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La Alhóndiga tiene 'flow'
El centro cultural se despertó ayer con un espectáculo didáctico de música y danza sobre la cultura del hip-hop
Minutos antes de comenzar el espectáculo, los más
pequeños bailaron a sus anchas sin molestar a nadie aprovechando las
siderales dimensiones del recinto. Otros aguardaron cómodamente en las
sillas que la organización les habilitó sin saber muy bien qué iba a
suceder. «Pues no sé qué van a dar, pero se está tan bien aquí que
apetece quedarse», comentó Maite, acompañada por unas amigas. «¡Ah!,
pero si estos se parecen a los que hacen pintadas en la calle», resolvió
al ver saltar a la pista al cuerpo de baile.
«Este movimiento lo creó Don Campbell a finales de los
sesenta», explicó 'la Berta', una de las bailarina mientras movía sus
brazos ante la atenta mirada de los asistentes. El grupo catalán Brodas,
que lidera el artista Lluc Fruitós, acercó ayer a la capital vizcaína
la cultura del hip-hop. «Queremos contar la historia y la evolución de
este 'mundillo' de una forma amena», resume Lluc. «Se trata de que la
gente pase un buen rato y disfrute», añade. Y a los curiosos pareció
convencerles la propuesta. «Está muy bien que se apueste por
'performances' tan rompedoras», señaló Mikel, un joven de la villa.
Con una flauta travesera
Entre número y número, los integrantes de Brodas
deleitaron al público con la breve y surrealista actuación de un
'flowtista'. Este especialista en 'beat-box' -variante musical que se
basa en la imitación de sonidos de instrumentos con la boca- utilizó una
flauta travesera para demostrar su habilidad ante la atónita mirada de
los asistentes. La pequeña representación sirvió de preludio al montaje
'IVA incluido', con el que el auditorio se presentó en sociedad.
Los más jóvenes conectaron de inmediato con la propuesta.
Aunque a los veteranos les costó un poco más, los bailes con
movimientos de autómata y las acrobacias del grupo también terminaron
por conquistarles. «Esto nos pilla ya un poco lejos, pero está bien
divertido», reconoció Kepa. Alguno hasta se arrancó a imitar los
movimientos de los bailarines ante la perpleja mirada de su mujer.
Mientras unos se dejaron llevar por los ritmos de la calle, numerosos
visitantes prescindieron del espectáculo e hicieron cola para obtener la
tarjeta hó e inscribirse en los cursos del centro de actividades
físicas, que arrancarán el próximo 1 de junio.
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