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La danza de la esperanza

Un español saca adelante a un grupo de huérfanos ugandeses gracias a las clases de canto y bailes africanos

Egilea
Jose Miguel Calatayud
Komunikabidea
El Correo
Tokia
Kampala
Mota
Albistea
Data
2010/11/22
Lotura
El Correo
A Fabián y Elisabeth, profesora de música, les cambió la vida hace cinco años cuando, a través de una amiga, conocieron el coro de un asilo de huérfanos ugandés y decidieron llevar a los 21 niños que lo componían a España, para recaudar fondos en actuaciones. «Los niños se quejaban del director y decidimos que utilizaríamos el dinero para pagar directamente sus cuotas escolares, sin que el dinero pasara por el orfanato», cuenta Fabián. «Pero cuando el director se enteró, se enfadó, regresó a Uganda antes de lo previsto y, cuando volvieron los niños, los puso directamente en la calle. ¡Y eso que era Nochebuena!», apostilla.
Fabián viajó inmediatamente a Uganda para buscar un cobijo para los huérfanos y encontró una casa en Amuria, en el norte del país, donde una mujer accedió a acogerlos. Como agradecimiento, Fabián -que en España ha trabajado «de todo»- y los niños colaboraron en las reparaciones de la casa, como tapar los agujeros de las paredes causados por los ataques del Ejército de Resistencia del Señor, una sanguinaria milicia rebelde ugandesa.
Tras estos primeros meses, Fabián pudo alquilar una residencia grande en Kireka, un barrio a las afueras de Kampala, la capital. Al inicio del curso, instaló allí a los huérfanos, los inscribió en escuelas de la ciudad y, desde entonces, este español pasa la mayor parte de su tiempo en Kampala con los niños, como director del orfanato.
Una institución muy particular: a los niños se les enseña canto y danzas africanas y el asilo forma parte de Música para Salvar Vidas, una organización sin ánimo de lucro que Fabián y Elisabeth han registrado en España y Uganda.
La pareja superó sus expectativas con Aba Taano (significa Los Cinco en luganda, uno de los idiomas del país), un grupo de canto formado por tres chicos y dos chicas del orfanato que dio el salto a la profesionalidad y ahora se encuentra de gira por España, donde permanecerá hasta el 18 de diciembre. Aba Taano ha actuado antes en otros países europeos, como Holanda, Estonia y Hungría, y sus integrantes ayudan con sus ingresos a sus familias y contribuyen al mantenimiento del orfanato.
Los actuales residentes del orfanato forman el coro Uganda Natumayini, que ha visitado España en doce ocasiones y algunos de cuyos miembros practican también danza contemporánea. «Fue cuando conocimos a Fabián cuando empezamos a bailar de verdad. Fue su idea y él era el jefe», relata Katumba David, de 22 años, en el jardín del orfanato, tras finalizar un ensayo.
«Nunca pensamos que podríamos convertirnos en bailarines», añade Ssebutinde Edris, de 18. «Nuestro horizonte era muy estrecho, pero gracias a Fabián lo hemos hecho más grande».
Pero Fabián y Elisabeth insisten en que el suyo no es un proyecto a corto plazo ni está limitado al canto y el baile: también forman y ayudan a los chicos más mayores para que puedan ganarse la vida de forma independiente fuera del orfanato. «Seguiré en la brecha hasta que me dé el patatús, no me quiero jubilar», concluye Fabián en el jardín del orfanato mientras los niños corretean por el césped.

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