Edukira salto egin | Salto egin nabigazioara

Tresna pertsonalak
Hemen zaude: Hasiera Hemeroteka La diáspora del ballet clásico

Dokumentuaren akzioak

La diáspora del ballet clásico

Cuarta Gala 'los vascos y la danza', Presidente de ABBE y director artístico de las galas 'Los Vascos y la Danza'

Egilea
Tamara De La Rosa
Komunikabidea
Deia
Tokia
Bilbao
Mota
Erreportajea
Data
2009/06/08

Gerardo Viana tiene 84 años y lleva 31 sentado en una silla de ruedas. Sin embargo, su pasado guarda largos años de éxito como bailarín. Recortes de periódico, fotografías y muchos recuerdos le vienen a la cabeza cuando, desde su casa de Gasteiz, narra su historia. Urtzi Aramburu también rememora con cierta nostalgia sus días encima de un escenario, a pesar de que lo abandonó voluntariamente para seguir activo como profesor y repetidor. También la bailarina Lucía Lacarra espera con entusiasmo que llegue la hora en la que su lesión le permita volver a recibir el calor del público. Los tres tienen algo más en común que el hecho de que las circunstancias les mantengan alejados de los escenarios. Son vascos y las grandes compañías se los rifan, pero lo hacen fuera de las líneas que delimitan Euskadi. Una realidad que los profesionales vascos de la danza tienen más que asumida: para triunfar hay que ir al extranjero.

Gerardo Viana

De Karrantza a Rusia


Su acento aún desvela alguna que otra nota rusa. Y es que, cuando tan sólo era un niño, la Guerra Civil hizo que Gerardo Viana tuviera que emigrar a Rusia. Fue allí, a su llegada a Leningrado, cuando comenzó a bailar aunque, según confiesa, siempre le había gustado. Coreografía tras coreografía, se fue abriendo hueco. Primero como bailarín, luego como profesor... "Mis alumnos están repartidos por toda Rusia", afirma orgulloso. Años más tarde, viajó a Bielorrusia y fue allí donde entró a formar parte de una de las mejores compañías de danza. Su éxito fue tal que no tardaron en invitarle al teatro Kirov, para que montara un ballet. "Tuve miedo. Imagínate, ¡un niño de Karrantza en ese teatro!", confiesa.

El montaje, Miniaturas españolas fue la mecha que prendió de éxitos su carrera. Todos los teatros de la Unión Soviética invitaban a Vladimiro, así era como se le conocía en Rusia. En 1957 volvió a Bilbao, pero sólo estuvo dando clases año y medio. "En Euskadi hay muy buenos profesionales pero el problema está en que las autoridades vascas no crean una compañía profesional", protesta. Por eso él volvió a Rusia y viajó a Ekaterimburgo, Siberia, Nizniy Novgorod... Era su época de esplendor. Justo entonces, un accidente de tráfico le rompió la columna y se quedó inválido. "Me quise morir. Antes del accidente había estado en 14 de los mejores teatros del mundo y estaba invitado a bailar en otros 13", recuerda. Pero el optimismo del que hace alarde durante toda la conversación le invadió y se le ocurrió la obra Gernika. Desde su silla de ruedas ejerció de coreógrafo del espectáculo, en el que también participaba su hijo, el bailarín Sergio Viana, y en el que cosechó su último éxito.

Títulos como el de Maestro Emérito de Rusia y la Medalla de las Bellas Artes de España, acompañarán siempre a Gerardo Viana, un bailarín vasco de sobra conocido en Rusia que ahora ayuda a su hija a coser los trajes que utilizan para los espectáculos de danza de su hijo Sergio.

Urtzi Aranburu

De Gipuzkoa a Holanda


Comenzó, como la mayoría, en una de las escuelas privadas de danza de Euskadi. Primero bailes tradicionales. Después, clásico. El bailarín Ur-tzi Aranburu tenía por aquel entonces 9 años. Muchos años separan su primera clase de ballet de la actualidad, pero sobre todo, muchos viajes. Primero se trasladó a Madrid y una vez allí Nacho Duato le orientó hacia la formación holandesa NDT. "Cuando empecé a hacer ballet clásico no sabía que me dedicaría a esto profesionalmente. Una profesora me dijo que lo hacía bien y que tenía futuro y así poco a poco fui de Madrid a Holanda con un contrato", resume . Se despidió de su familia, de sus amigos, de sus rincones favoritos para luchar por su sueño. ¿No queda más remedio que hacerlo? "Por desgracia sí. No hay muchas opciones. Afortunadamente las cosas están mejorando en Euskadi y espero que dentro de unos años el irte de casa sea sólo una opción y no una obligación".

Holanda fue su casa y su lugar de trabajo hasta el 2007, año en el que decidió retirarse. "No ha sido una decisión tomada de la noche a la mañana, lo tenía claro. Uno sabe cuándo tiene que dejar de bailar", asegura. Después de dos temporadas sin subir a un escenario, Aranburu se dedica a enseñar por todo el mundo lo que aprendió como repetidor. A pesar de no haber encontrado el éxito en su tierra, está "muy satisfecho" con su trabajo y hay un momento que no olvidará jamás, el de "bailar en Donostia con la compañía".

Lucía Lacarra

De Gipuzkoa a Munich


Gipuzkoa, Madrid, Marsella, San Francisco y Munich. Ésta ha sido la trayectoria de la bailarina Lucía Lacarra. Una lesión, concretamente una rotura de los ligamentos cruzados, la mantiene alejada de los escenarios, pero ella se mantiene optimista. "Todo va muy bien. Los médicos están muy contentos. Estamos muy expuestos a estas lesiones", asegura. Lacarra también tuvo que abandonar Zumaia, localidad donde nació, para conseguir bailar en grandes teatros. "Tuve que abandonar mi casa cuando tenía 14 años. Tenía muy claro que quería dedicarme a esta profesión. Lo tuve que dejar todo, y estar tan lejos de tu gente es algo a lo que nunca te acostumbras", desvela la bailarina.

"Te tienes que marcar unas metas sin saber si vas a llegar a ser alguien en la danza", explica. Para alcanzarlas, Lacarra estudió en Madrid con Víctor Ullate. Poco después pasó a ser la bailarina oficial del Ballet de Marsella. De allí cruzó el Atlántico para convertirse en la estrella principal del ballet de San Francisco y después, al Ballet de la Ópera de Munich. La danza es su pasión. "Una pasión para la que hay que trabajar mucho. Hay que dar lo máximo. Si quieres bailar no tienes más remedio que marcharte de casa. Es muy duro, sobre todo porque cuando terminas la actuación te das cuenta de que realmente estás sola".

cuarta Gala 'los vascos y la danza'

El guipuzcoano Urtzi Aranburu triunfó en la compañia Holandesa NDT hasta que se retiró en 2007



La bailarina Lucia Lacarra ha sido la estrella de compañi­as de ballet como la de Marsella, San Fancisco o Munich

Gerardo Viana en una de sus múltiples actuaciones en la URRS.

Dokumentuaren akzioak