La danza sale de los grandes circuitos y se hace vanguardia en los pequeños

Uno, el festival Escena, tiene como objetivo acercar la danza a los pueblos de Nafarroa. Son montajes no de gran tamaño, que abarcan todo tipo de estilos -contemporáneo, clásico, flamenco...- y que «ruedan» únicamente durante los fines de semana de marzo por un circuito compuesto, en su actual y séptima edición, por escenarios de catorce localidades. La iniciativa es institucional y participa la Dirección General de Cultura del Gobierno de Nafarroa.

El otro, el Circuito de Danza Contemporánea, también parte de una iniciativa institucional -entre Cultura de Lakua y los ayuntamientos-, aunque con un planteamiento diferente al de Escena 07. El circuito es más pequeño -seis teatros en su actual edición, la tercera, dos de ellos en capitales: en Gasteiz, el centro Hegoalde; en Donostia, Gazteszena- y únicamente incluye montajes de danza contemporánea. Este circuito se creó con la finalidad de apoyar a los creadores vascos, con el objetivo de que una disciplina minoritaria y con montajes de pequeño formato tuviera un espacio donde poder programarse. Los resultados, de momento, no son espectaculares, porque están lejos de alcanzar la media de asistencia de 150 personas que se han marcado, pero, pese a su humildad, la iniciativa no deja de tener su interés. Porque, es cierto, la vanguardia es difícil de que «entre».

Dos compañías radicadas en Euskal Herria y dos de fuera, aunque una de ellas esté encabezada por el coreógrafo alavés afincado en Barcelona Damián Muñoz, giran desde febrero en este circuito. Lo hacen con obras de pequeño formato. Son montajes como la sugerente «Staff», la propuesta con la que la compañía de Damián Muñoz celebra su décimo aniversario y que se estrenó en el Mercat de las Flors de Barcelona. Sobre el escenario dos bailarines, Alexis Fernández y Steven Dall, una banda sonora que combina la creación pregrabada con las variaciones y el tratamiento de sonidos tomados en directo durante la representación.

Aunque no forman parte del mismo circuito, coinciden en su presencia en ambos festivales una compañía guipuzcoana -Ertza, con su coreografía «Look»- y una andaluza, la formada por la pareja Marco Vargas y Chloé Brulé-Dauphin. La compañía asentada en Andoain y encabezada por Asier Zabaleta presenta una reflexión sobre la importancia que los roles en nuestro comportamiento y de nuestra imagen frente al grupo. El montaje mezcla también diferentes disciplinas, ya que incluye textos y propuestas multimedia.

Propuestas eclécticas

Tampoco es nada habitual un montaje como «Cuando uno quiere y el otro no», la coreografía en la que la bailarina francesa Chloé Brulé-Dauphin -procedente del mundo del clásico, aunque sus últimos trabajos están relacionados con el flamenco- y el andaluz Marco Vargas -un bailarín de amplia carrera en el flamenco y la danza contemporánea- exploran sobre el escenario las posibilidades de una relación entre dos; en suma, de las cuestiones que provoca la convivencia. El cante de Juan José Amador les sirve de banda sonora.

Aires de vanguardia es también lo que propone la compañía Nova Galega de Danza -también con música en directo- o Senza Tempo, ambas programadas en Nafarroa. Unas propuestas que convivirán durante lo que queda de mes con las danzas étnicas de Danzas del Mundo o los ritmos radicalmente urbanos -hip hop, break dance...- de la compañía del argentino Danni Pannullo.