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Reúnen en un volumen los trabajos de Jimeno Jurío sobre las danzas de Navarra
Sus estudios sirvieron para recuperar , a partir de los años 70, bailes olvidados. Los textos mantienen su vigencia gracias al "rigor" y la "honestidad científica" con las que investigó el artajonés
desde fuera Y es que, tal y como apunta Araolaza, el investigador fue y sigue siendo una referencia "imprescindible" en este ámbito; no en vano "se enfrentó a la tarea de rescatar danzas que habían caído en el olvido", y lo hizo desde la posición de un profano en la materia. "La danza es para los bailarines y para sus espectadores un lenguaje de comunicación que permite expresar sentimientos, conceptos e ideas que no siempre somos capaces de transmitir a través de las palabras", escribe el experto, que añade: "Si la aproximación a una cultura requiere el acercamiento a su lenguaje de comunicación, los antropólogos de la danza se han preguntado muchas veces si la persona que investiga debe conocer esta manifestación o le vale con hacerlo a través de un traductor que le explique todo". La mayoría de los estudiosos defienden un modelo de investigador con bagaje que, además, sepa danzar. Sin embargo, como recuerda Araolaza, "han sido las aportaciones llegadas de la mano de los investigadores ajenos al conocimiento corporal de la danza las que han permitido disponer de cimientos sobre los que plantearse nuevas cuestiones". Aquí encaja la figura de José Mª Jimeno Jurío, estudioso externo que nunca pretendió bailar, lo que, en su caso, lejos de ser un handicap, "le permitió mantener una mirada prudente, metodológicamente afilada y desnuda de prejuicios, con la que realizó una aproximación crítica y certera al fenómeno de la danza tradicional".
Así las cosas, el autor del prólogo reivindica la labor de los científicos "desafectos de la danza", por cuanto sus trabajos especializados han terminado por concluir que, "en algunas culturas, la danza puede ser el elemento clave para entender el complejo de valores y comportamientos". Como ejemplo, "estudios como los realizados por Jimeno Jurío sobre los paloteados de la Ribera permiten conocer desde otra óptica a la sociedad que los produce". De hecho, los datos que recopiló y difundió el historiador navarro en torno a las últimas representaciones de este tipo de baile "nos permiten dibujar el mapa del declive y resurgimientos de esta muestra de cultura popular".
patrimonio inmaterial Y lo mismo hizo el etnógrafo respecto a otras danzas del resto de Navarra, subraya Mikel Aranburu, que recuerda cuando, en los últimos años de la dictadura franquista, numerosos grupos "nos afanábamos por reconstruir nuestra identidad". "Pero lo que hacíamos era efímero, bailábamos, pero nos faltaba el contexto", y, en este punto, "Jimeno Jurío nos encendió una luz; ni Barandiaran ni Caro Baroja se habían acercado tanto a este mundo" y el de Artajona plantó "una semilla", que a lo largo de los últimos veinte años, ha servido para que "numerosos pueblos hayan recuperado algo muy suyo". Y todos sus textos siguen siendo "frescos y actuales", porque el historiador practicaba el "rigor" y la "honestidad científica, ajeno a idealismos y pensamientos tendenciosos". En definitiva, como dice Aranburu, "a través del material que él nos ofreció pudimos reconstruir ese edificio, ese armazón de nuestra personalidad".
Rituales y paloteados
Danzas tradicionales de Navarra contiene abundante material acerca de las danzas rituales, con mención específica de bailes como la zagi-dantza de Arano y Goizueta; la zubigaineko-dantza , de Lesaka; los bolantes de Valcarlos; los danzantes de Muskilda, de Ochagavía; la ezpata-dantza, de Leitza, o la makil-dantza , de Bera, entre otras. Todas ellas, precedidas de un artículo firmado por Jimeno Jurío, en colaboración con Jesús Ramos, en el que se pormenorizan los detalles de la Tradición y danza en Navarra . Sin embargo, el grueso del libro se dedica, quizá porque, como dice Roldán Jimeno, "mi padre tenía una cierta obsesión por los paloteados de la Ribera", a este tipo de muestra cultural. Así, a lo largo de cinco extensos capítulos, el etnógrafo se dedica a explicar su origen y evolución histórica, su desarrollo geográfico, los pasos, la indumentaria y los personajes de este baile, describiendo, asimismo, cada una de sus variantes en localidades como Cortes, Monteagudo, Ablitas, Cascante, Murchante, Corella, Cintruénigo, Fustiñana, Cabanillas, Ribaforada y Buñuel.
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