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Iratxe Arantzibia: El periodismo de la danza

Iratxe de Arantzibia (San Sebastián, 1975). Periodista, Crítica de Danza y Responsable de Comunicación. Miembro del Consejo Internacional de la Danza de la Unesco.
Komunikabidea
Coreomagazine
Mota
Elkarrizketa
Data
2013/12/01
Lotura
Coreomagazine

Era inevitable encontrarnos en nuestro camino con ella. Iratxe está, desde hace más de 20 años, dónde está la danza: en cada estreno, con cada artista, en cada entrega de premios... Ella es la mejor testigo del sector en nuestro país y ha accedido a contárnoslo todo.

2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-01Licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad del País Vasco, Iratxe trabaja como periodista, crítica de danza y responsable de comunicación. Su interés por el mundo de la danza comenzó en su infancia cuando recibió sus primeras lecciones de ballet, completadas con clases de danza contemporánea y jazz. Inició su trayectoria profesional en el periodismo amateur en 1992 y escribió su primera crítica de danza en 1999. Colabora en publicaciones especializadas nacionales e internacionales. Siempre en el ámbito de la danza, ha sido conferenciante y jurado de instituciones públicas y concursos de danza.

Iratxe ha trabajado como responsable de comunicación de diversas asociaciones de danza, para las que, además, ha coordinado y gestionado las candidaturas al Premio Nacional de Danza de Lucia Lacarra o Alicia Amatriain, al Premio Príncipe de Asturias de las Artes de la candidatura conjunta formada por Ángel Corella, Lucia Lacarra, José Carlos Martínez y Tamara Rojo. Ha trabajado con profesionales de la talla de Lucia Lacarra, Igor Yebra, Alicia Amatriain, Antonio Márquez o Juan Carlos Santamaría, entre otros. Es Miembro del Consejo Internacional de la Danza de la Unesco desde 2008.

CM- ¿Cómo se llega a ser periodista de danza?2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-02

IA- La respuesta sencilla sería decir que por casualidad. Cuando tenía diecisiete años y estaba estudiando COU, a través de una amiga de mi cuadrilla, publiqué un artículo sobre un viaje en “DV Gaztea”, suplemento juvenil del periódico “El Diario Vasco” (San Sebastián), elaborado por gente joven. Gustó, hacía falta más gente y fue mi primer contacto con el periodismo. Era 1992. En aquella época, en mi ciudad, se celebraba el festival de danza contemporánea más antiguo de España: Maiatza Dantzan (1984-2000). Y con esa edad, tuve mi primera acreditación de prensa para el festival. Había recibido clases de clásico de niña y de danza-jazz en mi juventud, así que me apasionaba la danza. Otra casualidad está detrás de mi debut como crítica de danza: la persona titular tenía un compromiso y me pidió que le cubriera el hueco. Publiqué mi primera crítica en “El Diario Vasco”, con sólo veintitrés años. Y mi faceta de responsable de comunicación también apareció por casualidad. Cuando finalicé mis estudios universitarios en 2000 -soy Licenciada en Derecho y en Periodismo-, pensé que sería relativamente fácil conseguir trabajo. No fue así. Y, sin embargo, el mundo laboral se me abrió con la Asociación de Profesionales de Danza de Gipuzkoa. Sin estar en mis planes iniciales, organicé mi primera rueda de prensa de la Asociación en 2002 y, desde ahí, imparable en las tres facetas de mi vida: periodista especializada en danza, crítica de danza y responsable de comunicación, sobre todo, de  espectáculos de danza, aunque también de compañías y bailarines. No era mi idea original, pero ésa es mi trayectoria profesional. No creo  en la casualidad: pienso que, de alguna manera, éste era el camino que la vida quería para mí.

2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-03CM- ¿Cuándo, cómo y por qué empezaste?

