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Kukai mira a los rituales íntimos y colectivos

La compañía presenta en el Festival de Teatro un ‘Erritu’ que deja al Principal casi sin entradas

La cuadragésimo tercera edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz se reencuentra hoy tanto con la danza como con una compañía bien conocida tanto en el Principal como en otras partes de la ciudad, Kukai. El grupo regresa a la calle San Prudencio para ofrecer su última propuesta, un Erritu en el que los ritos de Euskal Herria, más allá de la sacralidad de la religión, son concebidos como algo íntimo y, a la vez, populoso y popular.
Egilea
C.G./H.F./A.O. Javier Bergasa
Komunikabidea
Noticias de Alava
Tokia
Vitoria
Mota
Albistea
Data
2018/11/09
Lotura
Noticias de Alava

“Es un espectáculo en torno a los rituales en general, tanto a los que nos ha dejado nuestra historia como a los rituales de hoy. Y no solo colectivos, sino también personales. Es una mirada al interior de cada uno desde ese viaje que todos hacemos de encuentro con nosotros mismos y con una comunidad, con un pueblo”, explica el bailarín y coreógrafo errenteriarra Jon Maya, quien en esta ocasión ha invitado al coreógrafo Sharon Fridman para definir formas y fondos.

Un momento del montaje de Erritu de Kukai.

Un momento del montaje de Erritu de Kukai.

Como suele ser habitual, la cita con el público se producirá esta tarde a partir de las 20.30 horas, aunque quienes quieran asistir, si no tienen su entrada en la mano, deben darse prisa porque no quedan muchas butacas disponibles (todas ellas en el anfiteatro segundo a un precio de 12 euros). De hecho, que se colgará el cartel de completo en taquilla es más que previsible.

Tras el éxito de Oskara, Kukai ha puesto todos sus esfuerzos en un Erritu. “Queremos que ocurra un verdadero ritual. Que la gente cuando llegue al teatro se sienta parte de un rito”, afirma Maya, quien añade que para que ese rito tenga lugar es necesario “un clima íntimo que ayude a ir hacia la espiritualidad”.

La coreografía diseñada por Fridman, que ha trabajado codo con codo con el coreógrafo de Errenteria, es muy exigente para los intérpretes. Los jadeos son constantes durante la representación, sonidos que se convierten en parte del propio número, algo que se ha añadido a la dramaturgia de Erritu para trasmitir realidad, no algo ficcionado. Maya confiesa que han querido acercar expresamente esos jadeos hasta el público: “a veces parece que detrás de la respiración de los intérpretes o de su esfuerzo no hay nada. Es todo lo contrario, hemos querido visibilizar cómo detrás de esas repeticiones y esa constancia comienza a surgir un ser humano. Ellos también se transforman mediante el cansancio, la respiración y el sudor”.

Urko Mitxelena, Nerea Vesga, Eneko Gil, Izar Aizpuru, Alain Maya e Ibon Huarte son los encargados de subir al escenario y desarrollar este trabajo intenso. Mitxelena es quien lleva el mayor peso en la obra. De los 60 minutos aproximados que dura, en 45 ejecuta pasos de baile sin descanso. A su parecer, físicamente es de los espectáculos “más exigentes” en los que ha participado, en comparación con otros como Oskara. La exigencia no solo es física, sino también emocional y psicológica. El bailarín explica que deben entrar una y otra vez en el “esfuerzo y la repetición” y que en muchas ocasiones siente soledad en el escenario.

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