"La compañía rusa del ballet de Boris Eifman descubrirá al Tchaikovsky oculto y más íntimo"

La Asociación Bilbao Ballet Elkartea tiene la agenda completa. El 1 de octubre traerán a Euskalduna Wonderland, de Víctor Ullate, que fue premiado como Mejor Espectáculo de Danza en los Premios Max de las Artes Escénicas, y el 29 de octubre se volverá a celebrar una nueva gala en la que primeras figuras vascas tendrán la oportunidad de bailar en su tierra.

Pero antes tienen una cita muy especial con el coreógrafo más creativo del mundo, Boris Eifman. El día 24 de este mes los bailarines de la prestigiosa compañía rusa se subirán al escenario del Palacio Euskalduna para regalar a los espectadores una poderosa experiencia emocional. El Ballet de San Petersburgo mostrará al público al Tchaikovsky "más atormentado". Vienen avalados del gran éxito que tuvieron en 2008, cuando representaron Ana Karenina, y en octubre del año pasado Eugene Onegin, una coreografía basada en la novela del escritor ruso Alexander Pushkin.

¿Cómo han conseguido volver a traer a la compañía rusa?

No queríamos dejar pasar la oportunidad de poder volver a verlos en Bilbao con una obra que está en cartel en los mejores teatros del mundo. El Eifman Ballet de San Petersburgo tiene por contrato actuar anualmente en el teatro de su ciudad, en París, en Londres y en Nueva York. Y, además, están de gira por tres capitales de primer orden y una de ellas será Bilbao. Gracias a la ayuda de la Diputación, vamos a poder disfrutar de la compañía otra vez.

¿Estamos ante uno de los mejores ballets del mundo?

El mejor. Además, hay que recalcar que vienen las primeras figuras porque, por ejemplo, cuando se dice que vienen las grandes estrellas del Bolshoi, no es cierto. Son muy buenos porque allí hay mucho nivel, pero no son las figuras del Ballet, aunque aquí cuele porque sus nombres son rusos y no nos enteramos. Desde la Asociación siempre exigimos que vengan los mejores.

¿Y qué van a ver los espectadores sobre el escenario?

Vamos a poder ver un espectáculo maravilloso, estrenado en 1993, que aborda aspectos del célebre compositor ruso desconocidos por el gran público, como su supuesta homosexualidad, tema tabú hasta hace poco. Nos descubrirá al Tchaikovsky más oculto y más íntimo.

Atormentado y contemporáneo.

Así es. Se levanta el telón y vemos al compositor recostado sobre la cama, en el umbral de la muerte. En su mente se arremolinan las imágenes que lo han atormentado a lo largo de su vida. El personaje se desdobla, el espectador tiene la ocasión de conocer al personaje oculto y al que conoció el gran público. Los dos serán interpretados por dos bailarines estupendos, acompañados de la música más bella del compositor: Sinfonía núm. 5, Liturgia de San Juan Crisóstomo, Serenata para cuerdas, op. 48, Capricho Italiano, Sinfonía núm. 6, Patética y final. Una música que conoce todo el mundo.

¿Volverán a mezclar la música de Tchaikovsky con rock?

La compañía rusa acostumbra a mezclar elementos contemporáneos con clásico. A veces, parece que estamos viendo un musical. Mucha gente va a salir totalmente sorprendida. El ballet clásico es un espectáculo completo: incluye música, baile, espectáculo visual y atletismo, porque los bailarines hacen virguerías sobre el escenario.

Dicen que el ballet es elitista y caro...

¿Elitista? Eso nunca lo he entendido. Un promotor tendría que cobrar 150 o 160 euros por ver lo que vamos a presentar en Euskalduna, que es lo que se paga en muchos teatros del mundo. Pero aquí la entrada vale solo de 35 a 55 euros. Esto se puede hacer gracias a las ayudas de la Diputación de Bizkaia y a que la asociación no tiene ánimo de lucro. Además, ¿cuánto vale la entrada para el fútbol y para la ópera?

Se han cumplido cinco años desde que nació la Asociación Bilbao Ballet Elkartea. ¿Han cumplido con los objetivos marcados entonces?

La asociación nació con el objetivo de cubrir el déficit de ballet en Euskadi. Yo, que he viajado mucho por toda Europa para ver bailar a mi hijo Igor, he visto que en Francia cada ciudad tiene un ballet. Lo mismo ocurre en Italia o en Rusia, donde cada teatro de ópera tiene su compañía de ballet. Aquí, pese a tener unos profesionales excelentes, apenas había forma de ver ballet clásico. Y es importante cuidarlo porque la base de la danza, también de la danza moderna, está en la barra. Hay que recordar que Nacho Duato derivó la Compañía Nacional de Danza, inicialmente clásica, hacia la danza moderna, y ahora lo están intentando remediar. Además, aquí hay mucha afición al ballet.

La asociación ha conseguido cumplir los sueños de muchos bailarines vascos que no habían bailado nunca en su tierra.

Según nuestros cálculos hay unos 25 bailarines vascos como primeras figuras y solistas en compañías de danza extranjeras. Y hasta hace poco solo se conocía a Igor y a Lucía Lacarra. Yo estoy orgullosísimo de mi hijo, pero quería decir que hay más bailarines que están triunfando en el mundo. Están Alicia Amatriain, Asier Uriagereka, Itziar Mendizabal, Iker Murillo, Mikel Jauregui, Jon Vallejo, Ander Zabala, Amancio González y Verónica Villar, entre otros. En los mejores ballets del mundo hay ahora primeras figuras vascas.

¿Quiénes forman la asociación?

Gente que ama el ballet. Nosotros no tenemos socios, al estilo ABAO o el Athletic. Son socios protectores, que se apuntan a la asociación.

¿Cree que alguna vez existirá una compañía de ballet de Euskadi?

En los momentos que estamos atravesando, resulta costoso y muy complicado. Pero si creamos estas inquietudes, al final acabaremos solicitando que queremos algo nuestro. Estoy convencido de que, al final, habrá una compañía estable de ballet de Euskadi.

Adolfo Yebra posa en la sede de Bilbao Ballet Elkartea. (Foto: josé mari martínez)