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Jon Ugarriza lleva a la danza la música de Laboa y Lertxundi
El creador bilbaíno estrena dos piezas neoclásicas con las canciones 'Txoria txori' y 'Udazken koloretan'
Amor y pérdida son los sentimientos que aúna Udazken koloretan
de Lertxundi en una coreografía también neoclásica que reúne a dos
bailarines -Paula de Castro y Andrés Heras, bailarines principales del
Ballet de la Ópera de Niza- en escena. «Lertxundi tiene una música
increíble. Tienes dónde elegir para diferentes tipos de trabajos
coreográficos: buenas melodías, llenas de mensajes que se pueden
transformar en danza; una maravilla», asegura Ugarriza. El proceso de
creación de las piezas no ha resultado sencillo, ya que, en su opinión,
«es bastante difícil coreografiar este tipo de música dentro de la
danza neoclásica y que quede con un resultado como el que estoy
viendo», aunque el trabajo «ha sido fluido».
Tras una brillante carrera como bailarín en compañías de
medio mundo, Jon Ugarriza se ha decantado por la coreografía, siendo la
que hoy presenta su octava y novena creación. «Lo que más me atrae de
la coreografía es que todo es posible; todos los sentimientos puedes
realizarlos bailando; los puedes escenificar y puedes hacer que el
público tenga esas sensaciones que buscamos», asegura. Se define como
coreógrafo clásico, neoclásico, contemporáneo, «dependiendo del
momento». «En las coreografías, lo que busco es llegar al público, que
sientan, que disfruten de ese momento y les haga viajar. Me gusta que
quede todo fluido y que un movimiento te lleve a otro; el cuerpo te lo
va pidiendo». En este proyecto cuenta con dos bailarines de categoría,
«Paula de Castro es una bailarina increíble, con una sensibilidad
alucinante al igual que Andrés Heras. Forman una pareja espectacular,
son los dos muy artistas, saben transmitir lo que sienten, se nota la
calidad y la larga carrera profesional que tienen, por eso creo que
estas dos piezas las van a bordar», añade Ugarriza.
El estreno de ambas piezas tiene por marco el Palacio
Euskalduna de Bilbao, dentro de la ceremonia de entrega de los XX
Premios Sabino Arana. «Como coreógrafo vasco me gusta presentar mi
trabajo en casa; en el extranjero, se valora mucho y ahora es tiempo de
que se vea en Euskadi, traer todos los conocimientos adquiridos durante
mi etapa en las compañías internacionales para que el público de aquí
pueda disfrutar de él», revela el creador bilbaíno. En este sentido,
reconoce que queda aún mucho trabajo por hacer en el País Vasco. «Creo
que sí se van a poder realizar cosas interesantes y profesionales aquí.
Traer el trabajo, la calidad y los conocimientos que se puede disfrutar
en el extranjero a Euskadi es posible», subraya. «Soy partidario de que
las instituciones vean trabajos de calidad para poder apostar por un
proyecto u otro. Tiene que haber buenas ofertas y, para eso, hay que
trabajar mucho. Entonces se podrán crear muchas cosas, poco a poco y
con una base sólida». «Hoy por hoy, no se puede vivir de coreógrafo en
Euskadi pero confío en que sea posible en un futuro próximo».
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