La cara guapa

Cartas

Por las formas y gestos la danza vasca acumula una memoria etnográfica de miles de años que como pueblo nos hace acreedores de una cultura singular, pero que a modo de 'santutxu' en ruinas, va quedando a la vera del camino de esta telecultura cutre y alienante, de la que ningún gobernante quiere perder comba.



Digo con conocimiento que la danza es la expresión artística más sufrida y quizás la peor pagada. Para su puesta en escena exige horas de gimnasio y ensayos. En Euskal Herria existen grupos de danza moderna, que, adaptando las melodías del folclore tradicional a nuevos ritmos y movimientos, consiguen con un nuevo lenguaje conservar la simbología, aunque se pierda el contenido de la memoria original.



Sería bueno que la Consejería de Cultura se desdoblara en Cultura e Identidad, amparando a esos sufridos grupos que marcan y proyectan las señas de identidad culturales de este pueblo, a costa de gran esfuerzo personal y poca 'crema'. Necesitamos un compromiso institucional para crear escuelas de danza y el Ballet de Danza Moderna, como lo tienen casi todos los pueblos sin estado de Europa, dando a conocer las facetas que nos han distinguido: tesón y trabajo, coros y danza. Exige equipararnos en fiscalidad (IVA 4%) e integrarlo en la docencia, y así homologarnos con los países y corrientes educativas más modernas.