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Joxemiel Bidador pastorala

El pasado sábado 10 de octubre tuvo lugar la representación de la pastoral Joxemiel Bidador. Iruñeko Euskaldunak, como homenaje al escritor, investigador, profesor y euskaltzale, Joxemiel Bidador.
Komunikabidea
Noticias de Navarra
Mota
Erreportajea
Data
2015/10/18
Lotura
Noticias de Navarra

La pastoral fue organizada por las agrupaciones Euskaldunon Biltoki, Karrikiri, Duguna y Zaldiko Maldiko. Hay que decir que el esfuerzo ha sido grande, al igual que su resultado. Esta obra ha servido para evidenciar que vivimos en una ciudad donde el euskera continua vivo y muy vivo. La labor de Joxemiel, entre otras, consistió en recordarnos precisamente esto. Iruña, Iruñerria, vive también en euskera.

En esta ciudad tendemos a valorar muy poco lo que hacemos. Esta carta quiere contribuir de alguna manera al homenaje y difundir el mensaje implícito en la pastoral. Es justo agradecer a todos los participantes su esfuerzo y dedicación, y dar a conocer a otros pamplonautas algunos detalles de la pastoral. Para quienes sí acudimos, espero que nos sirva para avivar y revivir el momento. A los que no pudieron, deseo que les pique el gusanillo y se vayan acercando a la comunidad euskaldun de Iruña, adquiriendo los libros de Joxemiel y los vídeos de la pastoral si se editan.

La pastoral se desarrolló en la plaza de los Burgos, lo que resultó un acierto salvo, quizás, por el insuficiente aforo. En primer lugar porque recoge la tradición del espacio abierto, contribuyendo a extender la representación al conjunto de la ciudad, no solo al espectador más cercano. La plaza se sitúa en el corazón administrativo, comercial y social, dotando a la acción teatral de una carga simbólica adicional. En cuanto al tiempo total de la representación, cabe decir que resultó suficiente. No obstante, todos los allí presentes hubiéramos deseado continuar pues el ambiente era expectante y el desarrollo muy dinámico.

La ejecución musical fue impecable, trazada con ritmo y buen gusto. El nivel de los ejecutantes era elevado y los instrumentos acordes a la tradición pero con aportes de modernidad. La presencia de seis gaiteros, tres de Tudela y tres de San Lorenzo fue un lujo, aportando notas propias a la tradición musical de la pastoral. La txirula, txambela, clarinete, gaita y demás, se fusionaron en un perfecto conjunto inundando el ambiente con una música que deberíamos disfrutar más a menudo.

La danza se introdujo de la mano de los satanak, danzantes de San Lorenzo y Gigantes de Tudela. Los gigantes de Tudela, en cuya comparsa participó Joxemiel, bailaron en homenaje al süjeta de la pastoral en unos pasos bien ensayados y solemnes. Los danzantes de San Lorenzo, a cuya fundación contribuyó el homenajeado, aportaron frescura y dinamismo. Confiemos en que grupos así proliferen con más frecuencia en nuestro país. Mención especial merece también la acción de los satanak. Dejo al lector la tarea de analizar su papel en la obra por la lectura de los textos que narraban. La danza estuvo bien ejecutada, más si cabe al compaginar palabra y baile al unísono.

Acorde a la tradición de la pastoral, los actores no eran profesionales. Resultó evidente el tiempo dedicado a su preparación, y el conjunto impresionó a los espectadores. Los participantes contaron con representantes inmersos en el papel, dotando a los personajes de credibilidad y actualidad. Los signos lingüísticos, paralingüísticos, mímicos, gestuales y proxémicos eran evidentes, claros y bien ejecutados. En algunas ocasiones el actor cero, el público, participó tímidamente remarcando el mensaje global de la obra.

Personalmente me gustaría destacar el personaje makagorria. Su evolución en el escenario fue vertebradora y su función enigmática muy cautivadora. Texto, canto y danza se integraron en el personaje de forma atractiva. Contribuyó también a la participación del público en la obra. Como se recoge en el texto de la pastoral, nos preguntamos ¿quién es ese personaje juguetón que nos provoca y estimula? Espero a estas alturas haber acertado, pero sólo en la intención de los autores reside la respuesta. El lector interesado puede buscar por sí mismo la solución.

