En 1966
El Ejército Español devolvió por fin la Ciudadela a la ciudad. El 23 de julio de aquel año se llevó a cabo una escenificación de dicha entrega, en tono festivo, en el cual participó el Ayuntamiento con los dantzaris municipales y la comparsa de gigantes y cabezudos.
La fotografía muestra el momento en el que la comparsa, procedente del Casco Viejo, atraviesa la calle del General Chinchilla camino de la Ciudadela. Vemos al kiliki Caravinagre, en primer término, mirando amenazadoramente al fotógrafo, y detrás se distingue al Alcalde, que camina moviendo los ojos arriba y abajo, y al Barbas lanzando un derrote hacia un niño que intenta escaquearse por la izquierda. Pueden verse también dos zaldikos y el cabezudo llamado La Abuela, con los gigantes acercándose a lo lejos. Enmarcando la escena se ve el desaparecido cuartel del Regimiento América, a la derecha, y a la izquierda el actual Gobierno Militar.
Hoy en día
– El paisaje urbano retratado por Eusebio Mina en 1966 permanece perfectamente identificable, y aún podríamos decir que está incólume en toda su mitad izquierda. El edificio del Gobierno Militar permanece intacto, y detrás, el imaginativo bloque de viviendas diseñado en 1900 por el arquitecto Manuel Martínez de Ubago, en estilo modernista, y ocupado hoy por la Escuela de Música Joaquín Maya. Los cambios, muy evidentes, se han producido en el lado derecho de la imagen, puesto que los cuarteles militares fueron derribados por las excavadoras en 1970, y en su lugar se levantó la anodina cajonería de Baluarte, en el año 2003.
En cuanto a los niños y niñas que hace 57 años intentaban esquivar a los kilikis en General Chinchilla, es muy posible que hoy en día acompañen a la comparsa con sus nietos, que sin duda sentirán aquel mismo escalofrío que sentían sus padres y abuelos, cuando Caravinagre les miraba de reojo...