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La ezpata-dantza más emotiva

Con la fiesta del 3 de mayo se recuperó este antiguo baile Sustraiak y Goiz Deia homenajearon a sus maestros de dantza y de txistu

Egilea
Tere Madinabeitia
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
Legazpi
Mota
Albistea
Data
2006/05/04

Ese aniversario, los 30 años, fue precisamente el hilo conductor de la gran fiesta que se organizó para el día de ayer, en el que antiguos dantzaris y txistularis de ambas agrupaciones fueron también protagonistas.

La celebración comenzó con el baile de la ezpata-dantza, en la que se introdujeron algunos cambios, integrando en una la coreografía de antaño y la actual, lo que permitió que en lugar de los 3 dan- tzaris que bailan normalmente en la fila delantera con las espadas cortas, bailaran 12 repartidos en 4 grupos. Uno de esos dantzaris, por cierto, era Luis Osinalde, que hacía exactamente 50 años que no bailaba la ezpata-dantza el día de Santa Cruz. Y coronando la rosa formada por las espadas largas, el veterano Angel Murua, que tantas veces fue alzado cuando estuvo en activo.

También las chicas participaron en la fiesta y lo hicieron con la soka-dantza las veteranas y con la zinta-dantza las jovencitas.

Homenajes

El momento álgido del espectáculo fue el de los homenajes a las familias de Nicolás Urmeneta y Juan José Cantero, ya fallecidos, y a Jose Ignazio Elortza y Jesús Maiztegi, todos ellos antiguos dan tzaris y txistularis. Sustraiak y Goiz Deia les hicieron entrega de un diploma y una placa y unos ramos de flores, en agradecimiento por la ayuda prestada para recuperar la ezpata-dantza y por haber hecho posible que 30 años más tarde todos se reunieran en la plaza para participar en la fiesta del 3 de mayo. Unos bertsos y un multitudinario aurresku de honor completaron este sentido homenaje. Para finalizar, como es habitual, se interpretó el baile de la era, en el que participó gente del público, al son de las dulzainas del trío Ezpelur, también participante en la fiesta. Este año la entrega del premio Olaria no se realizó en el balcón consistorial, integrando este entrañable acto en el festejo que se desarrolla en la plaza y acercándolo al público. La premiada, Mª Dolores Aseginolaza, no pudo asistir, pero fueron dos hermanas suyas las encargadas de recibir en su nombre la estatuilla de manos del alcalde Juan Ramón Larrañaga y de trasmitir sus impresiones a los legazpiarras. Mª Dolores agradeció el premio, que para ella tiene un significado especial al haber sido su padre un ferrón. Hubo también palabras en recuerdo de Legazpi, que mantiene muy vivo en su memoria, y en torno al trabajo que desarrolla con los pobres en Colombia.

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