibliografía específica, aunque sí que contenía numerosas citas y referencias, ha localizado la procedencia de estas últimas y ha añadido al final la bibliografía utilizada.

Elena Tuduri, autora del trabajo sobre el traje vasco.

Elena Tuduri, autora del trabajo sobre el traje vasco.                     

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