IA- Publiqué mi primer artículo el 15 de octubre de 1992. Tenía diecisiete años y fue en el suplemento juvenil  “DV Gaztea”. Mis primeros artículos de danza se remontan a la décima edición Maiatza Dantzan (1993). Tuve la suerte de que mi bautizo como espectadora de danza contemporánea tuviera lugar en el Teatro Victoria Eugenia (San Sebastián) con “Bernarda Alba” del Cullberg Ballet y el propio Mats Ek bailando el rol de autoritaria madre. Mi primera crítica vino también de la mano de Maiatza Dantzan: inauguración de la decimosexta edición del festival, obra “Agur Titán” de QR Danza, publicada por “El Diario Vasco”, el 8 de mayo de 1999. Tenía veintitrés años y recuerdo el peso del mundo sobre mi espalda, el famoso pánico al folio en blanco y la responsabilidad que sentí al juzgar el trabajo ajeno. Mi primera rueda de prensa como responsable de comunicación fue con motivo de los actos del Día Internacional de la Danza, el 26  de abril de 2002. Siento que mis tres facetas son complementarias entre sí: como responsable de prensa sé lo que el periodista necesita para hacer un reportaje y procuro tratarle como a mí me gusta que me traten al otro lado de la barrera; como periodista pienso cómo me plantearía esa campaña de prensa y aprendo de mis colegas; como crítica me parece indispensable un trabajo previo e intenso de documentación periodística antes de abordar la escritura de la crítica.

CM- ¿A cuántos artistas has entrevistado? ¿Cuál ha sido la mejor entrevista? ¿Y la peor? (Si nos lo quieres contar, claro…)2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-04

IA- Llevo veintiún años publicando ininterrumpidamente en diversos periódicos, suplementos, revistas especializadas en danza, portales web especializados, etcétera… Y también he tenido contacto con la radio. Al principio, en mis años de “DV Gaztea” (1992-1997), éramos jóvenes que escribíamos de temas muy diversos: desde un rally de automóviles de época, a cómo hacer un árbol genealógico o cómo funciona una central nuclear, por citar algunos. Aunque siempre  con una tendencia hacia la cultura y la  danza, en especial. Luego, con los años, temas culturales: siempre danza y algunos temas de cine o música. De hecho, como curiosidad, soy la primera periodista que entrevistó al grupo La Oreja de Van Gogh.

No sé a cuánta gente he podido entrevistar a lo largo de este tiempo. Calculo que llevaré alrededor de 2000 textos publicados -entrevistas, reportajes, críticas, editoriales, etc-, así que he entrevistado a bastantes artistas.

La mejor entrevista siempre es aquella en la que se produce un feed-back con el entrevistado, en la que se consigue construir un puente hacia el otro y en la que se produce el hecho de la comunicación. Pienso que son los lectores los que deciden cuál es mi mejor entrevista, al optar libremente por leer o no mi texto. Personalmente, hay varias entrevistas muy especiales para mí y no necesariamente de artistas muy conocidos para el gran público. Fue muy especial conocer y entrevistar a Pirmin Treku (ex Primer Bailarín del Royal Ballet de Londres) y a Gerardo Viana (Reputado coreógrafo en la URSS). Ambos eran niños de la guerra, vascos exiliados en lugares tan diferentes como Gran Bretaña y la URSS. Dos grandes historias para contar.

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Estas entrevistas tuvieron lugar en enero y junio de 2006. También me encantó una entrevista que realicé a Víctor Ullate, en el patio de butacas del Teatro Victoria Eugenia (San Sebastián), en 2008. Víctor estaba muy comunicativo y fue fantástico repasar sus ricas vivencias. Otra entrevista que también me llenó
mucho fue a Jone San Martín (Ballet de Frankfurt/The Forsythe Company). Gracias a ella comprendí la filosofía y el trabajo de William Forsythe.

2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-07La peor entrevista…hay muchas entrevistas para olvidar. No hay una receta mágica para convertirse en un gran entrevistador. Para ello, además de elaborar el cuestionario bien documentado, hay que contar con unas ciertas dosis de psicología. El buen entrevistador se va formando con el tiempo. Por eso, en el  camino hay habido muchos tropiezos. Como lo que nos ocupa es la danza, voy a contar una anécdota al respecto. En 2005, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes recayó en Maya Plisetskaya (Prima Ballerina Assoluta) y en Tamara Rojo (Primera Bailarina del Royal Ballet de Londres). Yo soy muy “preguntona” y en la rueda de prensa de Maya, pregunta tras pregunta. Al terminar, se acerca a mí Ricardo Cue, su amigo y representante, y me dice en tono afirmativo: “Tú quieres una entrevista con Maya”. “Por supuesto, claro, ¿quién no va a querer una entrevista con Maya Plisestskaya?”, pensé. Según me ve Maya, con un rictus hierático y una gélida actitud, me dice en ruso, palabras que fueron diligentemente traducidas: “Usted, ¿no se ha aburrido de hacerme preguntas?”. Y en ese momento pensé: “Tierra trágame”.