En cuanto a las canciones interpretadas mi opinión es rotunda: nuestras voces serán más roncas y rasgadas que las xuberotarras, pero en conjunto no tenemos nada que envidiar. Hablamos la misma lengua, nos expresamos por los mismos sentimientos y el canto nos une una vez más como país. Los textos y aires de las canciones son dignos de ser incorporados a nuestro cancionero particular. Espero qu e la próxima juerga me dé la oportunidad de cantar alguna de ellas.

La ambientación en todos sus aspectos era cuidada. Escenario, vestimentas, y disposición del público contribuyeron de forma determinante al ambiente global de la pastoral. La organización y dirección del evento merece no sólo un aplauso, también reconocimiento. Este aplauso es extensivo a los grupos de comunicación, producción, dirección teatral, Errexentak, etc. Espero que todo el esfuerzo se propague a futuras representaciones. Desde aquí animo a extender la obra a otros lugares. Es fácil pedirlo pero el resultado será sin duda un éxito.

También toca hablar del texto. ¿Qué decir? Basta leerlo, disfrutarlo y vivirlo. Creo sinceramente que es actual, acorde a nuestro carácter y el resultado es una especie de koiné que deberíamos tener siempre presente.

Esta pastoral me proporciona además la oportunidad de dar una respuesta empírica y contundente a un contrincante en el plano científico. Hace más de una década que se publicó el libro El teatro popular vasco, que pretende ser un intento serio del estudio de la semiótica de las pastorales, entre otras representaciones populares. Queda para un trabajo posterior contrarrestar algunos errores de índole teórica, pero Joxemiel viene en nuestra ayuda una vez más.

En un injusto y retorcido epílogo, la autora del libro dice textualmente: “En este sentido, la “resurrección” del género durante los últimos veinte años ha representado, en lo tocante al repertorio, un empobrecimiento antes que un verdadero renacer. El estrecho localismo de la pastoral moderna -localismo que tiene sus raíces en un ensimismamiento empobrecedor- es un síntoma más de la inviabilidad del género en nuestra época”.

Queda patente, una vez más, la enorme distancia entre determinadas posturas académicas y la verdadera acción social. Como recoge el texto de la pastoral, el euskera no necesita un museo, necesita vivirse y revivirse. De igual manera, la pastoral no necesita únicamente análisis científicos, también es preciso utilizarla como instrumento vehicular de mensajes y cultura. Es de hecho una herramienta para generar y hacer cultura.

Pero no es sólo un esqueleto teatral, es un modo de representación que hemos hecho propio; un conjunto de manifestaciones sígnicas, musicales y actanciales de rabiosa actualidad, y que ha mostrado ser eficaz y bello. Por eso, la pastoral es viable en nuestra época, porque evoluciona y se actualiza. De otra manera desaparecerá.

Si las narraciones hagiográficas, carolingias, caballerescas y mitológicas se reivindican como centrales en la pastoral, su muerte es segura. Éste es precisamente el deseo de algunos personajes que medran en nuestro país. Rechazar lo local, lo propio, para introducir mensajes devastadores.

En esta línea, el texto, la ejecución y el conjunto de la pastoral Joxemiel, ha sido un verdadero soplo de aire fresco en la tradición. La primera pastoral ejecutada por y para los iruindarrak creo que ha sido una digna contribución al género. En definitiva, el pasado 10 de octubre asistimos a una pastoral “mañuetera” perfecta, fresca, dinámica y nuestra. Tras su finalización, el evento se completó con un jauzi multitudinario como elemento de cohesión social. Jauzi como círculo cósmico, elemento catalizador de pensamiento, vivencia dinámica de un grupo con intereses comunes. Seguro que Joxemiel hubiera participado gustoso del jauzi final.

En definitiva, un homenaje merecido y sentido. Probablemente Joxemiel hubiera introducido alguna corrección estética y textual, pero siempre estamos a tiempo de mejorar. Aunque a algunos les cueste aceptarlo, los vascos estamos inmersos en un proceso cultural que nos mantiene vivos, presentes aquí y allí, pero también en Iruña. Hemen jaio, hemen hazi. Hemendik kanpo ezin bizi.

Un recuerdo muy especial a su familia, sus amigos, colaboradores y compañeros de pluma. Sabemos que estáis ahí, aunque a veces parezca que no.

Enhorabuena a todos y espero que podamos disfrutar otra vez de la pastoral Joxemiel Bidador. Ireuñeko Euskaldunak.

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