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Ion Beitia visita Arriola Antzokia con su nueva compañía

Egilea
Izaskun Labeaga
Komunikabidea
Gara
Tokia
Bilbo
Mota
Albistea
Data
2008/04/05

Ion Beitia reside y trabaja hoy en Barcelona, donde dirige su propia compañía desde hace ya tres años, después de que decidiera abandonar el proyecto de escuela que regentó durante nada menos que veinte años en Leioa. Con una abultada trayectoria profesional, el coreógrafo vizcaino no ceja en su empeño de experimentar nuevos territorios dentro de la danza.

En la actualidad forma a una quincena de bailarines con edades comprendidas entre los 16 y los 24 años. Trabajan duro, siete horas diarias. Y es que su maestro es partidario de «una preparación física muy potente, porque el ballet requiere auténticos atletas -subraya-. Hay que darles una formación sólida porque luego tienen que audicionar en el extranjero y, si no están muy bien, no les contratan». Su guía sigue siendo el gran bailarín de origen ruso Georg Balanchin, fundador del American Ballet. «La técnica europea es más artística, muy lenta y muy poco brillante -precisa-. La americana, que es la que yo domino, es brillante y espectacular a la vez, da más resultado».

La compañía de Ion Beitia defiende un repertorio neoclásico.

En Elorrio presentará un montaje inspirado en la vida en las localidades vascas de la costa, titulado ``Los niños del mar''. «Trata sobre los pescadores que partían hacia Terranova. Cuenta una historia un poco dramática, la de aquellos hombres que salían en busca del bacalao y no volvían a casa con sus mujeres e hijos». Beitia ha ideado una pieza neoclásica, con música de Lorraine McKenna, una cantante irlandesa que canta en gaélico. «He escogido a esta cantante porque creo que los irlandeses se parecen mucho a nosotros, los vascos. No encontraba en la música vasca nada que se acercara a lo que yo quería expresar, así que opté por la celta», explica a GARA Ion Beitia.

Para la segunda parte del programa que presentará en Elorrio, Ion Beitia ha elegido el ballet clásico por excelencia, el tercer acto de ``La Bella Durmiente del Bosque''. Ha optado por un título que le permite exhibir el dominio de la técnica por parte de sus bailarines.

El próximo año, al extranjero

Sobre los intérpretes, comenta que la suya es una pequeña compañía con «unos bailarines muy buenos, sobre todo los solistas». En sus filas hay una bailarina vasca, Ana Sagastizabal.

Por el momento sus actuaciones se han circunscrito a Catalunya. «El año que viene mis bailarines estarán preparados para salir fuera». Cuenta con una colaboradora, Roser Muñoz, que ha sido primera bailarina de Ballet de la Opera de Leipzig, en Alemania.

Además de la obra inspirada en los pescadores vascos, Ion Beitia ha creado otra ligada a su tierra natal -«siento nostalgia»-, ``Indarra'', con música de Kepa Junkera.

Beitia tomó contacto con la danza de la mano de Valentina Grigorieva, que había sido directora del conservatorio Baganova de Budapest. Con los Ballets Olaeta viajó a EEUU. «Estuvimos dos años de gira por allí; después, ellos se volvieron y yo me quedé». Y lo hizo por una larga temporada. Continuó su formación con Eric Bruhn y se convirtió en el solista principal de la compañía Joffrey Ballet, hasta que una lesión le obligó a abandonar su carrera. En 1974 regresó a Euskal Herria y se interesó por el mundo de las danzas tradicionales. Creó el grupo Gure Ohiturak. En 1980 abrió su propia escuela de ballet en Leioa.

El coreógrafo abandonó los escenarios a los 36 años y optó por dedicarse a la enseñanza. Ha formado a bailarines como Leire Ortueta, Nerea Barañano, Jaione Zabala o Asier Uriagereka, que se han convertido en primeras figuras de compañías tan importantes como el Royal Ballet de Londres, el Ballet de Ópera de Dinamarca, el Deuts National de Amsterdam o los Ballets de Montecarlo.

Beitia abandonó su tierra en 2005 «porque los vascos prefieren hoy hacer hip-hop y break dance que ballet clásico». No obstante, es optimista y cree «que volverá a surgir la afición por la danza que había antaño».

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