CM- Tienes que tener miles de anécdotas con los artistas… Cuéntanos al menos una.

IA- La persona que más me enseñó sobre la danza y el ballet fue mi profesor de danza contemporánea durante muchos años, Iñaki Landa. Él siempre decía que la danza es una cuestión de militancia. Y yo soy muy militante de danza. Además de periodista-crítica de danzaresponsable de comunicación, he estado involucrada y gestionando ciertas utopías como las candidaturas al Premio Nacional de Danza de Lucía Lacarra (2003), Laura Hormigón-Óscar Torrado (2005) y Alicia Amatriain (2009), la candidatura colectiva de “Generación de Bailarines Clásicos Españoles” (Ángel Corella, Lucía Lacarra, José Carlos Martínez y Tamara Rojo) al Premio Príncipe de Asturias (2004). Gracias a la suma de todas mis actividades, he tenido y tengo un acceso muy directo y, en algunos
casos, una relación muy personal con algunos de esos grandes artistas.2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-08

Como anécdota, voy a recordar una fantástica noche con Ángel Corella en el Auditorio del Kursaal (San Sebastián). Ángel estaba haciendo una pequeña gira con estrellas del American Ballet Theatre (ABT) y me invitó a ver la segunda función entre cajas. Me pusieron una silla ahí. Entre sus salidas, él entraba se sentaba y charlábamos un rato. Salía a escena, hacía miles de giros, entraba, bebía un poco y seguíamos la conversación anterior como si no hubiera pasado
nada. Iba a salir a bailar una suite de “El Corsario”, el rol del esclavo Alí, uno de sus grandes papeles. Aquella gira estaba esponsorizada por una conocida firma de joyería catalana. Él llevaba un brazalete y un aplique en la cabeza con la pluma. Me contó que en las primeras funciones, las piezas de joyería no
estaban preparadas para la danza. Él iba haciendo el manège (saltos y acrobacias en círculo) y veía una piedra preciosa que salía disparada y pensaba: “ahí van 300 euros, ahí van 500 euros…“. Y claro, cuando salió a bailar “El Corsario”, me pasé toda la variación fijándome a ver si volaba alguna piedra o no. Fue bastante divertido.

CM- ¿Qué faceta del bailarín te ha impresionado más? ¿Quién te ha sorprendido en algún aspecto?

IA- De forma epidérmica y quizás un poco inocente, propio de la juventud, me llamó mucho la atención en mis primeras entrevistas a bailarines que muchos de ellos fumaban y fumaban mucho. Tenía diecisiete y dieciocho años, me costaba entender cómo esos atletas de la escena estaban tan enganchados a un vicio tan nocivo como el tabaco. En los años 70, mi profesor, Iñaki Landa, había sido bailarín de la primera compañía de danza contemporánea de España: Anexa. Él siempre decía que ningún cigarrillo sabía mejor que el primero tras bailar: te entraba la nicotina directamente hasta el riego sanguíneo. A mis 38 años, son otras las facetas que me sorprenden hoy día. Quizás, la que más es la inmensa soledad en la que viven muchos artistas. Minutos antes han sido una fantástica/o princesa/príncipe de cuento, han cosechado muchísimos aplausos, vuelven a sus casas y muchos sienten una soledad brutal.

2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-09Me sorprenden menos, aunque las valoro muy profundamente, características de la danza como la disciplina, el sacrificio y la inmensa vocación que hay que sentir para convertirse en un buen bailarín. Y eso siempre que la Madre Naturaleza haya sido generosa y te haya concedido unas cualidades adecuadas para ello.

Dos personas me han sorprendido: la enorme humildad de Urtzi Aranburu (Nederlands Dans Theater) y la inmensa timidez de Julio Bocca (American Ballet Theatre). En un mundo en el que la apariencia es tan importante, es fácil que el ego pueda adueñarse de una persona. A Urtzi le hice mi primera entrevista para “El Diario Vasco” en 1999. Me sorprendió lo humilde que era. Estaba trabajando con el gran coreógrafo Jirí Kylián y en una de las mejores compañías de contemporáneo del mundo, Nederlands Dans Theater, y es tan sencillo que le hace grande como persona. En 2007, en la última gira de Julio Bocca estuve detrás de una entrevista de él. Me documenté muchísimo y especialmente, con una biografía que habían publicado en su país, Argentina. Y finalmente, llegó la rueda de prensa. Tuve que emplear la técnica del sacacorchos para obtener respuestas. Al principio, pensé que era estupidez o pose de artista, pero, después de reflexionarlo y con toda la información que tenía, llegué a la conclusión que era timidez. Uno de los grandes que enardecía las masas con su baile explosivo y delante de un micrófono parecía otro.

