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La danza del reencuentro

El Andra Mari Dantza Taldea de Galdakao narra su viaje a Boise, Idaho, para participar en el Festival de la cultura vasca de la diáspora americana

Egilea
Estibaliz Arrieta
Komunikabidea
El Correo
Tokia
Galdakao
Mota
Albistea
Data
2005/09/04

La mayoría de la diáspora de EE UU procede de Vizcaya, por eso los de Andra Mari piensan que les ha recibido «como en ningún otro lugar del mundo a donde hayamos ido». Allí, en Boise, capital de Idaho, cada cinco años celebran la fiesta de los vascos; un Jaialdia que concentra a más de 30.000 personas, «llegadas hasta desde Australia», que buscan reencontrarse con las raíces de su cultura. Y el Andra Mari Dantza Taldea, que este año cumple su 50 aniversario, estuvo presente en la celebración.



Más de medio centenar de sus componentes viajaron hasta tierras americanas el pasado día 7 de agosto. «La primera sorpresa que nos llevamos fue que todos los miembros del grupo Oinkarin, la compañía de danzas vascas local, nos estaban esperando en el aeropuerto con un gran cartel de Ongi Etorri Andra Mari». Entonces, en ese mismo instante, «surgió la chispa» que durante 13 días mantuvo unidos a los integrantes de ambos grupos. «Y sentimos que va a ser para toda la vida».



Los anfitriones enseguida les acogieron como familiares más cercanos. «Las ansias que tenían de mantener un contacto con los vascos de aquí, de Vizcaya, les hizo preocuparse mucho por nosotros, por la cultura, por el euskera, por las costumbres, por la historia e incluso por la política. Querían saberlo todo de aquí. Empaparse, y más los jóvenes», explica Mikel Goitia.



Y así durante no sólo los cinco días que duró el festival, sino también el resto de las jornadas que los miembros del Andra Mari estuvieron en EE UU, «iban a trabajar, actuaban, nos llevaban de turismo, y no faltó ni un día en el que no les enseñáramos pasos de baile. Muchos se pasaron los trece días casi sin pegar ojo. Parece que en vez de viajar al otro lado del charco, estábamos, no se, en Guipúzcoa o Iparralde».



Comida rápida y 'party'



Los vascos que nacieron fuera y quieren aprender la cultura y folklore lo tienen difícil. «Allí no hay maestros, por eso no encuentras un pelotari o un dantzari profesional. Sin embargo, los de Oinkarin nos sorprendieron porque se notaba que los pasos y danzas que les han enseñado los han machacado día tras día, y ¿así les salen! Mejor que a grupos de aquí de toda la vida», afirma Zamalloa.



Y los de Galdakao no sólo «alucinaban» con la amabilidad, sino con la cultura 'yanqui'. «Lo grande que es todo. Las calles, las carreteras, los valles, las montañas...la comida rápida con mil salsas; los únicos que tienen huerta son los vascos», narran.



El día 27 de agosto, los de Galdakao partieron de vuelta a casa no sin antes conocer una 'party'. «La típica fiesta en las típicas casas americanas. Oye, hasta las seis de la mañana y ¿cómo nos lo pasamos!». Al día siguiente, en el aeropuerto, «no faltó nadie a la despedida. Ahora esperamos que puedan venir ellos aquí el año que viene. Sólo falta la subvención que prometieron las instituciones a la organización», recuerdan.

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