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La danza como elixir
Una joven con esclerosis múltiple organiza hoy en Vitoria un baile solidario para ayudar a la asociación alavesa
Sinuosas y espirituales, Ainara y sus amigas despliegan
su arte sobre las tablas varias veces a la semana. El grupo ha ideado
un espectáculo muy especial que pondrán en marcha hoy, a partir de las
seis de la tarde, en el Teatro Ibáñez de Matauco del centro cívico
Hegoalde. «Es para recaudar fondos para la Asociación de Esclerosis
Múltiple de Álava», informan.
La función cuenta la historia de Ainara, desde ese
fatídico día en que le detectaron la enfermedad, hace ya seis años. Un
diagnóstico que altera a cualquiera. Pero la dinámica muchacha no se
dejó amedrentar por las palabras del médico. Le sobra coraje. Ella será
la protagonista sobre el escenario, bailando e interpretando su vida.
Ensoñaciones y viajes imaginarios pueblan la obra. Desde
Brasil a La India al ritmo de la música. «De pequeña hacía ballet, y
así comienza el montaje», revela la estrella de la gala. Un ilusionista
reflejará con sus juegos la magia de la vida y la fiesta continuará con
un número de capoeira, «que era lo que yo practicaba cuando me
detectaron la enfermedad». Y de ahí, a Bollywood y sus danzas
orientales.
Oti, Arrate, Oihane, Marian, Conchi, Rebeca, Isa y Bego
le acompañarán en el escenario, en el que también se representará un
sainete de los hermanos Álvarez Quintero, 'Sangre gorda'. Bego es la
autora del guión, y entre todas han diseñado la solidaria función. «Nos
pareció una idea estupenda desde el primer momento, tendríamos que
estar todos más concienciados con estas causas e implicarnos un poco
más», argumenta la pandilla, a la que se han unido amigas con edades
que oscilan entre los diecisiete y los cincuenta años.
La incorporación de Ainara al equipo surgió de forma
natural, «bueno, alguna sorpresa sí que hubo porque tuvo dos brotes muy
fuertes a su lado», cuenta su madre, Lourdes. Se tropezaba al bailar y
alguna compañera se lo advirtió, creyendo que el traspié era por culpa
de la falda. Pero Ainara era muy consciente de lo que le estaba
pasando. Al día siguiente estaba en una silla de ruedas.
Gran vitalidad
La madre aparenta fortaleza, «pero de fuerte nada. Lo
que pasa es que hay que apechugar. Los días que estaba en el hospital,
mi hija estaba fatal, no se podía mover para nada y los médicos no
aportaban ninguna esperanza», recuerda. Pero su vitalidad pudo de
nuevo. «Yo les preguntaba a los médicos: ¿Voy a volver a andar? Y no me
respondían. Pero aquí estoy, bailando igual o mejor», comenta Ainara
sonriendo. No puede negar que le costó volver a empezar, pero insiste
en que los retos le motivan y así logró encauzar de nuevo su afición.
«La danza oriental me da vida», desvela la joven.
«Hay pasos que no puedo hacer porque pierdo el
equilibrio, pero me doy cuenta de que consigo cosas alucinantes, con el
baile controlo mi cuerpo mogollón», expresa. Y sus médicos, «alucinan».
Ainara no quiere dejar pasar la oportunidad de agradecer públicamente
al doctor Antigüedad, de Basurto, sus cuidados. «Ha dado la vida por
mí», cuenta emocionada, y vuelve a sonreír: «Con toda la medicación que
me metían engordé mucho kilos y con esto de la danza. ¡Fíjate que tipín
se me ha quedado!», presume.
La mentalidad positiva puede ayudar a conseguir grandes
metas, y Ainara es un claro modelo. Ella nunca oculta su enfermedad.
«Te choca que le pase a una persona tan joven. ¿Dónde está Dios?, te
preguntas», dice una de sus amigas.
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