CM- Si tuvieras que elegir un estreno, ¿con cuál te quedarías? ¿Cuáles fueron tus emociones en ese momento?2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-10

IA- Profesionalmente, uno de los momentos más importantes de mi trayectoria llegó cuando fui la responsable de comunicación de la Gala del 25 Aniversario del Estudio de Danza “Thalia” (Auditorio del Kursaal, San Sebastián, 2006). La directora del mismo es Mentxu Medel, profesora de grandes bailarines como Jone San Martín (The Forsythe Ballet), Urtzi Aranburu (Nederlands Dans Theater), Lucía Lacarra (Bailarina Principal del Ballet de la Ópera de Munich), Iker Murillo (Solista del Ballet de Zurich, actualmente, Béjart Ballet de Lausanne), Jon Vallejo (CND 2, actualmente, Solista del Ballet de Dresde), Asier Edeso (Scottish Ballet, actualmente, los Ballets de Monte- Carlo), Ion Agirretxe (estudiante del conservatorio, actualmente, Real Ballet de Flandes). Mentxu confió
en mí y me dio mi primera gran oportunidad como responsable de comunicación: su gala de bodas de plata. Hicimos la rueda de prensa de presentación del espectáculo el 27 de octubre de 2005. A los diez días, le concedieron el Premio Nacional de Danza a Lucía Lacarra. A los catorce días, aforo completamente vendido. La recaudación fue para el Hogar  de Niños de Santa Cruz (Bolivia). El día antes, el Diputado General de Gipuzkoa nos ofreció una recepción. El 4 de enero de 2006, llegué al Kursaal a las 9 de la mañana. En el camerino de la organización, estaban los periódicos del día: éramos portada de todos. Con treinta años, era la responsable de comunicación de un tema que era portada de todos los periódicos. No me lo podía creer y, en un momento, me entraron ganas de  llorar por la emoción. Al finalizar el espectáculo con grandísimo éxito, casi no podía hablar por miedo a que se me cayeran un par de lágrimas. Fue muy especial y siempre le agradeceré a Mentxu haberme dado esa oportunidad.

2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-11También fue especial la primera vez que dirigí la comunicación de la Gala “Los vascos y la danza”, organizada por la Asociación Bilbao Ballet Elkartea (ABBE). Fue en su segunda edición, en el Auditorio del Palacio Euskalduna de Bilbao, los días 11 y 12 de junio de 2007. El director artístico era Igor Yebra (Estrella
del Ballet de la Ópera de Burdeos) y el elenco de vascos en el extranjero estaba conformado por Alicia Amatriain (Bailarina Principal del Stuttgart Ballet), Iker Murillo (Solista del Ballet de Zurich, actualmente, Béjart Ballet de Lausanne) e Itziar Mendizabal (Solista del Ballet de Leipzig, actualmente, Primera Solista del
Royal Ballet de Londres). Mi familia materna es bilbaína y para mí fue algo muy grande que, desde Bilbao, desde la tierra de mis aittittes (abuelos) y de mi ama (madre), confiaran en mí. Ahora estamos ya con la novena edición. Todas son especiales, como los propios hijos, pero ninguna como la primera en  expectativas y en responsabilidad. Mucha gente se confunde con mi origen. Soy donostiarra, hija de donostiarra y bilbaína. Siempre digo que mi casa y lavadora están en San Sebastián, pero en un pueblo vizcaíno llamado Berango, la casa de mis tíos, tengo pijama y cepillo de dientes. Profesionalmente, en San Sebastián, ejerzo más de periodista y crítica de danza y en Bilbao, más de responsable de prensa. Al igual que mi ballet favorito es “El lago de los cisnes” y adoro el doble rol de Odette/Odile, la dualidad Bilbao/ San Sebastián está presente mi vida profesional. ¡Para algo soy Géminis de signo de zodiaco!

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CM- ¿Qué hay que hacer para llenar los teatros de danza y de público?

