La Euskal Jaia no contará con las populares comidas y cenas

La Euskal Jaia recupera el calendario tradicional de concentrar sus festejos en la última semana de mayo. En los dos últimos años la programación cayó del calendario. En esta edición la fiesta confirma sus fechas, una vez que el pasado año no se pudo celebrar por la pandemia y en 2019 tuvo que adelantar las fechas por la celebración de las elecciones municipales, forales y europeas. Esa coincidencia con los comicios municipales, forales y europeos llevó a su celebración fuera de la última semana de mayo. Ahora, la fiesta vuelve a sus fechas tradicionales, pero ya anuncia que no se organizaran las comidas, ni tampoco la popular kantu afaria que todos los años reunía a cerca de 400 eibarreses. Tampoco se celebrará la feria de artesanía, ni las pruebas de herri kirolak.

Programación

Pese a ello, el domingo, día 30, la Euskal Jaia, recupera la danza tradicional con un acto en el Coliseo, con aforo reducido y manteniendo todas las medidas de seguridad. «Aunque los datos de la pandemia muestran la reduccción de casos positivos de Covid hemos descartado actos en los que se podrían producir aglomeraciones y hemos preferido suspender la comida y cena», señalaban desde la organización.

Los actos se ponen en marcha con diversos talleres, para el día 27, con la elaboración de talo y el día 29, sobre talla de madera, impartido por Igor Unanue, ambos en Arrate Kultur Elkartea. Este último aprendió la talla de madera de la mano de Paulino Larrañaga. En su faceta artística, Unanue ha participado en varias exposiciones colectivas y también alguna familiar con esculturas y diseños. En su trabajo, no solamente hay que valorar la talla, también es interesante apreciar la finura en los acabados y la variedad de maderas que utiliza: roble viejo, fresno, castaño, cerezo, nogal, acacia. En esta edición se contará, el día 28, en el Coliseo, con un festival en el que se interpretarán antiguas coplas eibarresas, con Maite Arroitajauregi 'Mursego', Mico y el grupo Kokein. A lo largo de la historia han existido coplas como a la 'amatxo' de Arrate, junto con otras de carácter popular que después se esparcieron por el resto de Gipuzkoa, e incluso por Bizkaia. Las canciones cuentan viejas leyendas y creencias que existían, junto a otras cuestiones cotidianas.