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Igor Yebra sueña con Zorba
El bailarín interpretará el 25 de noviembre en Donostia al campesino griego que inmortalizó Anthony Quinn en la pantalla grande
Pero nunca, hasta ahora, había podido hacer realidad su sueño de ser el griego. Siempre le había tocado ser el joven John, el americano que llega a un pueblo deseando pasárselo en grande, como hacen todos, y se enamora de una chica griega que tiene un pretendiente local, con lo que se pone en contra a todo el mundo. Hasta que aparece Zorba, al que todo le da un poco igual menos el baile. Zorba, el sueño de Yebra. Su amigo Lorca Massine, hijo del legendario coreógrafo ruso Leonide Massine, le decía sin embargo que esperara. «Me decía que era joven».
Ya no, ya le ha dicho que sí, que adelante. Así que la pequeña gira que comienza el mes que viene con el Ballet del Teatro de la Ópera de Sofía -la primera compañía de Bulgaria, que cumple 90 años- y que se detendrá en los escenarios del Palacio Euskalduna (18 de noviembre), Kursaal (25) y Baluarte (26), mostrará a Yebra convertido en Zorba, su sueño de juventud, cosa que en la vida de un bailarín se mide de una manera distinta. «Por cómo hablo parece que tengo 60 ó 70 años, pero es que a nivel de bailarín de clásico lo soy», explica el bilbaíno, que nació en 1974. Es ahora cuando, según Massine y él mismo, está de verdad preparado para afrontar el papel «con madurez. No parto de cero, ha sido una progresión».
Ballet de la Ópera de Sofía
Esta gira de 'Zorba el griego' surge a propuesta del propio bailarín, que tiene muy claro que en esta vida «a veces te proponen trabajos y otras tienes que moverte tú». Cuando antes del verano decidió decirle adiós al Ballet de la Ópera de Burdeos, después de 14 años ligado a la compañía y siendo su bailarín estrella los últimos diez, lo primero que hizo fue mandarle un correo a Lorca Massine. «¿Y ahora qué?, le escribí». Entre los dos decidieron recuperar un montaje no muy representando por aquí: no es, como describe Yebra, de esos grande clásicos que ya ha bailado mucho y de los que quiere ir desprendiéndose porque «la edad manda». «Lo siguiente fue buscar las fechas más o menos libres, las que me dejan la escuela de danza, los compromisos y la familia», explica, «y con esa agenda encajarlo en alguna de las compañías que lo tienen en su repertorio».
La elegida fue el Ballet del Teatro de la Ópera de Sofía, que actuó por primera vez en 1928 con una representación de 'Coppelia' a la que siguieron otros muchos clásicos y bajo la influencia, a partir de 1945 y en plena Guerra Fría, de la escuela rusa. Yebra no pasará mucho tiempo con el resto de los integrantes de la compañía antes del estreno: «Soy un bailarín 'freelance' desde hace mucho y voy por libre. Tengo la costumbre de trabajar solo. Además con Lorca Massine hay confianza, él no necesita tenerme allí desde cero». Le manda el material e Igor monta el esqueleto. Ya en noviembre, irá a Bulgaria una semana «y me lo 'ajustará' al cuerpo». Mientras, mete horas en la escuela que lleva su nombre en Bilbao, donde desde hace una década reciben clases alrededor de 150 alumnas y alumnos al año.
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