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La devoción no entiende de crisis

Sol, calor y buen ambiente presidieron la fiesta de Arrate, patrona de Eibar, donde miles de eibarreses despidieron las vacaciones en los alrededores del Santuario

Egilea
O.Alonso
Komunikabidea
El Correo
Tokia
Eibar
Mota
Albistea
Data
2009/09/09
La jornada comenzó temprano para la gran mayoría de los que decidieron hacer una visita a la 'Amatxo' de Arrate. Ya fuera por el tradicional camino de los 'Pasos de la Virgen', por el atajo de Orbe o por la propia carretera, este año fueron mayoría los eibarreses que optaron por peregrinar a pie hasta el Santuario. El tiempo acompañaba. La mañana, aunque soleada, amaneció fresca, al menos en sus primeras horas. Otra alternativa de ascenso fueron los numerosos autobuses habilitados para la ocasión y que siguen comiendo terreno a los coches particulares, que en esta oportunidad fueron clara minoría.
De una manera o de otra, los peregrinos, en su inmensa mayoría llegados desde Eibar, fueron arribando a Arrate. Durante las primeras horas de la mañana, los más madrugadores, como manda la tradición, coincidieron en espacio y en tiempo con aquellos que apuraban sus últimas horas de fiesta tras una intensa noche entre las tres txoznas que estuvieron operativas noche y día alrededor de la campa. A decir verdad, el programa festivo no ofrecía ninguna novedad importante. Las de Arrate son, sin duda, las fiestas más tradicionales del calendario festivo eibarrés. Basadas fundamentalmente en la simbología religiosa; la propia 'Amatxo, las danzas y la música más tradicional se convierten en los principales centros de interés durante la jornada.
Para cuando la banda de Txistularis Usartza comenzó su particular pasacalles por la zona, el ambiente había crecido de manera importante. A las 11:00 dio comienzo la Misa Mayor con la participación de los txistularis y los dantzaris de Kezka, quienes ofrecieron a la Virgen de Arrate una emotiva Ezpatadantza.
Tras la ceremonia religiosa, pasado ya el mediodía, arrancó desde el pórtico del Santuario la tradicional procesión de la Virgen. Escoltada por los miembros del Kezka y acompañada por centenares de fieles, fue ascendida en procesión hasta la Cruz y colocada mirando a la ciudad de Eibar para, un año más, llevar a cabo la tradicional bendición.
A partir de ese momento, de nuevo los dantzaris del Kezka, adquirieron todo el protagonismo. Para entonces, la campa de Arrate era un auténtico hervidero y la temperatura había aumentado de manera considerable. Allí mismo, en la campa, y durante casi una hora, los miembros del Kezka ofrecieron a todos los presentes sus mejores bailes. Fue una exhibición en la que, además de la ezpatadantza, ejecutaron también piezas con brokel, trokeo- dantza, palos largos y palos cortos.
De postre, rosquillas
Tras los bailes del Kezka les llegó el turno a los trikitilaris y los bertsolaris. Los instrumentos de Gandiaga y Narbaiza y las voces y el ingenio de Azpillaga, Meabebasterretxea y Narbaiza amenizaron el poteo por la campa. Para recuperar fuerzas, el bocadillo fue una vez más el más demandado. Algunos privilegiados, los más madrugadores, pudieron ocupar alguna de las mesas y disfrutar de una agradable sobremesa en familia. Para el postre, lógicamente, estaban reservadas las tradicionales rosquillas.
Por la tarde, otra vez la música fue la gran protagonista. Primero se disputó el clásico concurso de baile al suelto para mayores de 15 años y, a continuación, comenzó la verbena a cargo del grupo Drindots que congregó a un gran número de padres acompañados de sus pequeños. Los más fiesteros tuvieron la oportunidad de seguir bailando hasta las 23:00 horas.
Con los últimos acordes de Drindots se llegó al final de una nueva edición de las Fiestas de Arrate, lo que supone también, para una gran parte de los eibarreses, el final de su periodo vacacional. Las fiestas en honor a la 'Amatxo' marcan el comienzo de un nuevo curso escolar en la ciudad armera, un curso que para muchos jóvenes habrá arrancado hace ya algunas horas.
La devoción no entiende de crisis
volvió a ser uno de los actos más multitudinarios de una jornada que se desarrolló dentro de un gran ambiente. /O. A.

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