Bajo los arcos floridos con reminiscencias al baile tradicional de Lanestosa extendidos por los anfitriones de Mendi Harana Dantza Taldea, 44 agrupaciones que suman más de mil dantzaris defendieron la buena forma de la cultura y el folklore tradicionales vascos. “Tesoros” a proteger, “como las estalactitas de Pozalagua”, expresó el presidente de Euskal Dantzarien Biltzarra, Pedro Romeo, durante los primeros compases del Euskal Herriko Dantzari Eguna, que acogió el auditorio moldeado en la cantera que propició el descubrimiento de la cueva.
El fuerte viento obligó a desmontar la pantalla gigante, lo que impidió la conexión con cuatro agrupaciones de la diáspora
“Nos emociona bailar en un lugar como este”, admitió Erika García, coordinadora del grupo y cabeza visible también de Mendi Harana. Una de las principales valedoras de que el encuentro viajara a un rincón de Enkarterri “desde donde casi podemos atisbar Burgos y Cantabria”, según describió el alcalde, Raúl Palacio. Y es que de las “plazas y campos de fútbol a los que estamos acostumbrados”, el evento pasó al contacto con la naturaleza a unos 500 metros de altitud, lo que representó un reto logístico. Voluntariado y efectivos de Protección Civil canalizaron el tráfico en el acceso a las inmediaciones del Parketxea de Armañon y Pozalagua para que el programa transcurriera según lo previsto.
Con el orden de salida en el desfile inicial cuidadosamente marcado en una lista y con el número asignado a cada grupo en el suelo, los minutos de retraso del principio obedecieron a la necesidad de desmontar la pantalla gigante del escenario por motivos de seguridad teniendo en cuenta el fuerte viento. Lamentablemente, significó no poder conectar con cuatro grupos de la diáspora de América del Norte, Argentina, Chile y Uruguay, a quienes enviaron un cariñoso saludo.
Fotos de póster
Coincidiendo con las bodas de plata de Mendi Harana Dantza Taldea, Karrantza recogía el testigo de Donostia. “Es un sitio espectacular pero... ¡hay que llegar hasta aquí!”, comentó Aitzol Ortiz, de Eskola Dantza Taldea, llegados desde la capital guipuzcoana. Las vistas compensaron, sin duda, el trayecto de las agrupaciones. Tanto que la mayoría aprovechó para inmortalizarse con el valle a sus pies para fotos de familia que podrían elegir como póster. Él era minoría en una agrupación mayoritariamente femenina. “Creo que a nosotros nos cuesta más seguir porque a veces tiramos más hacia el deporte”, valoró.
Gran parte de los componentes de Eguzkilore Dantza Taldea de Gasteiz han superado con creces la barrera de la adolescencia. De los 25 que son “hemos venido nueve con un rango de edades de los 23 a los 67 años”, compartió la presidenta, Natividad López de Uralde. ¿Qué tienen de especial las danzas? “Enganchan como una droga”, pero para bien, creando y fortaleciendo vínculos de amistad y difundiendo la cultura vasca, confesaron tras recrearse con una panorámica que ya conocían porque “nos hemos acercado alguna vez al festival de música de Pozalagua en agosto”. Otro evento que se sirve de la perfecta acústica del anfiteatro.
Al escenario con ama
También en Goialde Dantza Taldea de Erandio celebraron poder bailar en un entorno así, señalaron Iker, de 18 años, e Iker de 39. Las danzas unen, como demostró una agrupación de Lutxana, Barakaldo. Su txistulari, Inmaculada Zalduegui, quien puso en valor que tres de las jóvenes iban a salir con sus amas.
Podrían volver más generaciones si, en el futuro, “organizamos si funciona el antiguo teleférico que conectaba la fábrica de Dolomitas de abajo con la cantera, aquí en la peña”, deseó Erika García.