IA- ¡Ojalá tuviera la receta mágica! La patentaría y me haría de oro. Porque que nadie se confunda: mi trabajo es puramente vocacional y las dificultades para llegar a fin de mes con una especialidad profesional como la mía son muchas. Así que me ayudaría tener la respuesta (ríe). Por dar un esbozo, creo que hay
un déficit básico que la carencia de cultura en cuanto al arte y, en concreto, a la danza. Acabo de volver de Londres. He estado viendo una matinée del Royal Ballet, en la Royal Opera House (Covent Garden). El teatro estaba repleto y había muchísimos padres con sus hijos e hijas viendo “Don Quijote”. Hablamos de  un ballet de tres horas de uración y los niños no se quejaron, ni se inmutaron y estuvieron atentos durante la función. Eso es educación en danza. Pienso que el inicio está ahí: inculcar una cultura de danza durante la infancia, porque el niño de ahora es el espectador del futuro (si no se convierte en el bailarín o
coreógrafo). Además de eso, la danza carece de una industria que sostenga la producción. Socialmente, no cotiza entre las mejores opciones dedicarse a la danza, mientras que el ejercicio de un deporte sí. Hay toda una mentalidad a cambiar para que el punto de vista sobre la danza mejore. Es un trabajo arduo y complejo.

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CM- En nuestro último Made in Spain tuvimos a Alicia Amatriain, y en éste a Lucia Lacarra. Como profesionales y amigas, ¿se las echa de menos en España?

IA- Mi relación con Lucía Lacarra viene de lejos. En 1993, el Ballet de Víctor Ullate actuó en el Teatro Victoria Eugenia (San Sebastián) dentro de Maiatza Dantzan. En sus filas, unos jóvenes Igor Yebra y Lucía Lacarra. Ella llevaba el cabello rubio. Dos años después, vino como estrella de Roland Petit, pero a mí me deslumbró especialmente en 1999, cuando actuó en una gala de estrellas en Quincena Musical. Interpretó el paso a dos del “Cisne Blanco” con Óscar Torrado. Fue la primera vez que le pedí un autógrafo a Lucía. Posteriormente, le presenté al Premio Nacional de Danza en 2003 y aunque no lo consiguió en ese momento, nuestra relación se estrechó. Cuando finalmente recibió el Premio Nacional de Danza en 2005, ahí estaba yo en el Auditorio Nacional de Madrid viendo cómo recibía ese galardón en el que tanto creí. Fue emocionante.

2013-12-01_Coreomagazine-Iratxe-de-Arantzibia-16A Alicia Amatriain no tuve la suerte de conocerla hasta bastante más tarde. En 2006, la Asociación de Profesionales de Danza de Gipuzkoa le concedió el Premio Revelación -los Premios de la Danza de Gipuzkoa son una idea original mía y se empezaron a entregar en 2003-. Bailó por primera vez como profesional en San Sebastián, en el Auditorio el Kursaal, el 29 de abril de 2006: “Godspeed” de Goyo Montero y “Onegin” de John Cranko. Su partenaire fue Iván Gil-Ortega y Alicia fue una verdadera revelación como Tatiana, el rol que eligió cuando le ascendieron a Primera Bailarina. Ahí la descubrí. Un año después, fue invitada a bailar en la gira española del Ballet Nacional de Lituania, con Igor Yebra como pareja. La actuación de Bilbao fue programada por ABBE y como consecuencia, fui la responsable de comunicación. Ahí estreché mi relación con Alicia. Al igual que en el caso de Lucía, creo firmemente que Alicia Amatriain debe ser un Premio Nacional de Danza. En 2009, presenté su candidatura y aunque aún no lo ha conseguido, sigo absolutamente convencida de que lo conseguirá, porque méritos le sobran.

Por supuesto que se les echa de menos a ambas, pero no sólo a ellas. Se calcula que existen algo más de trescientos bailarines españoles en el extranjero. De ellos, unos sesenta son vascos, tema que constituye una de mis especialidades profesionales. Tanto talento exportado convertirían a España en una gran potencia mundial. Antiguamente, el ballet hablaba francés y ruso. Hoy día, también español y eso es fruto de generaciones de espléndidos bailarines que, ante el desierto de este país, han optado por salir al extranjero a buscarse la vida como bailarines y coreógrafos. Seamos inteligentes y aprovechemos ese talento: que los actuales bailarines que están finalizando su carrera formen a las siguientes generaciones. Si con unas condiciones tan poco alentadoras, España puede presumir de su potencial en danza, con un poco de inteligencia y una adecuada inversión económica, podría ser increíble. Y que yo esté para poder contarlo a través de la tecla, claro.

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