Hace falta esfuerzo, tesón, compromiso, ilusión y ganas de prevalecer para llegar a donde ha llegado el grupo de danzas Makaia de Falces, “un sueño que se hizo realidad”. Y es que este año la agrupación celebra 35 años de andadura y lo hace mirando con optimismo al futuro.
Lejos queda el año 1988 cuando seis vecinas de la localidad, encargadas por aquel entonces de preparar el Día del Muete, se plantearan la posibilidad de impulsar un grupo de danzas para salvaguardar el folclore y la tradición de bailar que poco a poco se iba perdiendo. Aquellas pioneras fueron Txus Etxarri, Mª Nieves Armendáriz, Elena Pejenaute, Nieves Mendívil, Mª Jesús Bailos y Mª José Cortés.
40 pequeños de entre 11 y 14 años formaron el primer grupo que, de la mano de Miguel Ángel Lasarte, comenzaron a ensayar los pasos básicos de la jota en el gimnasio del colegio hasta que las propias vecinas terminaron por aprenderse los bailes para después enseñárselos a los muetes.
Tras el su paso por el gimnasio, Mari Armendáriz les dejó una bajera allá por los años 90, y hasta la sede actual han pasado por diferentes lugares de ensayo. Además, en los inicios también tuvieron la ayuda de las Hermanas Armendáriz, que regentaban una tienda de telas en la calle Mayor y que les apoyaron con los primeros trajes. “Al principio había nervios e incertidumbre, pero la ilusión no nos la quitaba nadie, y 35 años después, aquí seguimos. Es una demostración de que cuando se sueña con algo y se cree en algo, puede sacarse adelante”.
La primera vez que bailaron delante de gente fue, vestidos de pamplonicas, para despedir el club infantil, pero su debut oficial tuvo lugar en fiestas de 1988. “No me lo podía creer”, apunta Mª José Cortés.
Makaia, insiste, prevalece fiel a sus ideas; “somos un grupo de folclore sin inclinación política, esto es algo cultural, y somos una agrupación abierta a todo el mundo que, además, de la misma forma que aprendemos gratis, enseñamos gratis”.
Grupo estable
En la actualidad el grupo de adultos lo conforman 34 personas, que son las que ensayan todos los viernes por la noche, y hay dos conjuntos de txikis, uno de 22 y otro de 14 miembros. Además, y tras la pandemia, quieren recuperar el taller para los txikis de Educación Infantil y primero de Educación Primaria para que aprendan los primeros pasos de la danza.
“Es importante la savia nueva, es una bomba de oxígeno, pero no lo es menos la experiencia y la veteranía”. De hecho, desvela Cortés, los mayores son los que enseñan a los pequeños. “También nos han ayudado mucho los viajes, las casa rurales en las que hemos convivido y nos hemos conocido más. Hay generaciones que no conciben el municipio sin su grupo de danzas; es un orgullo ver que en Falces, en un pueblo tan pequeño, haya tanta tradición”.
De hecho, a lo largo del año están presentes en el Carnaval rural, una cita que han recuperado pero que no quieren que la gente relacione con el grupo sino como algo propio del municipio, el Día de la Danza, el Domingo de Ramos con las cinco piezas que componen las Danzas de Falces (llevan 15 años bailándolas a las 12.45 horas), el Día del Euskera que es el primer sábado de junio, también bailan antes de fiestas, el día de la patrona en agosto, en fiestas del Salvador, en Navidad durante el olentzero, e interpretan el Mesias Sarritan. Además estuvieron en el acto institucional en el que se rindió homenaje a los Reyes y Reinas de Navarra, y han bailado en Lasarte, en Lesaka, en Murcia, Galicia, León, Lodosa, Pamplona, etc.
Por último, y para festejar el 35º aniversario, están tanteando la posibilidad de hacer un festival en el centro cívico y, además, en fiestas, el día de la patrona, desfilaron 32 dantzaris en la procesión y en lugar de bailar 4 de ellos la jota fandango, lo hicieron todos al unísono.