Kresala ofrece una fiesta danzada en el Principal

La compañía donostiarra representa su laureada obra 'Sokadantzan' Son nueve cuadros basados en folclores del viejo continente pirenaico

Con una duración de 75 minutos, Sokadantzan reúne en escena a cuarenta bailarines, catorce alumnos y cuatro músicos en directo. «Como espectáculo, sería una fiesta danzada. Se representan formas externas e internas, totalmente asentadas en el imaginario visual de bailarines, de músicos y del público. Se estrenó hace casi diez años y es la pieza más exportada y que más ha salido del País Vasco. Son piezas de autor, creadas por Gene Yurre hace casi cuatro décadas, que cohabitan con obras de reciente creación, todo ello, con un color, gesto y un timbre que nos aleja y acerca a otros territorios, entendido desde la honestidad», afirma Faustino Aranzabal.

Danza vasca para escena

Gene Yurre -«quien ha aportado la forma de entender la danza desde un punto de vista estético, ético y reflexivo», en palabras de Aranzabal- fundó la academia Kresala, germen de la compañía que debutó en el Teatro Victoria Eugenia, en 1972. Como grupo de danza vasca diseñada para la escena, «Kresala ha aportado la vigencia creativa de una continuidad con un poso que, tras muchos años, empezamos a tener. Mantenemos intactos, como mínimo, tres elementos: deseo y necesidad de hacer, tiempo pausado para realizarlo, disponer de la principal herramienta de trabajo, que es la humana. Todo esto sin sobredimensionar las estructuras internas de las que disponemos, que son muy humildes, y que están sustentadas, sin medios económicos relevantes. En definitiva, somos un pequeño grupo de danza, lleno de energía, ideas e ilusión», asegura el director artístico de la compañía donostiarra, quien se muestra muy cauto a la hora de hablar de los próximos proyectos de Kresala.

«Tenemos varias carpetas con diferentes proyectos. El trabajo es constante, viene de cualquier estímulo, por deformación, lo llevas a la escena. Ahora mismo, no estamos inmersos en ningún trabajo, aunque, como director, la ebullición es constante», concluye Faustino Aranzabal.