La Gare du Midi de Biarritz acoge esta noche la segunda representación de «Magifique»

Esta noche tendrá lugar en la Gare du Midi de Biarritz la segunda representación de «Magifique», el último espectáculo del Malandain Ballet Biarritz que se estrenó el pasado mes de diciembre en el Teatro Victoria Eugenia de Donostia, en el marco del proyecto transfronterizo de colaboración que el coliseo donostiarra mantiene con el Ballet Biarritz. «Magifique» nació con motivo del centenario de la muerte de Marius Petipa, el creador de las clásicas coreografías de los grandes ballets de Tchaikovsky, que se celebra en este 2010. Thierry Malandain, director de la compañía, quiso aprovechar la ocasión de este centenario para crear una coreografía en la que proyectar numerosos recuerdos autobiográficos, pues Tchaikovsky y Petipa son nombres importantísimos en la carrera de cualquier bailarín. «Es un ballet un poco autobiográfico -explica Malandain-. La música de Tchaikovsky acompaña a todos los bailarines desde sus inicios, desde el momento mismo en el que comienzan su aprendizaje. Por eso vi la oportunidad de mezclar recuerdos personales míos que van indisociablemente unidos a algunos de los momentos más famosos de estos ballets».

Los tres ballets son «Cascanueces», «La bella durmiente del bosque» y «El lago de los cisnes», mientras que la selección de números que aparecen en «Magifique» coincide con el de las suites que realizó el propio Tchaikovsky. Así, se podrán ver y escuchar pasajes tan famosos como la «Danza de los Mirlitones», el «Vals de las flores» y la «Danza del Hada de Azucar» del «Cascanueces», el «Panorama» y el «Pas de caractère» de «La bella durmiente» o la «Danza húngara» y la «Escena final» de «El lago de los cisnes». Todas ellas revisitadas por Malandain, que se reconoce «un gran amante de la músicas de Tchaikovsky», y que cita, homenajea o transforma las coreografías originales que Petipa diseñó para ellas de las más diversas maneras, dejando un lugar importante también al sentido del humor y a la ironía.

El concepto autobiográfico presente en la coreografía de «Magifique», se encuentra también aplicado a la escenografía del espectáculo. «El decorado es una caja -describe el coreógrafo francés-, una caja que al principio del espectáculo se abre para dar paso a la acción y que al final se vuelve a cerrar. Representa todo lo que se puede meter en un caja, especialmente los recuerdos». Además de la caja, otro de los elementos imnipresentes en «Magifique», que se sitúa en una especie de sala de ensayos, es la barra de ejercicios, la amiga más cercana de los jóvenes bailarines que empiezan a estudiar danza. Según Thierry Malandain, «la barra es imprescindible para los bailarines todos los días, por eso aparece también en el espectáculo. Pero no utilizo la barra para hacer ejercicios, ni mucho menos. De hecho, los bailarines hacen cosas con esa barra que serían inimaginables en una clase de danza». El vestuario, por su parte, también revisita desde un acercamiento minimalista los figurines clásicos de los ballets de Tchaikovsky.

«Magifique» gozó de una cálida acogida en su estreno en Donostia y, desde entonces, se ha vuelto a representar en algunos lugares del Estado francés, como Saint-Étienne. El espectáculo, sin embargo, no ha sufrido modificación alguna tras su estreno donostiarra. Solamente los bailarines que lo protagonizan han cambiado, pues ha sido una temporada llena de lesiones para los miembros del Malandain Ballet Biarritz. Incluso para las representaciones en la Gare de Midi ha habido que cambiar a dos bailarines debido a lesiones de última hora. Y es que se trata de un espectáculo especialmente duro, debido a su paso constante entre las coreografías clásicas de Petipa y la danza contemporánea. «Es un ballet difícil -reconoce Malandain-, pues exige muchísima energía por parte de los bailarines». La representación de esta noche, que será la última en Biarritz, dará comienzo a las 21.00 horas.