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La Bandera y el 'Zubigaineko' hacen vibrar a Lesaka
La villa conmemora el acuerdo de los barrios Legarrea y Pikuzelaia del siglo XV
La interpretación por los ezpatadantzaris de Zubigainekoa y el vuelo de la bandera que simboliza la paz que en el siglo XV firmaron los barrios de la villa, hicieron vibrar a los lesakarras en la fiesta del patrón San Fermín. Centenares de vecinos y de visitantes se dieron cita ayer en los laterales del río Onin para presenciar la anual ceremonia y acto supremo de las fiestas, que llegan a una de las más sentidas jornadas: el Día de las Peñas.
La villa de Lesaka enseñó con orgullo y emoción sus más preciadas señas de identidad, y lo hizo, según costumbre, en uno de los más hermosos y nobles entornos de la arquitectura civil de Navarra. En la llamada Beheko Plaza, que conforman las casas Eskribonea, Joanederrenea, Eskol Ttiki, Zialdo y otras (con la imponente Kaxerna al fondo), la danza espectacular, que sólo se baila una vez al año, y la enseña que ondea, rubricaron el compromiso histórico de los barrios de Legarrea y Pikuzelaia. Éste, sin lugar a dudas, es el mejor motivo para la fiesta.
Peio Apeztegia fue, por segundo año, el síndico que baila la bandera en el puente que une Lesaka, y la alabarda estuvo en manos de Carlos Ayala en una ceremonia que emociona y que mantiene al pueblo en vilo, hasta que estalla en una cerrada ovación que es una auténtica descarga de adrenalina. La catarsis que se vive en Lesaka es para verla y vivirla desde que llegan los ezpatadantzaris y se animan con gritos que ponen la piel de gallina y mientras bailan Makilgurutze .
El capitán de los ezpatadantzaris fue Gaizka Sarasola, y Germán Terreros, Mattin Sarasola, Iker Bidarte, Jorge Etxepeteleku, Igor Portu, Miguel Ángel Sarobe, Esteban Martínez, Iker Ordoki, Eneko Fernández, Igor Alzugarai, Iñigo Rodríguez, Gaizka Maritxalar, Peio Etxebeste y Beñat Maia, bailaron Zubigainekoa sobre el Onin, y antes y después otras danzas típicas de la jornada.
Ayer, la imagen de San Fermín paseó por las calles, a hombros de Rafael Eneterreaga, Laura Yanci, Gabriel Igarzabal y Esteban Etxebeste, y acompañada por la Corporación y el pueblo, y al son de la música de la banda que dirige Mikel Iriarte, para volver a su feudo en la parroquia de San Martín. Y la bandera ondeó las tres veces de rigor, a la salida de la iglesia, sobre el puente y en la plaza Zaharra, para regresar también al mástil de la Herriko Etxea.
Suena 'Napoleones' y ahora se entiende
"Lo que más me cuesta es tener que seguir el protocolo cuando suena Napoleones y no saltar y bailar que es lo que me pide el cuerpo", comentaba la concejal Deñe Abuin en la antevíspera. Y después de vivir la jornada de San Fermín y de escuchar la marcha que tocan los músicos que dirige Mikel Iriarte y la "marcha" que meten, es cuando se entiende. La entrada de la banda y de los ezpatadantzaris, de camisa y pantalón blanco, la boina y el gerriko de color rojo, cascabeles en los tobillos, y los escapularios en el torso, y las voces de ánimo que se dirigen mientras cruzan una vez y otra vez su 'makila', y el ímpetu del metal de Napoleones que no se para hasta que la Corporación entra en Eskol Ttiki... Viendo esto lo que te pide el cuerpo es bailar, saltar y celebrar y empaparte en la fiesta. Todos los pueblos, y en el País del Bidasoa también es así, tienen algo en común, que en Doneztebe es la bandera y el Trapatán, en el Valle de Baztan el Mutildantza, Makildantza y Bordondantza en Bera, ...pero el carné de identidad que enseñan los lesakarras en diez minutos a orillas del río, impone de verdad. Y ahora se entiende.
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